Buenos modales
La Universidad de Wyoming ha proporcionado a Carlos Mellizo el tiempo y el ambiente necesarios para preparar una nueva versi¨®n de algunas de las obras de David Hume. As¨ª aparece ahora su edici¨®n de la Investigaci¨®n sobre los principios de la moral, donde refrenda su condici¨®n de excelente traductor y confirma su dominio sobre el autor y su obra mediante las m¨¢s inteligentes y brillantes anotaciones, recogidas en un volumen que acaba de presentar Alianza Editorial en formato de bolsillo. En su pr¨®logo, el profesor Mellizo recuerda c¨®mo para Hume la meta de toda especulaci¨®n acerca de la moral es averiguar cu¨¢les son nuestros deberes y de qu¨¦ manera vincula a esa finalidad otra de no menor importancia que le va aparejada: engendrar en nosotros, "mediante representaciones adecuadas de la fealdad del vicio y de la belleza de la virtud ( ... ), los h¨¢bitos correspondientes que nos lleven a rechazar el uno y abrazar la otra".
A continuaci¨®n subraya Mellizo el error en que incu rrir¨ªamos si asumi¨¦ramos que tal cosa -el rechazo del vicio y el aprecio de la virtud- podr¨ªa jam¨¢s lograrse apoy¨¢ndonos exclusivamente en inferencias y conclusio nes de car¨¢cter. racional. Hume, que reconoce a la raz¨®n un papel relevante al formular distinciones y compara ciones, antepone sin dudar la funci¨®n desempe?ada por el sentimiento en el mecanismo de nuestras representa ciones y voliciones morales. Por eso propone un experi mento contundente: "Extinguid todos los sentimientos y predisposiciones entra?ables a favor de la virtud, as¨ª como todo disgusto y aversi¨®n con respecto al vicio; ha ced que los hombres se sientan indiferentes acerca de es tas distinciones y la moral no ser¨¢ ya una disciplina pr¨¢ctica, ni tendr¨¢ influencia alguna en la regulaci¨®n de nuestras vidas y atciones". Estamos, pues, en l¨ªnea con la inteligencia emocional de Jos¨¦ Antonio Marina o Daniel Goleman y con la inteligencia sintiente de Xavier Zubiri.Por eso el estudioso Jos¨¦ Luis Tasset, en su Disertaci¨®n sobre las pasiones y otros escritos morales en David Hume, caracteriza de tesis crucial de la ¨¦tica de Hume la imposibilidad de que la raz¨®n, entendida como discernimiento de la verdad y la falsedad, sea por s¨ª misma motivo para la voluntad y s¨®lo tenga influencia indirecta en ella cuanto que afecte a alguna pasi¨®n o afecci¨®n. Se requiere, por tanto, que un sentimiento se manifieste, a fin de dar preferencia a las tendencias ¨²tiles sobre las perniciosas. Hume, para castigo de los fundamentalitas liberales, concluye en su Investigaci¨®n que "este sentimiento no puede ser otro que un sentimiento en favor de la felicidad del g¨¦nero humano y un resentimiento, por su desdicha".A partir de esas premisas se entiende que el fill¨®sofo de Edimburgo escriba que as¨ª como los choques rec¨ªprocos en la sociedad, y los conflictos debidos al inter¨¦s y al ego¨ªsmo han obligado a la humanidad a establecer las leyes de la justicia a fin de preservar las ventajas, de la asistencia y protecci¨®n mutuas, as¨ª tambi¨¦n las eternas confrontaciones debidas al orgullo y al amor propio de los hombres en compa?¨ªa han dado lugar a las reglas de los Buenos Modales, o Cortes¨ªa, con el prop¨®sito de facilitar el trato entre las almas y una pac¨ªfica convivencia y relaci¨®n. Que todas estas reglas est¨¢n tambi¨¦n vigentes entre los acad¨¦micos desde el momento de su elecci¨®n ha quedado muy de manifiesto en los ¨²ltimos d¨ªas, de ah¨ª la propuesta urgente que algunos han formulado de incorporar a esa n¨®mina a Pedro Zola para que se imponga la concordia. El pasado 12 de julio, en la tercera de Abc Anson propugnaba un "necesario pacto de Estado" para que Espa?a discurra sobre la estabilidad y no sobre la zozobra ni la crispaci¨®n. A lo mejor con un sill¨®n supletorio bastaba. A Bel¨¦n pastores...
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