Michael se est¨¢ haciendo mayor
Salvo error u omisi¨®n, no creo, que entre quienes escribimos sobre cine en los peri¨®dicos del pa¨ªs haya nadie -la excepci¨®n a la regla: Ram¨®n de Espa?a-, aparte de un servidor, dispuesto a defender p¨²blicamente a Michael Lehmann, hacedor de desquiciados y entretenidos tebeos como El gran halc¨®n y pel¨ªculas infumables pero con tanta acumulaci¨®n de disparates que las hacen, por lo menos, simp¨¢ticas, como Cabezas huecas. Adolescente irredento, como muchos de los que transitan por sus mismos caminos -la m¨²sica pop, el c¨®mic-, Lehmann da ahora un considerable giro a su carrera y afronta un producto al que parece, a priori , ajeno, una reposada comedia rom¨¢ntica entre j¨®venes que se acercan a la treintena, algo impensable en el pasado y al que parece haberlo abocado el fracaso de sus cabezas huecas. El resultado confirma, como poco, que Michael no s¨®lo se hace mayor, sino que no ha olvidado lo que se hace con una c¨¢mara.El punto de partida de La verdad no puede ser m¨¢s banal: una chica bajita, con tendencia a la gordura, inteligente, veterinaria con un programa de radio de enorme ¨¦xito, vive acomplejada por lo que ella llama "el s¨ªndrome Elena de Troya": a los hombres s¨®lo les gustan hermosas y todas las virtudes son pocas ante una buena figura. Tambi¨¦n es com¨²n la situaci¨®n general que el filme plantea, y de la cual no se aleja nunca: nuestra hero¨ªna, a la que Janeane Garofalo -la hab¨ªamos visto antes entre el tropel de actores de aquella tonter¨ªa llamada Bocados de realidad- presta no s¨®lo credibilidad, sino un encanto superlativo, no se atrever¨¢ a afrontar una cita amorosa con un oyente agradecido, y de m¨¢s est¨¢ decirlo, rom¨¢ntico, delicado y buena gente: el nuevo hombre seg¨²n el actual imaginario de masas USA. El azar vendr¨¢ en su ayuda con las formas de Uma Thurman, una rubia estereotipadamente guapa y tan considerablemente cortita de luces que para leer la correspondencia entre Sartre y Simone de Beauvoir lo debe hacer con un diccionario al lado.Nueva Cyrano
La verdad sobre perros y gatos
The truth about cats and dogs. Director: MIchael Lehmann. Gui¨®n: Audrey Wells. Producci¨®n: EE UU, 1996. Int¨¦rpretes: Janeane Garofalo, Uma Thurman, Ben Chaplin. Estreno en Madrid: Palacio de la Prensa, Lido, Albufera multicines, Conde Duque.
Nueva Cyrano de Bergerac, Garofalo pondr¨¢ ocasionalmente en boca de Thurman las respuestas ingeniosas, mientras se carcome interiormente por ser incapaz de desfacer el entuerto en que un tanto tontamente se ha metido. El milagro que materializa el filme es que con una historia tan endeble y rutinaria como ¨¦sta Lehmann logre mantener la atenci¨®n del respetable durante poco m¨¢s de una hora y media. Lo hace sencillamente con las armas de siempre: un gui¨®n bien construido, unos di¨¢logos brillantes y la sabidur¨ªa para no llevar m¨¢s all¨¢ de lo sensato las situaciones absurdas que el libreto va proponiendo, y que el director sabe sortear sin cargar las tintas.
Pero sobre todos estos ingredientes destaca un trabajo actoral casi perfecto. Garofalo, qued¨® dicho ya, est¨¢ espl¨¦ndida, y de hecho a ella se debe gran parte de la fascinaci¨®n del filme: su personaje, primorosamente construido, fr¨¢gil aunque independiente y entra?able, es el eje de la acci¨®n, eficazmente secundado por un funcional Ben Chaplin y por una Uma Thurman que borda su dif¨ªcil personaje, la chica buena, guapa y tonta que al final de la peripecia descubrir¨¢ no s¨®lo el origen de una buena amistad, sino tambi¨¦n una ventana abierta sobre una realidad completamente distinta de como la imaginaba. No es una obra maestra, pero obtiene limpiamente lo que se propone: llevar a buen puerto un gui¨®n humilde y eficaz y, sobre todas las cosas, hacer pasar un rato agradable.
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