El juego de Santaella y Conde
Como en una novela de Agatha Christie, las pistas aparecieron en art¨ªculos publicados en 'El Mundo'
"En todos, salvo algunos casos excepcionales, el periodismo no es un informe de primera mano sobre la materia prima. Es un informe sobre ese material despu¨¦s que ha sido estilizado"Walter Lippman, 1922
La disposici¨®n que Jes¨²s Santaella, oficialmente abogado de Mario Conde desde el 9 de enero de 1995, obtuvo de las p¨¢ginas de El Mundo en los momentos clave de su estrategia frente al Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez fue para el diario un mal menor, el precio a pagar por la potencial posibilidad de publicar informaciones "exclusivas". S¨®lo que su compromiso con Santaella, Conde y el coronel Juan Alberto Perote, alias Viriato en la operaci¨®n de filtraci¨®n del material del Cesid, fue muy lejos, mucho m¨¢s all¨¢ del viejo precepto de la escuela de periodismo de Chicago, seg¨²n la cual la "historia lo es todo".
El mismo 9 de enero de 1995, Santaella visitaba a Mario Conde en la c¨¢rcel de Alcal¨¢ Meco. Su versi¨®n es que Conde le contrat¨® ese d¨ªa. Esto quiere decir que sus negociaciones con el ex banquero ven¨ªan de cierto tiempo atr¨¢s. Para entender cu¨¢l fue la misi¨®n que le fue asignada por Conde hay una pista: el 9 de enero, se public¨® en El Mundo un art¨ªculo llamado Justicia y pol¨ªtica en el caso GAL. La firma: Jes¨²s Santaella. Al pie de p¨¢gina venia la siguiente nota: "Jes¨²s Santaella es abogado. Fue secretario general t¨¦cnico de Justicia en los ¨²ltimos gabinetes de UCD". '
"El Caso GAL es con total evidencia ( ... ) un caso pol¨ªtico. Como tal y para ello parece contarse con alg¨²n grado de aceptaci¨®n ciudadana, la adopci¨®n de medidas de gracia podr¨ªa, en tanto en cuanto decisi¨®n de oportunidad, resultar justificada", escribi¨® Santaella.
Y a?adi¨®: "Jos¨¦ Barrionuevo no es en la actualidad miembro del Gobierno pero s¨ª lo era cuando se produjeron los hechos que se le imputan y, de ser ciertas las acusaciones publicadas, actu¨® entonces en ejercicio, aunque antijur¨ªdico, de sus funciones, por lo que debe, extend¨¦rsele el beneficio de ser examinado previamente aqu¨¦l a quien corresponde el supremo control del Gobierno. En esta tesis, ni la Audiencia Nacional, ni la Sala Segunda del Tribunal Supremo son los llamados a enjuiciar al ex ministro del Interior, sin m¨¢s".
Santaella propon¨ªa considerar los delitos de los GAL como delitos contra la seguridad del Estado y aplicar el art¨ªculo 102 de la Constituci¨®n, haciendo jugar al Parlamento el papel previo decisivo antes de pasar el caso a los ¨®rganos jurisdiccionales, correspondientes.
Acto seguido, Santaella se puso en contacto, a trav¨¦s de un amigo com¨²n, con Barrionuevo. El 9 de febrero de 1995 Santaella y Barrionuevo se vieron por primera vez. El ex ministro hab¨ªa le¨ªdo el art¨ªculo de Santaella sobre los GAL. Hablaron sobre el asunto. Volvieron a encontrarse el 22 de febrero. Hablaron sobre "desactivar" los conflictos existentes en la pol¨ªtica espa?ola.
Santaella propuso, en su segundo encuentro realizado el citado d¨ªa 22, una reuni¨®n entre el ex ministro y Mario Conde. La cita tuvo lugar el 24 de febrero. Santaella y Conde ten¨ªan informaci¨®n propia, m¨¢s amplia que las acusaciones de los ex polic¨ªas Jos¨¦ Amedo y Michel Dom¨ªnguez, sobre la historia de los GAL. Contaban ya con un material sensible que Santaella estaba ordenando: las microfichas sustra¨ªdas del Cesid por el coronel Perote. Una parte de ellas versaba sobre los distintos GAL.
Durante el mes siguiente continuaron los movimientos. Santaella pon¨ªa a punto el material documental a fin de utilizarlo en el momento oportuno. Al mismo tiempo segu¨ªan los contactos con Barrionuevo. Tanto Santaella como Conde, cada uno por separado, se entrevistaron con el ex presidente Adolfo Su¨¢rez para sensibilizarle.
En este contexto, el 25 de marzo de 1995 Santaella volvi¨® a escribir sobre los GAL en las p¨¢ginas de El Mundo. El art¨ªculo mencionaba de nuevo a Jos¨¦ Barrionuevo, amenazado, dec¨ªa, con sufrir la misma suerte que el ex director general de la Seguridad del Estado Juli¨¢n Sancrist¨®bal, quien hab¨ªa sido enviado a la c¨¢rcel tras las declaraciones de Amedo y Dom¨ªnguez.
Santaella aprovechaba dos hechos para volver sobre el caso. Uno era el auto del 25 de enero de 1995 del magistrado del Tribunal Supremo Enrique Ruiz Vadillo en el que dec¨ªa que, al cesar el aforado en el cargo, cesa el aforamiento. Se refer¨ªa al ex secretario de la Seguridad del Estado, Rafael Vera, involucrado en el secuestro de Segundo Marey. El otro hecho era el nuevo anteproyecto de ley de Gobierno, en el que se inclu¨ªa a los secretarios de Estado en la categor¨ªa de miembros del Gobierno, lo que les beneficiar¨ªa retroactivamente.
"Da toda la impresi¨®n -dec¨ªa Santaella- que por fin se encuentra el cauce constitucional de soluci¨®n al caso GAL. Pero adem¨¢s de conocer la verdad, todos tenemos derecho a que, de una vez por todas, acabe el profundo drama nacional que nos envuelve ( ... ) y a proporcionar una salida digna a quienes se ven directamente amenazados, m¨¢s en la p¨¦rdida de su libertad y de su honra que de los cargos que vienen desempe?ando desde m¨¢s de una d¨¦cada al servicio del Estado".
Conde y su abogado sent¨ªan que ten¨ªan en sus manos la posibilidad de "proporcionar una salida digna a quienes se ven directamente amenazados", seg¨²n dec¨ªa el art¨ªculo citado. Esa posibilidad ten¨ªa relaci¨®n con el material extra¨ªdo por el coronel Perote, alias Viriato, del Cesid.
En el mes de abril, Santaella visit¨® a Su¨¢rez para que viera el informe elaborado, de unas noventa p¨¢ginas, y el material documental que lo soportaba. El ex presidente se qued¨® con un resumen de conclusiones. Y el 23 de ese mismo mes de abril, Santaella entreg¨® las conclusiones tambi¨¦n a Barrionuevo. ?Por qu¨¦ y para qu¨¦? Una de las reivindicaciones de Santaella, Conde y el abogado Mariano G¨®mez de Lia?o -apartar al juez Manuel Garc¨ªa-Castell¨®n del sumario Banesto- se pod¨ªa lograr esos d¨ªas. El 25 de abril, precisamente, la comisi¨®n permanente del Consejo General del Poder Judicial se reun¨ªa para estudiar la renovaci¨®n del mandato del juez, que venc¨ªa por esas fechas.
Santaella y Conde quer¨ªan que el caso lo llevase el juez Miguel Moreiras. El papel entregado a Barrionuevo, pues, buscaba que el Gobierno diese instrucciones al presidente del CGPJ, Pascual Sala, para que Garc¨ªa-Castell¨®n quedara fuera de combate.
Fue Santaella quien el mismo 25 de abril escribi¨® parte de sus reivindicaciones en El Mundo. El art¨ªculo comenzaba advirtiendo que en "Ias pr¨®ximas horas" el CGPJ iba a decidir la pr¨®rroga o no de Garc¨ªa-Castell¨®n. Seg¨²n dec¨ªa, Moreiras era el "¨²nico titular leg¨ªtimo" del juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 3. Pero no era s¨®lo un art¨ªculo jur¨ªdico. El chantaje encubierto estaba en las l¨ªneas finales, en una especie de gui?o a Barrionuevo y al Gobierno socialista: "En momentos tan dif¨ªciles como los que atraviesa Espa?a, nada m¨¢s importante que conseguir entre todos que el Poder Judicial aparezca inmaculado ante la opini¨®n, sobre todo en asuntos en los que cabe presumir intereses e interferencias de todo signo". Al pie del art¨ªculo se le¨ªa: "Jes¨²s Santaella es abogado. Fue secretario general t¨¦cnico del Ministerio de Justicia en los ¨²ltimos gabinetes de UCD". En ning¨²n momento se le ocurri¨® al director del peri¨®dico que hubiera sido m¨¢s fiel con sus lectores si agregaba que Santaella era "el abogado de Mario Conde". Eso sobraba, claro.
Esos momentos tan dif¨ªciles, en los que Santaella y Conde amenazaban con el arsenal del GAL proporcionado por el coronel Perote finalmente explosionaron, ya que Garc¨ªa-Castell¨®n sigui¨® en su puesto. Conde y Santaella decidieron entonces airear los presuntos cr¨ªmenes que antes propon¨ªan enterrar a cambio de dinero y seguridad jur¨ªdica.
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