El estado de la Uni¨®n
La uni¨®n monetaria ha recibido un gran impulso el ¨²ltimo a?o, pero la Europa pol¨ªtica sigue en mantillas
Irlanda cede el testigo de la presidencia de la Uni¨®n Europea (UE) a Holanda desde el 1 de enero. La presidencia irlandesa se salda con un brillante balance en el impulso de la uni¨®n monetaria, y logros discretos en la construcci¨®n de una Europa pol¨ªtica. La principal inc¨®gnita del semestre que ahora empieza radica en si se conseguir¨¢ culminar la reforma del Tratado de Maastricht, que debe permitir la ampliaci¨®n de la UE al Este.La ¨²ltima gran presidencia en el sentido de cosechar frutos tanto econ¨®micos como pol¨ªticos fue la espa?ola, en el segundo semestre de 1995. Fij¨® el calendario para el lanzamiento escalonado (de enero de 1999 a julio del 2002) de la moneda ¨²nica y la bautiz¨® con el nombre de euro. Pero tambi¨¦n estableci¨® la agenda de la Uni¨®n hasta final de siglo, lanz¨® en la Conferencia de Barcelona el proyecto de una gran zona articulada euromediterr¨¢nea, renov¨® la Agenda Transatl¨¢ntica y desbroz¨® la reforma de Maastricht.
Su sucesora, Italia, bastante hizo con capear primero y resolver despu¨¦s el boicoteo decretado por el Reino Unido a las decisiones de los Quince como represalia al embargo de las importaciones bovinas por causa de la enfermedad de las vacas locas. Y con mantener encendidas las antorchas de la reforma del Tratado y del camino hacia el euro, frente a las vacilaciones que la rebeli¨®n social francesa y la recesi¨®n econ¨®mica alemana (por suerte ef¨ªmera) provocaron.
Con mayor empuje y sin elecciones internas de por medio, los irlandeses han logrado culminar el dise?o b¨¢sico de la arquitectura del euro. Les ayud¨® un terreno abonado por la mejora de la coyuntura, el despeje de las vacilaciones iniciales sobre la voluntad de alcanzar el grupo de vanguardia de Gobiernos nuevos como el espa?ol o el italiano, el creciente entusiasmo de los mercados y el voluntarioso optimismo de la Comisi¨®n, partidaria de que la uni¨®n monetaria abarque al m¨¢ximo n¨²mero de pa¨ªses y no s¨®lo a los del ¨¢rea del marco.
Sobre estos pilares floreci¨® la euroforia, y Dubl¨ªn supo evitar que el globo pinchase, forzando el acuerdo global sobre el nuevo Sistema Monetario, el Estatuto Jur¨ªdico del euro y el Pacto de Estabilidad.
Con el nuevo Sistema Monetario Europeo bis se dise?aba una relaci¨®n estrecha entre los pa¨ªses, incorporados al euro y los temporalmente excluidos, anclada en el euro, con unas bandas de oscilaci¨®n amplias (hoy, del 15%). A los d¨¦biles se les asegura una intervenci¨®n del Banco Central Europeo si la tormenta trastabillea sus monedas. A los fuertes, que los extramuros no devaluar¨¢n por las buenas y persistir¨¢n en el rigor presupuestario, con programas de convergencia m¨¢s controlados.
Con el nuevo Estatuto Jur¨ªdico se establec¨ªa el euro como ancla del sistema sustitutivo del ecu, se caracterizaba a las monedas nacionales residuales como expresi¨®n particular del euro, se fijaban las normas b¨¢sicas para el redondeo y la continuidad de los antiguos contratos.
Finalmente, con el Pacto de Estabilidad -propuesto por Alemania- se aseguraba la continuidad de la estrategia de convergencia para despu¨¦s de 1999, mediante la amenaza de enormes multas, de hasta el 0,5% del PIB del pa¨ªs- cuyo d¨¦ficit desborde el techo m¨¢ximo (3% del PIB).
Pero la aceleraci¨®n del proyecto econ¨®mico-monetario no como pareja a la construcci¨®n de una Europa pol¨ªtica. La Conferencia Intergubernamental (CIG) que prepara la reforma de Maastricht, con la intenci¨®n de arreglar la casa para preparar la adhesi¨®n de los candidatos de la Europa del Este, dio a luz un borrador articulado del nuevo Tratado, redactado por Dubl¨ªn.
El documento inclu¨ªa interesantes aunque limitados avances en el ¨¢rea de las libertades (incorporaci¨®n de los derechos humanos, de una cl¨¢usula general de no dicriminaci¨®n y de un t¨ªtulo sobre pol¨ªtica de empleo) y un fabuloso despliegue de propuestas para incrementar la seguridad ciudadana: control de fronteras exteriores; lucha, contra la, criminalidad, la droga o el terrorismo. Mientras s¨®lo enhebraba la reforma institucional y apenas preconizaba nuevos ¨ªnstrumentos para la pol¨ªtica exterior, fiaba la Defensa sustancialmente a la OTAN, inmersa en un proceso de renovaci¨®n que debe hacer aflorar una Identidad Europea de Defensa. Con estos mimbres -y complementos como la carta francoalemana o las aportaciones de otros Estados miembros-, Holanda deber¨¢ ahora intentar el empuj¨®n final a la CIG, entre el creciente escepticismo de que la logre cerrar a final de junio en Amsterdam, por culpa de las elecciones brit¨¢nicas de mayo.
La m¨ªsi¨®n de Moratinos
El cap¨ªtulo m¨¢s novedoso en las relaciones exteriores fue el del Pr¨®ximo Oriente. Ya en enero la UE subvencion¨® y control¨® las primeras elecciones a la Autoridad Nacional Palestina. En oto?o, tras la matanza de 60 ciudadanos de sus territorios, adopt¨® una postura de ins¨®lita dureza con Tel Aviv, recordando que Jerusal¨¦n es un "territorio ocupado". Poco despu¨¦s nombr¨® al embajador espa?ol Miguel ?ngel Moratinos enviado especial permanente, con el designio de compensar la hegemon¨ªa de EE UU.Tambi¨¦n fue ins¨®lito el grado de enfrentamiento con EE UU por la ley Helms-Burton, que endurec¨ªa el embargo a Cuba y acechaba los intereses europeos en la isla. Europa interpuso recurso ante la OMC y vot¨® en la ONU contra el embargo. Y mientras mal que bien funcion¨® el apoyo a la reconstrucci¨®n de Bosnia, la marcha atr¨¢s de la intervenci¨®n militar en Zaire dej¨® un halo de frustraci¨®n.
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