Gracia salva a la Real en el ¨²ltimo minuto

Ni el fr¨ªo, ni el c¨¦sped, ni la sobrecarga de partidos, habitual casa de socorro de los equipos desvalidos, serv¨ªan como excusa en Anoeta. El fr¨ªo, soportable, animaba a correr; el c¨¦sped, enmoquetado como de costumbre, invitaba a jugar y el descanso navide?o aseguraba energ¨ªa. El problema de la Real y el Zaragoza era estrictamente deportivo: exceso de estrategia, falta de imaginaci¨®n, incapacidad para el remate. Al final la victoria donostiarra fue puramente accidental en un partido plano y mustio.Sabido es que el Zaragoza ha congelado su f¨²tbol mucho antes de que llegaran las nieves, que busca su personalidad y s¨®lo encuentra una sucesi¨®n de pases y alg¨²n destello para la galer¨ªa. M¨¢s extra?a fue la confusi¨®n de la Real, m¨¢s en la primera parte, en la que exhibi¨® un monumental equ¨ªvoco geom¨¦trico: confundi¨® el c¨ªrculo central con el rect¨¢ngulo del ¨¢rea y en el atasco perdi¨® los nervios, las ideas y la gasolina.

La poca vida del partido muri¨® tras la expulsi¨®n de Belsu¨¦ por una dura entrada a Mild. Y al final lleg¨® el gol de Gracia, un futbolista acostumbrado a brillar en los d¨ªas m¨¢s grises. En una jugada m¨¢s, en un centro m¨¢s, sorprendi¨® a la defensa zaragocista y clav¨® el bal¨®n en la red. Fue una pu?alada en el momento m¨¢s inesperado, en tiempo de prolongaci¨®n.