M¨®naco, 700 a?os de fantas¨ªa
El principado celebra el aniversario de su fundaci¨®n en plena actividad como paraiso fiscal
La existencia misma del principado de M¨®naco, pese a su lema Deo juvante (Con la ayuda de Dios), parece ser una invitaci¨®n al ate¨ªsmo. Para celebrar sus 700 a?os de historia en M¨®naco, la dinast¨ªa Grimaldi -piratas de origen, pr¨ªncipes por error, lud¨®patas y carnaza constante de la prensa del coraz¨®n- ha organizado un programa de actos digno de la agrupaci¨®n nacional de propagandistas cat¨®licos. Todo, incluidas las visitas al casino, comienza y acaba con una misa m¨¢s o menos solemne en la que Raniero, Alberto, Estefan¨ªa y Carolina venden en exclusiva fotogr¨¢fica sus mejores expresiones de piedad.Para la escritora Colette, el principado era "ese peque?o pa¨ªs en el que las fronteras son parterres de flores". Eso lo escrib¨ªa en 1949, cuando el 90% de los ingresos del Estado depend¨ªan a¨²n del juego. Hoy el pa¨ªs sigue siendo min¨²sculo -1,95 kil¨®metros cuadrados-, pero el juego s¨®lo supone un modesto 4%, siendo la actividad financiera -49,1%- la actividad m¨¢s lucrativa. Malas lenguas incluyen en ese porcentaje el blanqueo de dinero procedente del narcotr¨¢fico, pero nada se ha probado al respecto.
Las fronteras siguen siendo floreadas, pero impenetrables: de las 30.000 personas con t¨ªtulo de residente, s¨®lo 6.617 son ciudadanos monegascos con derecho a voto. Eso s¨ª, cada d¨ªa acuden a Montecarlo 30.000 trabajadores que regresan a su domicilio franc¨¦s o italiano al caer la noche.
Setecientos a?os de dominio de la dinast¨ªa Grimaldi, fundada por Fran?ois I, alias el P¨ªcaro o el Malicioso, han desembocado en un para¨ªso del mal gusto. Por si no nos bastaba con Marbella, M¨®naco es otra prueba tangible de que las concentraciones de millonarios no siempre son tambi¨¦n cumbres del refinamiento. La gente paga fortunas por vivir en Montecarlo, pues el precio del metro cuadrado de un apartamento oscila entre las 425.000 pesetas y los 1,2 millones, seg¨²n tenga o no vistas al mar. Se trata de un hacinamiento grotesco en el que los rascacielos -el sector in mobiliario aporta el 15% de los 40.000. millones de francos franceses que M¨®naco declara como "cifra de negocios" (sic) del Estado- se suceden como'murallas que impiden la entrada del sol o el paisaje. Entre esos monstruos de ce mento serpentean unos pocos kil¨®metros de carretera, a ve ces elevada, a modo de escalextric, que se transforma en infierno una semana al a?o, cuando el asfalto se deja en manos de los motores petardeantes de los ases de la f¨®rmula 1, muchos de ellos -Berger, Villeneuve o Schumacher- residentes del principado.
Espada bajo el h¨¢bito
Fran?ois I se hizo con la fortaleza present¨¢ndose como un humilde monje. Bajo los h¨¢bitos llevaba una afilada espada y, cuando hubo cortado unas cuantas cabezas, abri¨® las puertas del castillo a sus compa?eros piratas.Desde entonces, al servicio de unos y otros, con espor¨¢dicas expulsiones, german¨®filos o franc¨®filos, probrit¨¢nicos o proespa?oles, prorrevolucionarios o pronazis, como durante la II Guerra Mundial, los Grimaldi han sabido ir reconvirtiendo el negocio de piratas mercenarios a hombres de negocios, pasando por una fase de crupieres a gran escala.
Hoy, su pa¨ªs permite vivir a los residentes sin pagar impuestos sobre la renta, ni derechos de sucesi¨®n, ni tasas profesionales, mientras que para los aut¨¦nticos ciudadanos monegascos queda el tener derecho a no tener que invertir nunca m¨¢s all¨¢ del 20% de su salario en el alquiler de la vivienda, quedando el porcentaje restante a cuenta del Estado. S¨®lo el IVA -Europa obliga- priva a M¨®naco de comparaciones favorables con las islas Caim¨¢n.
La historia oculta de estos 700 a?os es tambi¨¦n la de una complicada alcahueter¨ªa de la que no pueden dejar constancia los ¨¢rboles geneal¨®gicos pero que alimenta la prensa del coraz¨®n de medio mundo y tambi¨¦n las cajas del Estado. A fin de cuentas, parece que Grace Kelly fue escogida como esposa por Raniero porque su belleza iba unida a una importante dote petrolera que le permiti¨® rivalizar con Arist¨®teles Onassis, el armador griego que con sus millones y festejos se hab¨ªa convertido en pr¨ªncipe alternativo.
Si de Grace Kelly s¨®lo se conocen dos aventuras extramatrimoniales -Jean Pierre Aumont y Frank Sinatra-, las de los reto?os monegascos -Est¨¦fan¨ªa y Carolina compiten con las de la monarqu¨ªa brit¨¢nica. Mientras, el pr¨ªncipe Alberto, del que pap¨¢ Raniero teme no tener nietos, se prepara para acceder al trono con un ¨²nico objetivo: "Negociar con la Uni¨®n Europea un estatuto bancario espec¨ªfico que nos permita ser una plaza fuerte financiera". En fin, que no hay que confundir los aparatosos modos de opereta con las realidades secretas de las cuentas corrientes. Deo juvante, eso s¨ª.
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