El juez decano propone 'privatizar' las subastas para acabar con los mafiosos
La v¨ªa m¨¢s factible para acabar "con la mafia de los subasteros" pasa por reformar la ley y dar cobertura "a un modelo de subastas privado", sostiene el nuevo juez decano de Madrid, Fernando Fern¨¢ndez Mart¨ªn. Y as¨ª lo va a proponer en la comisi¨®n. de estudios para la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil, "a la que he sido invitado", explica.En la actualidad, cuando una persona deja de pagar la hipoteca de su piso, es el juez quien, a propuesta del acreedor (normalmente, el banco), embarga el inmueble y lo adjudica al mejor postor en una subasta. Aunque las subastas son p¨²blicas y en ellas puede participar cualquier persona, la dura realidad era -y es- que la mayor¨ªa de los pisos, algunos muy baratos, siguen acapar¨¢ndolos las mismas personas, los subasteros.
Hace casi tres a?os (despu¨¦s de que una treintena de subasteros fuesen condenados por ama?ar pujas), la anterior decana de Madrid, Manuela Carmena, la Comunidad de Madrid y el Colegio de Abogados convinieron en crear una oficina, asistida por abogados, que informase peri¨®dicamente de los pisos que sal¨ªan a subasta y asesorase a las personas de buena fe interesadas en adquirir un piso barato en subasta. Se trataba de hacer competencia a los pujadores profesionales. "Publicidad s¨ª hay, pero la oficina no ha dado ning¨²n resultado; no se ha conseguido el objetivo principal: acabar con el monopolio de los subasteros", asegura el nuevo juez decano.
Han pasado muchas personas por los juzgados hipotecarios, pero se cuentan con los de dos las que han logrado adjudicarse un piso. Los subasteros, de hecho, siguen a pie de ca?¨®n. Bien personalmente o bien a trav¨¦s de testaferros (algunos est¨¢n condenados). El decano no tiene muy claro a¨²n el futuro de la citada oficina, aunque "de momento", subraya, "seguir¨¢ funcionando".
En una entrevista a EL PA?S con motivo de sus primeros 60 d¨ªas al frente de los juzgados, el decano explica su proyecto: "He dicho muchas veces que el monopolio de los subasteros debe desaparecer. La oficina de subastas no ha dado ning¨²n resultado, y habr¨ªa que pensar en un modelo de subastas privado, pero bajo un estricto control judicial".
El decano sugiere que los jueces, una vez embargado un piso, ofrezcan a su due?o la posibilidad de venderlo ¨¦l mismo en el mercado. Eso s¨ª, el juez fijar¨ªa "el precio m¨ªnimo de ven ta del inmueble y el plazo de tiempo m¨¢ximo para hacerlo". "si logra venderlo, bendito sea, habr¨¢ conseguido el dinero que adeuda al acreedor, y ¨¦l se quedar¨¢ el resto".Si, por contra, transcurre el plazo fijado y no logra enajenarlo, se encargar¨ªa esta misi¨®n "a una empresa privada concertada", que tambi¨¦n se someter¨ªa al plazo temporal y econ¨®mico fijado por el juez. "El dinero se entregar¨ªa al juzgado, que abonar¨ªa la deuda y dar¨ªa el sobrante al deudor. La empresa privada se llevar¨ªa una comisi¨®n, que tambi¨¦n se fijar¨ªa previamente. Si fallan ambos pasos, la subasta la efectuar¨ªa el juez, como ahora".
"No soy el jefe de los jueces ni el inspector de mis compa?eros"
Los rostros esculpidos de dos fervorosos defensores del imperio de la ley -el emperador Justiniano y Alfonso X, el rey Sabio- cubren un lugar destacado del despacho que el decano ocupa en la primera planta de la plaza de Castilla. Fernando Fern¨¢ndez Mart¨ªn, de 33 a?os, lleg¨® hace dos meses al cargo arropado por la Asociaci¨®n Judicial de la Magistratura (mayoritaria y conservadora).Algunos colegas le reprochan su pol¨ªtica de tierra quemada sobre los logros -departamento de quejas, servicio telef¨®nico de informaci¨®n al usuario..- de su antecesora. ?l tira del programa, el que le condujo al primer sill¨®n de la plaza de Castilla, y desmiente que su gesti¨®n se asemeje en nada a la del b¨¢rbaro Atila. "Ilusi¨®n y muchas ganas de trabajar" le han tra¨ªdo los Reyes al representante de los 186 jueces de Madrid. Setecientos funcionarios tiene a su mando.
Pregunta. ?Qu¨¦ es un juez decano?
Respuesta. Representa a sus compa?eros ante los poderes p¨²blicos, gestiona los servicios comunes de los juzgados y se encarga de la prestaci¨®n correcta y eficaz del turno de guardia. Pero no es un jefe de jueces.
P. Se quejan sus colegas de instrucci¨®n de la decisi¨®n del Consejo del Poder Judicial de suprimir los dos d¨ªas de descanso tras las guardias.
R. Las quejas de mis compa?eros son mis quejas. Y, adem¨¢s, les asiste toda la raz¨®n. El juzgado de guardia de Madrid presenta una complejidad muy especial. Son 24 horas fren¨¦ticas de actividad. Eso requiere un descanso proporcional al servicio prestado. El reglamento del Consejo debe ser corregido inmediatamente y adaptado a las necesidades de Madrid.
P. Pero mantener los dos d¨ªas de descanso implica tener cerrados a diario seis juzgados.
R. Si no son dos d¨ªas, que sea uno... No vamos a entrar en cu¨¢l debe ser la cuota de descanso. Pero es inaceptable que, tras una guardia, el juez tenga que incorporarse al juzgado el d¨ªa siguiente. No es necesario cerrar ning¨²n juzgado: existen f¨®rmulas alternativas, y pueden seguir funcionando sin necesidad de que el juez est¨¦ presente. El juez, normalmente, se va a casa sin dormir.
P. Por los juzgados (nueve plantas de altura) pasan diariamente unas cinco mil personas. Sin embargo, no existen escaleras exteriores de evacuaci¨®n antiincendios.
R. Vamos a crear nuevas salidas de emergencia; las que hay son insuficientes. A pesar de que existen deficiencias, muchas veces nos vemos obligados a desalojar el edificio, por amenaza de bomba u otra incidencia, y ¨¦ste se efect¨²a con perfecta coordinaci¨®n y en escaso, tiempo. En los juzgados de lo civil se van a aislar con mamparas los ascensores, para evitar que act¨²en como chimeneas ante un incendio.
P. Algunos de sus colegas dicen que sus dos primeros meses de gesti¨®n se caracterizan por una pol¨ªtica de tierra quemada sobre los logros de su antecesora.
R. Acepto las cr¨ªticas. Son l¨®gicas y recomendables. Pero no son ciertas muchas de esas imputaciones. No soy ning¨²n Atila que est¨¢ suprimiendo los logros. Estamos haciendo una recomposici¨®n de lugar de acuerdo con el modelo de decanato que propugn¨¦, y que result¨® el m¨¢s votado. Es incierto que se haya eliminado el servicio de quejas. Lo ha asumido el decano personalmente, como establece la ley. Ahora soy yo quien recoge las quejas y quien, por escrito, contesta a cada una de ellas. Tampoco es cierto que se haya suprimido el servicio telef¨®nico de informaci¨®n, que me parece fundamental. El ciudadano puede telefonear para interesarse por su causa sin necesidad de desplazarse a los juzgados.
P. ?En qu¨¦ se diferencia el servicio de quejas que existe hoy del anterior?
R. En el anterior, las recib¨ªa una auxiliar de justicia, dependiente del decanato. Confeccionaba una peque?a hoja y, muchas veces, se llevaba a cabo una peque?a instrucci¨®n desde el decanato. El cambio ahora es sustancial desde el momento en que es el propio decano quien las recibe y les da el cauce procedimental oportuno. Yo no soy jefe ni inspector de ninguno de mis compa?eros. Me limito, sin ocultarlo, a decidir qu¨¦ se hace con la queja, si va al Consejo o al juzgado de guardia. Pero nunca voy a hacer lo que se hac¨ªa antes. Ser¨ªa una mala forma de entender la competencia del decano.
P. ?De qu¨¦ se quejan los ciudadanos?
R. De lo que m¨¢s, de la tardanza [en resolver sus casos], lo que entiendo que no es cierto del todo; y de la gran masificaci¨®n que existe en los juzgados por la gran urbe que es Madrid. Tambi¨¦n de servicios judiciales que no se prestan r¨¢pido y en los que dicen perder toda una ma?ana.
P. El ciudadano no entiende que plantee un pleito y que el juez tarde a?os en resolv¨¦rselo.
R. Los juzgados civiles de Madrid, a pesar de las deficiencias que tienen, funcionan relativamente bien. No es cierto que tarden a?os en dar una respuesta al ciudadano. Se hacen las cosas con celeridad, pero lo deseable es que la respuesta sea a¨²n m¨¢s r¨¢pida. El r¨¦gimen de recursos permite retardar much¨ªsimo la ejecuci¨®n de una sentencia.
P. El Ministerio de Justicia prometi¨® que a comienzos de 1997 habr¨ªa seis nuevos juzgados de lo civil en Madrid. Ahora parece que ha pospuesto la promesa para 1998.
R. Si se invierte en justicia civil habr¨¢ m¨¢s paz social: las empresas invertir¨¢n m¨¢s si saben que pueden cobrar m¨¢s r¨¢pido a los morosos. Es cierto que se hizo la promesa de seis nuevos juzgados para 1997. Si se hacen, bienvenidos sean, pero s¨®lo ser¨¢n un parche m¨¢s. La justicia civil necesita soluciones de fondo: m¨¢s juzgados y una reforma del proceso, que resulta inaplazable. Madrid necesita 15 o 20 nuevos juzgados. Si se hacen estos seis, faltar¨¢n menos.
P. ?Se cumple el horario laboral en la plaza de Castilla?
R. Si alg¨²n funcionario trabaja mucho y en malas condiciones, ¨¦se es el de los ¨®rganos unipersonales de Madrid. S¨ª, cumplen el horario.
P. Por eso se han suprimido los relojes que se instalaron para controlar el horario.
R. Aquello fue una decisi¨®n precipitada. No se tuvo en cuenta el control que tienen asignado al respecto los secretarios judiciales. La prueba no dio resultado.
P. Hab¨ªa funcionarios que fichaban por tres y cuatro compa?eros a la vez.
R. Siempre suele haber picaresca. El reloj debe estar en la dependencia donde se presta el servicio. Si pusi¨¦ramos un reloj en cada juzgado, bajo la competencia de los secretarios, otro gallo nos cantar¨ªa.
P. Pero hay secretarios que tambi¨¦n incumplen el horario.
R. Para eso est¨¢ el control superior, que es del magistrado, y que puede tomar las medidas oportunas. No se puede poner un reloj [como se hizo] en la puerta del edificio de la plaza de Castilla, por donde pasan 1.000 funcionarios todos los d¨ªas. Se gastaron un mont¨®n de millones [en los relojes] y est¨¢n infrautilizados.
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