Alem¨¢n y Ortega buscan una salida a la "guerra" institucional en Nicaragua
Un r¨ªgido apret¨®n de manos entre el presidente de Nicaragua, Arnoldo Alem¨¢n, y el l¨ªder del Frente Sandinista, Daniel Ortega, inaugur¨® el lunes una etapa de di¨¢logo para solucionar la crisis pol¨ªtica desatada por la negativa de la antigua guerrilla a reconocer los resultados de las elecciones generales del pasado 20 de octubre, que la sit¨²an como la segunda fuerza pol¨ªtica del pa¨ªs.Despu¨¦s de casi tres meses de denuncias, amenazas y descalificaciones, que culminaron con la ausencia de los sandinistas de la toma de posesi¨®n del nuevo mandatario, el pasado viernes, Ortega decidi¨® cambiar de estrategia y acept¨® la oferta de Alem¨¢n para reunirse "sin agenda ni condiciones". El encuentro se celebr¨® el lunes y dur¨® una hora. No hubo pactos, pero s¨ª, dijo, "una aproximaci¨®n de voluntades pol¨ªticas sobre temas sensibles".
, Por lo pronto, ambas partes formar¨¢n una comisi¨®n para estudiar, con la ayuda de juristas, los problemas de las, propiedades confiscadas durante el r¨¦gimen sandinista que encabez¨® el propio Ortega entre 1979 y 1990. ?ste es posiblemente el punto m¨¢s delicado que queda por resolver de la etapa de la revoluci¨®n.
El Frente Sandinista ha exigido al nuevo Gobierno que reconozca las 200.000 propiedades agrarias y urbanas repartidas durante su mandato. Alem¨¢n, de militancia liberal, ha sido tajante: respetar¨¢ las confiscaciones que han beneficiado a los sectores populares, que recibir¨¢n todos los t¨ªtulos legales necesarios, y sentar¨¢ los mecanismos para que los antiguos propietarios sean indemnizados.
Otra cosa, ha dicho, son las residencias y empresas que el Frente Sandinista confisc¨® y reparti¨® entre sus dirigentes y cuadros medios al final de su mandato, la famosa pi?ata.
Sin misericordia
Ah¨ª no habr¨¢ misericordia: los nuevos due?os tendr¨¢n que pagar el valor real de los bienes adquiridos o bien devolverlos a sus leg¨ªtimos propietarios. ?ste es uno de los dardos que a Alem¨¢n le encanta lanzar contra Ortega: el excomandante guerrillero vive en la casa de uno de sus m¨¢s cercanos colaboradores.
Sea como fuere, la l¨ªnea del di¨¢logo parece imponerse, y se cree que en ello haya influido la detenci¨®n, el pasado jueves, del antiguo jefe de seguridad de Daniel Ortega en el momento en que trasladaba en un autom¨®vil 800 gramos de explosivos cerca de la sede de Alianza Liberal, el partido en el poder.
?sta ha ido la gota que colm¨® el vaso de la paciencia de varios sectores del Frente, que estaban ya presionando a su dirigente para cambiar de estrategia, dados los escasos resultados y las fuertes cr¨ªticas que estaba generando la actitud de enfrentamiento.
Por lo pronto, Daniel Ortega ha suavizado su lenguaje: el lunes no se refiri¨® a Alem¨¢n como "presidente defacto" de Nicaragua. "Hemos dialogado con la persona que est¨¢ al frente del Gobierno de Nicaragua", dijo el dirigente sandinista, en un alarde perifr¨¢stico. La legitimidad, a?adi¨®, le llegar¨¢ "cuando vaya resolviendo los problemas de la naci¨®n".
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