Como un rel¨¢mpago
Hay mucho en la pel¨ªcula de Miguel Hermoso Como un rel¨¢mpago de homenaje a lo transformado, lo maleado. Y a una belleza que no se evapora con los a?os, que gana con el cambio de las fechas. El espectador no entra en consideraciones cr¨ªticas. Para eso est¨¢ el magn¨ªfico ?ngel Fern¨¢ndez-Santos. Le dijo en una ocasi¨®n al espectador: mete los pu?os en el trabajo. Tambi¨¦n le dijo: la cr¨®nica desconf¨ªa de la anticipaci¨®n; s¨®lo se sabe qu¨¦ se contar¨¢ cuando se ve. El espectador quiere agradecer al cr¨ªtico (s¨®lo con esta salvedad, ya que el espectador, por norma, no cree en la cr¨ªtica) el consejo, y hasta la amistad. Tal vez el cr¨ªtico, en otra ocasi¨®n, haya vertido una opini¨®n, cualquiera, que el espectador atesora.A priori, el espectador pensaba que la historia, un hijo que busca al padre desconocido, resultar¨ªa aburrida; y se equivoc¨®. Hay creadores que temen la realidad; de su complejidad extraen mentiras. Luego est¨¢n los creadores que entienden la existencia como una inc¨®gnita. Sus trabajos exponen interrogantes, jam¨¢s respuestas. Miguel Hermoso pertenece a los creadores ajenos al artificio. El espectador ocup¨® su butaca. Las im¨¢genes contaban una historia; hoy ya es suficiente. Relataba hechos que funcionaban por s¨ª mismos, y que encima hac¨ªan saltar la risa.
Est¨¢ ella, la madre, antigua militante de izquierdas en la transici¨®n. Est¨¢ ¨¦l, el hijo, al que nada importa el pasado, para qu¨¦ carajo: tiene 17 a?os y quiere vivir. Est¨¢ el padre, el personaje que renunci¨® a madurar. Ella se ha aburguesado (el espectador se niega a rechazar conceptos como burgues¨ªa o clase trabajadora, desde la presunci¨®n de inocencia). La madre, interpretada por Assumpta Serna, protege al hijo del pasado, que aqu¨ª no se refleja ¨²nicamente en el padre. Es lo que es, una ¨¦poca de furia, reivindicaciones y libertades. Tal vez la madre piense que la historia discurrir¨¢ por un lecho de aguas tranquilas. Pero - la historia, la de las personas y los pueblos, suele reventar para mejorar. As¨ª que el hijo descubre el nombre del progenitor y parte en su busca. Quiere obtener las respuesta., jod..., qu¨¦ complicado. No busca el di¨¢logo, una nader¨ªa de arquetipos; pretende arrancarle a su viejo la clave, el teorema de la vida. El viejo, ya metido en faena, le cuenta: es cosa tuya, yo soy el pobre diablo de la casualidad. El padre, un Santiago Ramos que merece y exige el Goya, ha rechazado medrar, situarse, ser alguien. Se rodea de sus fetiches, el Che, Pink Floyd, mujeres de una noche y una amistad eterna. Representa a todos aquellos que cumplieron a?os, que participaron en los acontecimientos porque estaban en medio y ten¨ªan el coraje necesario, que luego fueron traicionados por el curso ambiguo de las fechas y que, en vez de resentirse, se aferraron a la condici¨®n humana. Miguel Hermoso reivindica el compromiso de ser, como uno desea, caiga quien caiga. Se posiciona, y eso le honra.
La pel¨ªcula no plantea un pugilato generacional, ser¨ªa absurdo; muestra la complicidad. El padre, en una escena, observa el futuro a trav¨¦s del horizonte y un barco en ruinas, ambos varados en un mar que puede destruirlos; lo cierto es que amenaza con remitirles al olvido (durante la cinta, la memoria y el olvido mantiene una lucha soterrada; ocurre lo mismo ahora, en el tornado de la realidad). El padre habla del pasado; el barco es ¨¦l, el hijo es el horizonte. Se encuentran en el mismo lugar, en el punto de arranque. Los tiempos pertenecen al que los habita. Cada uno debe afrontar sus fracasos y, despu¨¦s, comenzar de nuevo, como si casi nada hubiera sucedido. Acaso, como nos revela el director, las derrotas de ayer conciernen a la casualidad, de soplar en contra. La pel¨ªcula respira como la vida, sencilla y perdurable.
El hijo prescinde del futuro. Est¨¢ obligado a emborracharse de presente. El mundo se mueve a su antojo.
El espectador piensa que uno de los varios m¨¦ritos de Miguel Hermoso, aparte de construir una pel¨ªcula con alma, es haber descubierto al joven actor Eloy Azor¨ªn: fuerza, un aire de inocencia y otro de maldad. Eloy Azor¨ªn no es un actor de 17 a?os, es el actor t¨®tem de su generaci¨®n. La clava.
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