El ¨¢rbitro diezm¨® al Valencia
Cuando un ¨¢rbitro parece m¨¢s pendiente de si le miran de reojo con cara de pocos amigos que de velar por el normal desarrollo del juego, el f¨²tbol est¨¢ amenazado de indefensi¨®n. En la rese?a del Oviedo-Valencia, casi todo lo mencionable, o al menos lo m¨¢s importante, tuvo relaci¨®n directa con Prados Garc¨ªa. Lo que hizo el ¨¢rbitro posiblemente fue en estricta observaci¨®n del reglamento, pero tal vez tambi¨¦n exento de ese factor tan necesario en cualquier juicio como es el sentido com¨²n.El Valencia se qued¨® con diez jugadores a los cuatro minutos de partido, cuando Prados Garc¨ªa entendi¨® que Ferreira, al derribar a Toni Belamaz¨¢n, era el ¨²ltimo defensor valencianista y que en la jugada hab¨ªa ocasi¨®n manifiesta de gol. En la segunda expulsi¨®n, la que dej¨® al equipo de Valdano con nueve, Karpin se fue a la caseta por algo que le dijo al ¨¢rbitro. Nada que objetar, dado que incluso Valdano reprendi¨® abiertamente al jugador ruso, si no fuera porque en la ¨²ltima jugada del primer tiempo, Leandro le hizo a Berto una entrada de juzgado de guardia. Fue entonces cuando el sentido de la l¨®gica desapareci¨®, porque Prados Garc¨ªa se arrug¨®. Debi¨® de considerar que el Valencia iba camino de tener la llave de la suspensi¨®n del partido si se quedaba con ocho jugadores y cambi¨® el color de la tarjeta ense?ando la amarilla.
Obviando el criterio sancionador de Prados Garc¨ªa, el partido fue como una sucesi¨®n de obst¨¢culos para el Valencia a medida que se iba viendo menguado de efectivos. Fue, sin embargo, el Oviedo el que se puso en evidencia durante muchos minutos. Se hab¨ªan jugado 18 cuando el escenario era como un campo de rosas para el equipo azul, con un gol y dos jugadores m¨¢s que su rival. Ol¨ªa a goleada, pero el Oviedo tard¨® una eternidad en hacerse con los mandos y hasta permiti¨® que el Valencia se comportara admirablemente frente a la adversidad.
El Valencia cay¨® por pura l¨®gica cuando la gasolina de su mermado motor se iba agotando. El segundo gol del Oviedo fue una pura cuesti¨®n num¨¦rica. El tercer gol dio paso a m¨¢s de 20 minutos de desperdicio.
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