Otro idioma

Hace unos a?os (escrib¨ª de ello, pero no me libr¨¦ de la sombra de aquel dislate) o¨ª decir que el idioma de Ayala "suena a extranjero". No lo dijo un curtidor de pieles sino un manejador de palabras, un escritor de los considerados muy de ahora y al tanto de c¨®mo ha de sonar el espa?ol para que no suene a extranjero. No hab¨ªa, al menos perceptible, animosidad ni mentira en quien lo dijo. Era una observaci¨®n con pinta de hecha de pasada y es precisamente ah¨ª donde reside su lado desvelador y el grano amargo de verdad que esconde: el espa?ol m¨¢s puro que hoy se dice en Espa?a suena en afinados o¨ªdos espa?oles a otro idioma.Ayala es un inmenso orfebre del castellano. La lumiosidad de sus construcciones es tanta que provoca esa inconfundible sensaci¨®n de ceguera que acompa?a al deslumbramiento. Hay veces que sus largos periodos se leen con tanta facilidad que el lector no se apercibe de su gran dimensi¨®n y de la complejidad interior del entrelazado de oraciones y acordes hasta que unas y otros han pasado y en la p¨¢gina del libro comienza una nueva unidad de conjugaci¨®n de luces y sombras o, a su manera, de recuerdos y olvidos. Esto permite a Ayala acumular con nitidez juegos de afirmaciones y ocultamientos sin crear ruptura, en asombroso continuo. M¨¢s que escribirlo, Ayala compone o esculpe castellano. Y el disparate se hace silogismo: un idioma como el suyo es aqu¨ª hoy tan escaso que suena a otro distinto del espa?ol que suena a espa?ol cada vez m¨¢s sin¨®nimo de envilecido.