Felicity Lott y el arte del 'lied' en su esencia

Los Festivales de Canarias constituyen un ciclo amplio, vers¨¢til y sin excesos conservadores. Los programas de la 13? edici¨®n suman unas 70 obras, 25 de las cuales pertenecen a compositores del siglo XX. Se estrenaron en el archipi¨¦lago p¨¢ginas de Luis de Pablo y Lorin Maazel y absolutamente un preludio pian¨ªstico de Garc¨ªa Abril; seguir¨¢n dos importantes encargos del festival: La sinfon¨ªa del grancanario Xavier Zoghbi y ?kphrasis, de Luciano Berio, que lo dirigir¨¢ junto a otras dos obras suyas de los a?os setenta.Menudean los grandes nombres pero se reh¨²ye la mitificaci¨®n y se conmemora a Schubert, Mendelssohn y Brahms, mas sin furor celebratorio. Claudio Debussy, Shostakovich. y Berio son los autores m¨¢s representados, con cinco obras el primero y tres los otros dos. Bruckner, Stravinski y Prokofiev aparecen con dos obras y en el resto cuentan no pocos autores infrecuentes. As¨ª, el festival canario se inscribe entre los ecl¨¦cticos y atractivos de nuestro panorama y de todo el cuadro europeo.

El primer contacto con los ciclos lo he tenido en el teatro P¨¦rez Gald¨®s, lleno como siempre, para escuchar un fascinante recital de la soprano Felicity Lott y el pianista Roger Vignoles. La Lott, estupenda oper¨ªstica para Mozart, Strauss, Stravinski o Britten, es una ejemplar liederista a cuyo arte sirve con muy rara fidelidad su colaborador Vignoles.

Las tres grandes conmemoraciones de 1997 -Schubert, Mendelssohn y Brahms- han encontrado en este magistral d¨²o una muy especial y significativa intensidad. El menos frecuentado de los tres, por olvido de int¨¦rpretes y organizadores, es Mendelssohn, autor sin embargo de canciones con texto tan bellas como sus romanzas sin palabras para piano. Pero hace falta una t¨¦cnica, una voz y una inteligencia de muy alto refinamiento para acertar con el secreto de esta m¨²sica que parece flotar en el espacio. Nacido 12 a?os despu¨¦s que Schubert, Mendelssohn no se limit¨® a ser continuador: renov¨® desde la misma sustancia, tal y como un cuarto de siglo despu¨¦s har¨ªa Brahms.

Las melol¨ªas de Chabrier son pura delicia tanto por el tratamiento de los versos como por la invenci¨®n pian¨ªstica que sostiene y envuelve a la voz. Dentro del ¨¢rea francesa, el programa termin¨® con cinco canciones galas tratadas con dificil¨ªsima simplicidad por Benjam¨ªn Britten. Ante el entusiasmo de la audiencia varias propinas prolongaron una sesi¨®n de primera categor¨ªa.