Secuestro de la fiesta
El asesinato de Gregorio Ord¨®?ez hace dos a?os es posible que haya fecundado el prop¨®sito de oponerse a la violencia terrorista, que haya abierto definitivamente los ojos a muchos vascos que dudaban de que en ETA anidara una mentalidad t¨ªpicamente fascista. M¨¢s dudoso es creer, sin embargo, que la eliminaci¨®n f¨ªsica de la voz que de forma indesmayable denunciaba los cr¨ªmenes y los atropellos no haya tenido los efectos que buscaban sus asesinos.La desaparici¨®n de Gregorio Ord¨®?ez, el hombre que aglutinaba a los diferentes sectores del PP donostiarra, ahora nuevamente disociados, ha abierto un costur¨®n enorme en el frente Pol¨ªtico y ciudadano local que defiende los derechos, las libertades y las vidas. Resulta dif¨ªcil de creer, por ejemplo, que la voz del aquel joven teniente de alcalde, trabajador tenaz, vocinclero, oportunista y populista, no se hubiera alzado contra. el espect¨¢culo del fin de fiesta donostiarra que las c¨¢maras de la ETB permitieron contemplar a todos los vascos el pasado d¨ªa 21. Dif¨ªcil de creer que desde su puesto en el ayuntamiento hubiera aceptado sin rechistar que el acto del cierre del d¨ªa de San Sebasti¨¢n en la plaza de la Constituci¨®n estuviera presidido por una gigantesca pancarta de amnist¨ªa, engalanado con los banderines y carteles de los amigos de ETA.
Las im¨¢genes de la plaza de la Constituci¨®n convertida en recinto expositorio del amplio muestrario de consignas de aquellos que exigen la libertad de los asesinos del propio Gregorio Ord¨®?ez, del dirigente socialista donostiarra Fernando M¨²gica y de las 800 y pico v¨ªctimas restantes, ofrecen a muchos vascos la lectura de ciudad entregada a sus temores, sometida a sus fantasmas y demonios dom¨¦sticos.
Es el resultado de un pacto que entrega a ese mundo el decorado de las grandes celebraciones a cambio de que la fiesta transcurra moderadamente en paz. Algo que se repite desde hace tiempo y que tiene sus precedentes inmediatos en la pasada edici¨®n del Festival Internacional de Cine de San Sebasti¨¢n y en otros acontecimientos. El pragmatismo -"lo primero es salvar la fiesta"- camina en este caso de la mano de esa corriente de opini¨®n que considera que lo m¨¢s importante es contribuir a distender el conflicto, incluso unilateralmente; que plantea la necesidad de mantener permanentemente la mano extendida, diga lo que diga, pase lo que pase, haga lo que haga ETA y quienes le sostienen.
La diferencia es que, a juzgar por la ausencia de pronunciamientos p¨²blicos, ahora no parece haber en el consistorio nadie que denuncie este tipo de secuestros, que pregunte c¨²anto hay de presi¨®n f¨¢ctica en determinadas actitudes, que plantee si ¨¦ste es un camino que conduce a la paz y a qu¨¦ paz.
La eliminaci¨®n de una voz valiente como la de Gregorio Ord¨®?ez -"muerto por sus ideas", tal y como indic¨® hace dos a?os uno de los concejales donostiarras de HB- parece haber dejado en el Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n y en la pol¨ªtica local un silencio muy espeso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.