Clinton promete a Kofi Annan pagar la deuda que Estados Unidos tiene con la ONU
Todo est¨¢ listo para que Bill Clinton empiece a demostrar que la pol¨ªtica exterior de su segundo mandato va a tener m¨¢s coherencia y envergadura que las exhibidas en los dos o tres a?os iniciales de su primera estancia en la Casa Blanca, antes de que apostara a fondo por los procesos de paz en Oriente Pr¨®ximo y Bosnia. Su primer compromiso, asumido ante el secretario general de la ONU, Kofi Annan, fue ayer el de pagar toda la deuda econ¨®mica de Estados Unidos con esa organizaci¨®n, unos 1.300 millones de d¨®lares (casi 180.000 millones de pesetas).
Clinton, que sue?a con pasar a la historia como el "nuevo Theodore Roosevelt' , un presidente capaz de incrementar la influencia y el prestigio de EE UU en un mundo en paz, dispone desde ayer de su nuevo equipo diplom¨¢tico y de seguridad. Madeleine Albright, la mujer que m¨¢s lejos ha llegado en la pol¨ªtica estadounidense, y William Cohen, el primer republicano en un Gabinete del dem¨®crata Clinton, juraron solemnemente sus cargos de secretario de Estado y de Defensa, respectivamente. El d¨ªa anterior, el Senado hab¨ªa aprobado sus nombramientos por 99 votos a favor y ninguno en contra en ambos casos. Un excelente augurio para esa pol¨ªtica de colaboraci¨®n entre la Casa Blanca dem¨®crata y el Congreso republicano que propone Clinton.En la misma jornada, el ghan¨¦s Kofi Annan, flamante secretario general de la ONU, hizo algo que su predecesor, el egipcio Butros Butros-Gali, se resisti¨® a hacer y por lo que tuvo que pagar el precio del veto estadounidense a su reelecci¨®n: visitar Washington. Annan, buen conocedor de EE UU, sabe que, aunque la sede de la ONU est¨¦ en la cosmopolita Nueva York, ese organismo no puede dirigirse con eficacia si se da la espalda a un Washington tan provinciano y rencoroso como fuerte e insoslayable. Annan lleg¨® a la capital norteamericana para demostrar su voluntad de reformar la ONU y conseguir que los que mandan en esa ciudad se dejen de excusas y paguen lo que deben. Estados Unidos es el principal causante de los enormes problemas de liquidez de la ONU.
El secretario general de la ONU no tuvo problemas en la Casa Blanca, donde se entrevist¨® con un Clinton que le reiter¨® que considera un "objetivo prioritario" el pago de la deuda a la ONU antes de 1999. "La ONU debe saber", declar¨® Clinton tras entrevistarse con Annan, "que EE UU est¨¢ listo para saldar su deuda. En las pr¨®ximas semanas trabajar¨¦ con el Congreso para llegar a un acuerdo que nos permita pagar los atrasos. De hecho, el presupuesto que estoy preparando tiene unas partidas que permiten hacerlo de forma r¨¢pida. Pero tambi¨¦n s¨¦ que no podemos garantizar ese pago hasta que el Congreso est¨¦ convencido de que avanza la reforma de la ONU".
El gallo duro de pelar es el Congreso, cuya mayor¨ªa republicana, muy hostil al internacionalismo de la ONU, se niega a autorizar al presidente a abrir la caja fuerte. Hace seis meses, Jesse Helms, presidente republicano del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado, lleg¨® a proponer, en un art¨ªculo publicado en la revista Foreign Affairs, que EE UU se retire de la ONU.
"Los l¨ªderes mundiales quiz¨¢ debieran gastar menos en defensa y armamentos y m¨¢s en diplomacia", declar¨® Annan ante los l¨ªderes conservadores del Congreso. Comprendiendo la indirecta, el republicano Rod Grams, miembro del Comit¨¦ de Exteriores del Senado, expres¨® su deseo de que Washington pague el dinero que debe a la ONU "en un futuro pr¨®xirno", pero anadi¨® que, para que eso ocurra, el organismo debe comenzar el proceso de reformas; es decir, de recortes de gastos. "Habr¨¢ reformas replic¨® Annan.
Asuntos pendientes
Pero la mejora de las relaciones entre EE UU y la ONU es tan s¨®lo uno de los trabajos pendientes que hereda Albright, cuyo ¨²ltimo acto como embajadora en la ONU consisti¨®, precisamente, en liquidar a Butros-Gali y aupar a Annan. Albright, nacida en Praga hace 59 anos, tiene abiertos otros frentes. En tres de ellos, Clinton ha obtenido ¨¦xitos recientes: la firma del acuerdo entre israel¨ªes y palestinos sobre Hebr¨®n; el que la continuidad de la presencia de tropas norteamericanas en Bosnia no haya provocado mayor debate en EE UU, y el pago por adelantado, por parte de M¨¦xico, de su deuda con Washington. Con la salud y el futuro pol¨ªtico de Bor¨ªs Yeltsin en entredicho, las relaciones con Rusia y la deseada ampliaci¨®n de la OTAN al este de Europa presentan perfiles m¨¢s oscuros. En cuanto a China, Albright cree que Washington debe mejorar sus relaciones pol¨ªticas y econ¨®micas con el gigante asi¨¢tico. "La diferencia entre China y Cuba", dijo una vez, "es que China es muy potencia mundial y est¨¢ muy lejos, y Cuba es una molestia en nuestro propio hemisferio occidental". Pero buena parte de la opini¨®n p¨²blica norteamericana teme que la reincorporaci¨®n de Hong Kong a China adopte caracter¨ªsticas brutales.
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