El s¨ªndrome del Vietnam ruso
Los ex combatientes de la guerra en Chechenia sufren el olvido y la marginaci¨®n
Sin reproches, sin preguntas, los oficiales y soldados que defendieron la causa del Kremlin en Chechenia se van incorporando paulatinamente mente a la sociedad rusa tras aquella absurda guerra de 22 meses. Sin embargo, los veteranos del C¨¢ucaso no han encontrado a¨²n su lugar en un mundo que los rechaza y los teme. Rusia y sus psic¨®logos carecen de argumentos para convencer a una nueva generaci¨®n de inv¨¢lidos de que sus mutilaciones f¨ªsicas y ps¨ªquicas tienen sentido.Tanto los veteranos de la II Guerra Mundial como los de Afganist¨¢n gozaron del respeto de sus compatriotas. Los de Chechenia llevan la guerra enquistada dentro de s¨ª. Hoy est¨¢n a¨²n en los hospitales, aprendiendo a ajustarse extremidades de pl¨¢stico o someti¨¦ndose a repetidas operaciones para sacarse la metralla del cuerpo. Est¨¢n en las c¨¢rceles, por haber cre¨ªdo que sus h¨¢bitos violentos pod¨ªan continuar en la vida civil. Pululan en tomo a las asociaciones de veteranos de Afganist¨¢n, sin saber si imitar o distanciarse de esos adultos treinta?eros o cuarentones, acostumbrados a manejar el dinero de exenciones arancelarias y ventajas fiscales.
"Estudi¨¦ en una escuela de formaci¨®n profesional agr¨ªcola. Mi especialidad era ch¨®fer", dice Vasili An¨ªsimov, mirando hacia su inexistente pierna derecha, que le amputaron tras la explosi¨®n de la mina bajo su carro blindado en julio de 1995. Vasili An¨ªsimov, de 20 a?os, est¨¢ internado en el Hospital Militar de Mosc¨². Procede de la ciudad de Yaroslavl y fue enviado a Chechenia cuando estaba cumpliendo el servicio militar. Como compesaci¨®n por las heridas sufridas y la p¨¦rdida de la pierna- le han dado ( un mill¨®n de rublos (unas 23.500 pesetas).
Cuando Vasili ten¨ªa tres a?os, sus padres alcoh¨®licos fueron privados de su custodia y ¨¦l se cri¨® en un orfanato. Sabe que no puede contar con sus parientes, que son numerosos pero de condici¨®n humilde. No volver¨¢ a la residencia obrera de YaroslavI, donde viv¨ªa antes de ser llamado a filas. Cuando le den de alta vivir¨¢ en un piso de Mosc¨², que ha conseguido gracias al tes¨®n del grupo de periodistas rusos que lo apadrinaron y convencieron al alcalde, Yuri Luzhkov, de que ayudara a aquel chico de aspecto fr¨¢gil y ojos vivos, que fue voluntario a Chechenia. El siguiente objetivo de sus padrinos es conseguirle un coche de inv¨¢lido y encontrar quien le costee unos estudios que hoy ya no son gratuitos en Rusia.
En el Hospital Militar de Mosc¨² hay actualmente siete veteranos de Chechenia (un oficial, dos suboficiales y cuatro soldados) y por ¨¦l han pasado entre 350 y 400 heridos en aquella guerra, seg¨²n el vicedirector, Alexandre Ivanov.
Tanto Vasili como su compa?ero de habitaci¨®n, Sergu¨¦i, otro soldado que sigue un tratamiento de rehabilitaci¨®n para una pierna herida, son indiferentes ante la posible independencia de Chechenia y creen que la guerra no deber¨ªa haber comenzado.
La confusi¨®n pol¨ªtica (Vasili vot¨® por Yeltsin, aunque quer¨ªa haber votado al l¨ªder comunista Guennadi Ziug¨¢nov, y Sergu¨¦i no recuerda a qui¨¦n voto) contrasta con el coherente discurso de militar del mayor Sergu¨¦i Raskin, herido en enero de 1995 en el asalto de Grozni. Raskin, un hombre corpulento al que pr¨¢cticamente le han vuelto a coser un brazo cercenado, ha estado en los puntos calientes de los ¨²ltimos 15 a?os. Estuvo en Afganist¨¢n, en Azerbaiy¨¢n, en el B¨¢ltico y en el C¨¢ucaso. "Y de todo lo que he vivido, Chechenia ha sido lo peor, desde el punto de vista militar". Raskin acusa a los pol¨ªticos rusos de haber utilizado al Ej¨¦rcito en una operaci¨®n policial, y de haberle impedido una y otra vez concluir su tarea. A Asl¨¢n Masj¨¢dov, el ex jefe del Gobierno checheno y el candidato presidencial favorito en las elecciones del 27 de enero, le conoci¨® en el B¨¢ltico, cuando ambos eran oficiales sovi¨¦ticos. Con 1.200.000 rublos de sueldo al mes, Raskin apenas si puede mantener a su esposa y a su hijo, y no sabe si le permitir¨¢n continuar en el Ej¨¦rcito cuando salga del hospital. Los chechenos pueden incorporarse al mundo delictivo, si no se toman medidas para atajarlo, advierte Mija¨ªl Yefimuskin, otro veterano de Chechenia. Para buscar ejemplos no hace falta alejarse del Hospital Militar. El pasado diciembre, seg¨²n cuenta Ivanov, uno de sus pacientes fue apresado cuando, tras salir a la calle, intent¨® robar al conductor de un coche. Ivanov estudi¨® en las instituciones que formaban ide¨®logos comunistas para el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico y que tras la ca¨ªda del comunismo en 1991, fueron reconvertidas para formar psic¨®logos militares.
Los psic¨®logos civiles hablan del "s¨ªndrome postraum¨¢tico" que afecta a los veteranos de Chechenia, como afect¨® antes a los norteamericanos de Vietnam o los sovi¨¦ticos de Afganist¨¢n, y desconf¨ªan de los psic¨®logos militares. En el centro Personalidad y Estr¨¦s, dependiente de la Facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad de Mosc¨², el profesor Madrudin-Em¨ªnov, que en 1989 comenz¨® a trabajar con veteranos de Afganist¨¢n, tiene hoy una veintena de chechenos bajo su tutela. De ellos, uno ha intentado suicidarse y otro est¨¢ pendiente de juicio por homicidio.
En opini¨®n del profesor Magomed-Em¨ªnov, la integraci¨®n de los veteranos de Chechenia a la sociedad es mucho m¨¢s dif¨ªcil que la de los afganos, porque ¨¦stos eran recibidos c¨¢lidamente, mientras los chechenos topan con la "anestesia emocional" dominante tras el largo periodo de conmociones pol¨ªticas y sociales. A diferencia de Afganist¨¢n, en Chechenia ha habido un contacto estrecho entre los sol dados y la poblaci¨®n civil.
De momento, las agrupaciones de veteranos de Chechenia, en fase de formaci¨®n, act¨²an amparadas en otras asociaciones, como las de veteranos de Afganist¨¢n. Yefimuskin, que tiene 21 a?os y estudia Econom¨ªa, calcula que en la capital rusa hay 500 veteranos de Chechenia (y casi 1.600 en la provincia de Mosc¨²), de los cuales unos setenta son miembros de la entidad que dirige.
Yef¨ªmuskin, que compagina sus estudios con el trabajo de sereno-guardaespaldas por la noche, no aspira a reproducir el sistema de privilegios comerciales y aduaneros de los afganos. En su opini¨®n, hay que ayudar a cerrar el cap¨ªtulo b¨¦lico, pero "mientras haya prisioneros o gente por enterrar, la guerra no se ha acabado". En el dep¨®sito militar de cad¨¢veres de Rostov, en el norte del C¨¢ucaso, hay m¨¢s de 2.000 cuerpos por identificar, se?ala.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.