La descentralizaci¨®n del policiaco
Una buena parte de las pel¨ªculas rodadas en 1996 son polic¨ªacos, pero ambientados y rodados en muy diferentes autonom¨ªas. Entre estas producciones se sit¨²a Mirada l¨ªquida, en la medida que es un policiaco y est¨¢ ¨ªntegramente ambientado y rodado en Palma de Mallorca. Sin embargo, desoyendo por completo el consejo de Alfred Hitchcock de incorporar las caracter¨ªsticas locales a las intrigas polic¨ªacas, huye de los clich¨¦s tur¨ªsticos a base de sol y buen tiempo para pintar una ciudad oscura y misteriosa, donde no para de llover.Su inter¨¦s radica en devolver a Rafael Mole¨®n al g¨¦nero en el que mejor se ha movido y en el que debuta con Baton Rouge (1988), el policiaco, despu¨¦s de una traves¨ªa bastante penosa por la comedia y la pel¨ªcula infantil. En aquella ocasi¨®n part¨ªa de un gui¨®n de Agust¨ªn D¨ªaz Yanes para narrar un drama psicol¨®gico demasiado deudor del cine cl¨¢sico norteamericano, y en ¨¦sta, de un gui¨®n original del especialista en narraciones polic¨ªacas Carlos P¨¦rez Merinero y suyo para contar una s¨®rdida intriga familiar. P¨¦rez Merinero y Mole¨®n consiguen dar una nueva visi¨®n a la historia al incorporar elementos caracter¨ªsticos del cine de terror y tambi¨¦n una compleja estructura.
Mirada l¨ªquida
Director: Rafael Mole¨®n.Guionistas: Carlos P¨¦rez Merinero, Rafael Mole¨®n. Fotograf¨ªa: Javier Salmones. M¨²sica: Bernardo Bonezzi. Espa?a, 1996. Int¨¦rpretes: Juanjo Puigcorb¨¦, Amira Casar, Laura Cepeda, Pilar Bardem y Germ¨¢n Cobos. Estreno en Madrid: Bogart.
Sin embargo, los fallos de Mirada l¨ªquida provienen de esta estructura innecesariamente confusa, que narra la historia a lo largo de una vuelta hacia atr¨¢s en la que se incluyen otras, hasta complicar en exceso el resultado final. Dentro del terreno de la interpretaci¨®n destacan las tres mujeres entre las que se mueve el protagonista: la misteriosa belleza de la francesa Amira Casar, Laura Cepeda e incluso Pilar Bardem en su excesivo papel. Frente a un Juanjo Puigcorb¨¦ demasiado fr¨ªo por su propio trabajo y por dar vida a un personaje en exceso desdibujado.
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