Una gran tormenta solar afect¨® el 10 de enero a la Tierra
La erupci¨®n solar registrada el pasado 6 de enero, que tres d¨ªas y 20 horas despu¨¦s provoc¨® en el entorno de la Tierra una gigantesca tormenta magn¨¦tica, fue presenciada por toda la flotilla de sat¨¦lites del Programa Internacional de F¨ªsica Solar Terrestre (ISTP). Es la primera vez que estos observatorios especializados en estudiar y vigilar el Sol toman datos al un¨ªsono de un fen¨®meno de este tipo.La erupci¨®n gener¨® una enorme nube magnetizada de part¨ªculas solares, un anillo en expansi¨®n que alcanz¨® a nuestro planeta, situado a 150 millones de kil¨®metros, el 10 de enero. El d¨ªa 11 dej¨® de funcionar de repente el sat¨¦lite de televisi¨®n Telstar-401, muy probablemente v¨ªctima de la intensa radiaci¨®n generada por la erupci¨®n solar.
El efecto fue manifiesto en auroras boreales, pero en esta ocasi¨®n la tormenta magn¨¦tica no produjo, al parecer, cortes en el suministro de energ¨ªa el¨¦ctrica en ning¨²n sitio, como sucedi¨® en Am¨¦rica del Norte en 1965 y 1977, cuando millones de personas se vieron afectadas.
La valios¨ªsima informaci¨®n proporcionada ahora por los sat¨¦lites del ISTP, junto a la obtenida en observatorios solares en funcionamiento en varios pa¨ªses, va a permitir describir e interpretar los mecanismos del fen¨®meno con gran precisi¨®n y avanzar en el conocimiento, del Sol. Los expertos esperan ser capaces, dentro de unos a?os, de predecir las tormentas solares con antelaci¨®n suficiente para alertar.
La corona
El Soho, un observatorio de la Agencia Europea del Espacio (ESA) con colaboraci¨®n de la NASA, detect¨® la erupci¨®n solar inmediatamente. El sat¨¦lite est¨¢ situado entre el Sol y nuestro planeta, a 1,5 millones de kil¨®metros de este ¨²ltimo. El 6 de enero tom¨® una imagen del Sol en que se apreciaba el borde de una enorme erupci¨®n, un fen¨®meno denominado eyecci¨®n de masa en la corona.Cuatro d¨ªas despu¨¦s, otro sat¨¦lite, el Wind, de la NASA, dise?ado para tomar datos del flujo de part¨ªculas cargadas denominado viento solar, detect¨® la perturbaci¨®n en el entorno terrestre. A las pocas horas, otro artefacto espacial de la NASA, el Polar, y unos equipos del Laboratorio Nacional de Los ?lamos (EE UU) situados tambi¨¦n en ¨®rbita terrestre, registraron los efectos de part¨ªculas energ¨¦ticas en los cinturones de radiaci¨®n de la Tierra. "La intensidad de los cinturones de radiaci¨®n aument¨® m¨¢s de cien veces respecto a los niveles anteriores al 10 de enero y siguieron subiendo durante varios d¨ªas", han declarado los cient¨ªficos de Los ?lamos.
Para m¨¢s oportunidad, durante la tormenta solar, se estaba celebrando en Boulder (Colorado, EE UU) una reuni¨®n de investigadores y operadores de sat¨¦lites con el objetivo de discutir v¨ªas para mejorar la predicci¨®n del tiempo en el espacio que afecta a los artefactos en ¨®rbita.
"Hemos logrado una visi¨®n preliminar, pero bastante completa de lo que ha sucedido en el Sol, c¨®mo ha viajado hasta la Tierra la perturbaci¨®n generada, c¨®mo ha afectado a la magnetosfera al alcanzarla y c¨®mo ha podido matar a un sat¨¦lite de 200 millones de d¨®lares", coment¨® Reeves refiri¨¦ndose al TeIstar-401.
Las erupciones solares son como llamaradas magn¨¦ticas y el¨¦ctricas en la superficie de la estrella, una esfera incandescente de 1,4 millones de kil¨®metros de di¨¢metro, con un volumen 1,3 millones de veces mayor que la Tierra, formada sobre todo por hidr¨®geno y helio, cuya combusti¨®n en reacciones nucleares en el interior la hacen radiar en todo el espectro electromagn¨¦tico.
Cada segundo el Sol lanza al espacio m¨¢s de un mill¨®n de toneladas de materia en forma de flujo de part¨ªculas at¨®micas cargadas (en su mayor parte de protones y electrones); este flujo es el llamado viento solar, especialmente intenso durante las erupciones, que se propaga hasta los confines del sistema solar m¨¢s all¨¢ de Plut¨®n.
En el entorno terrestre, la mayor¨ªa de estas part¨ªculas son interceptadas por la magnetosfera del planeta que act¨²a como pantalla (a unos 60.000 kil¨®metros de distancia) generada por el campo magn¨¦tico terrestre.
Son las part¨ªculas del viento solar que penetran en la magnetosfera las que, desviadas hacia los polos por el campo magn¨¦tico, producen las auroras boreales en el ?rtico y en la Ant¨¢rtida.
El viento solar interacciona con la magnetosfera terrestre y da lugar, en la ionosfera, a ondas electromagn¨¦ticas que alcanzan la superficie del planeta y, cuando son especialmente intensas, pueden afectar notablemente a los sistemas el¨¦ctricos y las radiocomunicaciones en lo que se denomina tormenta magn¨¦tica.
El 10 de enero, cuatro d¨ªas despu¨¦s de fotografiar la erupci¨®n solar, los instrumentos del Soho observaron cambios en los par¨¢metros del viento solar que ya le hab¨ªan alcanzado, seg¨²n han informado los responsables del ISTP. Los detectores registraron un aumento repetido de la velocidad y la densidad de este flujo de part¨ªculas que descendi¨® unas horas m¨¢s tarde.
Geometr¨ªa
Pocos minutos despu¨¦s de los registros del Soho, el sat¨¦lite Wind, situado en ¨®rbita m¨¢s cerca de la Tierra y m¨¢s lejos del Sol, detect¨® una onda de choque seguida de una nube magn¨¦tica, cuya geometr¨ªa est¨¢ intentando averiguar los expertos descifrando la informaci¨®n.El sat¨¦lite Polar tom¨® unas impresionantes im¨¢genes de auroras, que se corresponden perfectamente con los datos tomados por magnet¨®metros instalados en tierra.
La gran ausente en la cita solar de enero ha sido la misi¨®n Cluster, cuyos sat¨¦lites habr¨ªan estado en ¨®ptima situaci¨®n para estudiar la magnetosfera terrestre y su interacci¨®n con el viento solar. Los cuatro sat¨¦lites Cluster iban en el cohete Ariane-5, que explot¨® el pasado mes de junio en su primer vuelo experimental, y se destruyeron.
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