Formas y principios
"Tal vez se pueda decir como una excusa para las malas formas que no son nada m¨¢s que formas. Pero es un error. Las formas tienen su origen en principios y operan como prolongaci¨®n de los principios en los que tienen su origen. Es imposible poner en pr¨¢ctica una mala forma si no es con base en un mal principio. No puede estar engarzada en uno bueno. All¨ª donde las formas de cualquier Gobierno son malas se puede afirmar con seguridad. que sus principios tambi¨¦n lo son".Estas palabras fueron escritas por Thomas Paine en 1791, es decir, en el momento fundacional del Estado de Derecho en Am¨¦rica y Europa. Desde entonces la experiencia de todos los Estados de Derecho dignos de tal nombre no ha hecho m¨¢s que confirmarlas. El Gobierno que no respeta las formas de la democracia es que no cree en los principios en que dicha forma de gobierno descansa.
Es lo que el Gobierno del PP est¨¢ dejando traslucir. La exhibici¨®n de malas formas est¨¢ empezando a resultar escandalosa.
La enumeraci¨®n que sigue es puramente ejemplificativa: abuso del Decreto-ley, acompa?ado de la negativa a su tramitaci¨®n como procedimiento de ley por el pro cedimiento de urgencia para evitar el control parlamentario; deportaci¨®n, previo suministro de un narc¨®tico, de 103 inmigrantes africanos ("hab¨ªa un problema y se ha solucionado"); justificaci¨®n de la no desclasificaci¨®n de los documentos del Cesid con el argumento de que se proteg¨ªa al Gobierno anterior y el gui?o inmediato a los tribunales para que hagan lo que ¨¦l no se atrevi¨® a hacer; proyecto de ley de secretos oficiales; cesi¨®n con nocturnidad de los impuestos especiales al Pa¨ªs Vasco a fin de obtener los votos del PNV para la aprobaci¨®n de los Presupuestos; ocultaci¨®n sistem¨¢tica del coste de la financiaci¨®n auton¨®mica; discriminaci¨®n de las mujeres con motivo del 18? aniversario de la Constituci¨®n; negativa a informar en el Parlamento de la privatizaci¨®n de Telef¨®nica; atribuci¨®n de la captura de Urrusolo por la polic¨ªa francesa al buen uso de los fondos reservados; circular anticonstitucional sobre recogida de datos por la poli c¨ªa; acusaci¨®n sin pruebas de una "amnist¨ªa fiscal" por el PSOE a sus "amiguetes ricos" por valor de 200.000 millones; aprobaci¨®n de un reglamento para intentar impedir que el grupo PRISA inicie la emisi¨®n por televisi¨®n digital...
El desprecio por las formas de este Gobierno no tiene precedentes en ning¨²n pa¨ªs civilizado. Alguna de estas actuaciones tiene por s¨ª sola relevancia suficiente como para poner seriamente en duda las convicciones democr¨¢ticas del mismo. Todas juntas dibujan el perfil de un Gobierno inequ¨ªvocamente antidemocr¨¢tico, que soporta de mala gana un sistema constitucional que no tiene fuerza para cambiar, pero que est¨¢ pretendiendo erosioar por v¨ªas soterradas y espurias a fin de imponer de manera estable su dominaci¨®n sobre el mismo.
La democracia es norma pero tambi¨¦n conducta. Exige ante todo un acuerdo sobre determinados principios que no pueden ser siquiera sometidos a discusi¨®n. Pero exige tambi¨¦n una interpretaci¨®n leal a trav¨¦s de la propia conducta de dichos principios. Cuando esto no ocurre y las formas de actuaci¨®n son incompatibles con los principios es a estos ¨²ltimos a los que se est¨¢ poniendo en cuesti¨®n. Y en ¨¦sas estamos.
Estoy convencido de que, a diferencia de lo que ha ocurrido en la historia pol¨ªtico-constitucional espa?ola de estos dos ¨²ltimos siglos, la derecha espa?ola no va a conseguir esta vez su objetivo. Pero tambi¨¦n estoy convencido de que la perturbaci¨®n que va a producir en nuestro sistema democr¨¢tico va a ser grande y que sus efectos se van a notar bastante tiempo despu¨¦s de que deje de ser el Gobierno de la naci¨®n.
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