"Mi vida privada no le incumbe a nadie"
Tras un prudente silencio de varias semanas, amanaida ya la tormenta y el calvario que afront¨® cuando un joven le acus¨® de pedofilia, Elio di Rupo habla por primera vez para la prensa extranjera. En su casa de Mons, al sur del pa¨ªs, el viceprimer ministro belga recibi¨® a EL PA?S, La Repubblica y Lib¨¦ration.Pregunta. ?El caso Dutroux ha desatado una ola de moralidad en B¨¦lgica?
Respuesta. Hay un movimiento moralizador que intenta llevamos hacia un orden moral. Es decir, un orden que algunos querr¨ªan reinstaurar. En el plano de los comportamientos humanos hay presiones para que volvamos a un orden moral del tipo "el matrimonio con dos ni?os y un perro", evitar incluso la libertad de esp¨ªritu. Est¨¢ claro que hay personas que sue?an con eso.
P. ?C¨®mo ve eso la mayor¨ªa de los ciudadanos belgas?,
R. En mi caso creo que la mayor¨ªa ha hecho claramente la diferencia entre la vida privada y la actividad p¨²blica.
P. ?Por qu¨¦ no dej¨® las cosas claras desde el primer momento?
R. Porque en esas cuestiones las cosas nunca son tan sencillas como parecen.
P. ?En qu¨¦ sentido?
R. Si no he hablado de mi vida privada, no voy a empezar a hacerlo ahora. Me niego a admitir las etiquetas con que se clasifica a la gente. Yo asumo lo que soy, pero no quiero ser una caricatura de tal o cual grupo humano. Eso es algo estrictamente personal. Lo ¨²nico importante es que en el comportamiento de cada d¨ªa, y sobre todo desde que ejerzo responsabilidades de alto nivel, tenga un comportamiento digno.
P. Pero lo preocupante es ese esperado deslizamiento que ha llevado a unir homosexualdad y pedofilia.
R. Por supuesto. Hoy se reescribe la historia despu¨¦s de una investigaci¨®n del Tribunal Supremo o despu¨¦s del an¨¢lisis detallado que cada uno haya podido hacer. Pero cuando uno se encuentra ante una informaci¨®n absolutamente parcial, con acusaciones de una gravedad inimaginable, y uno sabe que la prensa y la televisi¨®n le asimilan a un ped¨®filo, el primer reflejo no es preguntarse cu¨¢l va a ser el t¨¦rmino exacto Con que uno va a definirse en el comunicado de prensa. Ese d¨ªa adem¨¢s de ser n¨²mero dos del Gobierno, era un ser humano, Y es muy dif¨ªcil aceptar unas acusaciones tan abyectas y de luna bajeza tan profunda.
P. ?Usted no se explic¨® porque no ten¨ªa confianza en la madurez de los belgas?
R. El problema no es ¨¦se. El problema es que mi vida privada no le incumbe a nadie. Si alguien quiere tomar la responsabilidad de hablar, es asunto suyo. Pero yo, Elio di Rupo, creo que es algo que s¨®lo me afecta a m¨ª. No tengo que darle cuentas a nadie y no entrar¨¦ a darle explicaciones a nadie.
P. Pero todo el mundo le considera a usted homosexual sin que usted diga nunca nada.
R. Yo tengo un comportamiento digno. Voy a donde quiero, cuando quiero y como quiero. No tengo que justificarme.
P. ?Tiene la impresi¨®n de que el mal ya est¨¢ hecho, sobre todo pol¨ªticamente?
R. El mal est¨¢ hecho, pero no me afecta pol¨ªticamente. El problema es c¨®mo te afecta personalmente un ataque como ¨¦ste, que toca lo m¨¢s profundo de la fibra humana, tu dignidad en cuestiones no ya ¨ªntimas sino insoportables, como la pedofilia.
P. ?C¨®mo ha cambiado su vida en sociedad, su relaci¨®n con los vecinos, con los colegas de la pol¨ªtica?
R. En nada. Mis colegas pol¨ªticos han sido correctos desde el primer d¨ªa. No noto nada diferente. En mis actividades no ha cambiado absolutamente nada.
P. ?No recibe m¨¢s cartas? ?No le insultan?
R. He recibido m¨¢s de mil cartas. Algunas admirables de varias p¨¢ginas y dos de injuria.
P. ?De militantes liberales [el gran partido de la oposici¨®n]?
R. Ja, ja, ja. No, no. He recibido muchas cartas de gentes que no eran ni socialistas ni franc¨®fonos.
P. De peque?o so?aba con ser ministro. ?Volver¨ªa a intentarlo si pudiera impedirlo?
R. Tengo la tentaci¨®n de responder que s¨ª, pero tambi¨¦n admito que nunca llegu¨¦ a imaginar que ser¨ªa tan duro. No imaginaba que deber¨ªa perder tantas horas y tantos d¨ªas de mi vida para algo que no fuera defender mis ideales por hacer avanzar y progresar la sociedad. Cuando entr¨¦ en pol¨ªtica no med¨ª hasta qu¨¦ punto el hombre puede tener grandeza, pero tambi¨¦n hasta qu¨¦ punto puede ser innoble. Y he visto las dos caras: seres humanos extraordinarios, pero tambi¨¦n cr¨¢pulas. He visto gente sin alma ni coraz¨®n.
P. ?En qu¨¦ ha cambiado todo esto su proyecto personal y pol¨ªtico?
R. No he tenido tiempo de reflexionar.
P. ?Va a comprar un perro ... ?
R. Ja, ja, ja. No, no. Tengo mucho respeto por los perros, y si tuviera uno lo pasear¨ªa para que hiciera pip¨ª y caca. Pero no, no es ¨¦sa mi intenci¨®n. No tengo ninguna intenci¨®n de cambiar nada. Mi comportamiento es absolutamente libre y no voy a cambiarlo.
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