Bombazo del C¨¢ceres en la copa
Los equipos de clase media le toman la medida al torneo del KO
, Tanto bipartidismo, tanto Djordjevic y el C¨¢ceres a la final. 24 horas despu¨¦s de un tremendo espect¨¢culo entre los dos grandes, con los especialistas comentando a¨²n ciertos detalles de ese imborrable partido, y en eso que viene el C¨¢ceres, que se pone a jugar, que aguanta los primeros empujones, que sigue sobreviviendo, que, ay, que se pone serio, que, oye, que sigue vivo a falta de dos minutos, que, madre m¨ªa, provoca una pr¨®rroga y que... aplica un severo correctivo al Bar?a. ?El C¨¢ceres! Como hace un a?o el Manresa. La Copa es democr¨¢tica, se?ores. Y ah¨ª est¨¢ el bombazo de la temporada.?El C¨¢ceres! ?qu¨¦ no hizo el Barcelona para merecer eso? Tan bien dotado. Con sus cuatro p¨ªvots, sus tiradores de ¨¦lite, sus especialistas, su inteligent¨ªsimo Aito en el banquillo y ese Djordjevic que acab¨¢bamos de bautizar como la estrella del a?o hace tan s¨®lo 24 horas. ?C¨®mo explicar un naufragio semejante despu¨¦s de conseguir que el Madrid regresara a la capital con prisa y nocturnidad, sin detenerse en Le¨®n a tomar un refresco? Qu¨¦ no hizo el Bar?a y qu¨¦ hizo el C¨¢ceres. ?No es el baloncesto un deporte estad¨ªsticamente fiable?
Porque aqu¨ª no se trataba de defender un gol afortunado. Aqu¨ª sucedi¨® que el C¨¢ceres ha conseguido 94 tantos ante el Bar?a, ha soportado la actuaci¨®n de Djordjevic y ha sobrevivido a una pr¨®rroga sin uno de sus hombres clave, el base Jackson, una gacela negra con un muelle en cada zapatilla. Una de las claves no suficientemente divulgadas de la actual Liga ACB es perfectamente aplicable a un equipo como el C¨¢ceres, un equipo de clase media con el salario congelado: el baloncesto nacional ya no es un compendio de dos americanos y unos cuantos nacionales con temblor de piernas. Hombres presuntamente an¨®nimos, desprovistos de fama, como Abad, Para¨ªso, L¨®pez, Pedrera o Pablo Mart¨ªnez son profesionales aun j¨®venes con a?os de experiencia en la alta competici¨®n. Que dan pocos le?adores en la Liga ACB aunque la gente todav¨ªa rememore a Epi y Corbal¨¢n. La clase media est¨¢ mucho m¨¢s cualificada que la de hace diez a?os.
As¨ª es c¨®mo el Bar?a se encontr¨® dentro de un t¨²nel y no pudo encontrar la salida. Quiso un enfrentamiento as¨¦ptico, un partido de sal¨®n, supuestamente convencido de que, en el careo, se impondr¨ªa su clase. No defendi¨® con intensidad, Aito reserv¨® a los jugadores, y se limit¨® a esperar. No le aplic¨® ninguna severa disciplina a su rival. Jug¨® como lo habr¨ªa hecho hace unos a?os, a velocidad de crucero, con el cintur¨®n de seguridad puesto, disfrutando del paisaje. Ya no valen esos argumentos en el baloncesto de hoy en d¨ªa.
En el baloncesto de hoy en d¨ªa, equipos como el C¨¢ceres juegan un baloncesto s¨®lido y saben administrar sus recursos. En su medida, dispone de jugadores capaces de hacer da?o. Ya no hay tanto miedo: los grandes suelen perder m¨¢s de diez partidos en esas canchas de Dios. A falta de cinco minutos, el C¨¢ceres estaba pegado al Bar?a en el marcador (65-64) y dispon¨ªa de sus dos p¨ªvots (Ansley y Sellers) totalmente libres de cargas, con tres personales entre ambos. En esas circunstancias, los banquillos impon¨ªan poco peso: el C¨¢ceres dispon¨ªa de combustible para intentarlo.
Ciertamente, apareci¨® Djordjevic en escena. Anot¨® un triple, cumpli¨® sin fallo con cuatro tiros libres y sac¨® por personales a Jackson Pero el C¨¢ceres hab¨ªa encontrado su protagonista. Y, adem¨¢s, era un antagonista: Ansley, un p¨ªvot. Como en sus tiempos del Unicaja, el p¨ªvot americano decidi¨® jugar por fuera, en el uno contra uno, usando el arma del triple. Y contra Ansley no hab¨ªa ant¨ªdoto f¨¢cil. No bastaba una zona (no lo hizo el Bar?a). No era suficiente Djordjevic (era antinatural). El C¨¢ceres se hab¨ªa igualado al Bar?a: no ten¨ªa miedo a perder. No ten¨ªa nada que perder.
La pr¨®rroga fue una demostraci¨®n de lo que ha mejorado esta Liga en su periferia. El C¨¢ceres supo jugar sin renunciar a seguir aumentando su cuenta. Nadie dud¨® en la l¨ªnea de tiros libres. Nadie desfalleci¨®. Nadie se escondi¨® debajo de la cama al ver pasar a Djordjevic. Esa fortaleza hundi¨® al Bar?a en el desconcierto. Hab¨ªa venido a disputarle la Copa al Madrid. No al C¨¢ceres. Est¨¢ visto que las clases medias le han tomado la medida a la Copa del Rey.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.