Fuera m¨¢scaras
LA NOTA que hizo p¨²blica anoche la Fiscal¨ªa General del Estado para anunciar el env¨ªo a la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n de dos temas supuestamente relacionados con los empresarios de televisi¨®n que no se doblegan a los caprichos del Gobierno es la confesi¨®n paladina de culpabilidad del poder. ?Cu¨¢l es el nexo jur¨ªdico o procesal de las cuestiones que el fiscal general da a conocer a bombo y platillo a la opini¨®n? Ninguno. Pero hay un nexo pol¨ªtico: la persecuci¨®n inmoral y est¨²pida que el Gobierno ha lanzado contra los medios de comunicaci¨®n que no le son sumisos.Conocida era ya la servil actitud de Ortiz ?rculo ante quien lo ha designado, que por lo dem¨¢s no desdice mucho de la de algunos de sus predecesores. Lo que es nuevo es poner a la Fiscal¨ªa General al servicio indirecto de una operaci¨®n de desprestigio de dos empresas privadas en beneficio de otras que le placen a Aznar -sabemos que Telef¨®nica la preside un amigo suyo, pero no sabemos por qu¨¦ Televisa merece este formidable apoyo del presidente espa?ol-. La campa?a de difamaci¨®n lanzada desde los diarios sumisos a Aznar contra quienes se resisten a sonre¨ªr a su jefe ser¨¢ alimentada ahora por esta nota de la fiscal¨ªa, como lo fue antes por las pintorescas declaraciones del presidente en tomo a los expedientes de Hacienda.
No cabe la m¨¢s m¨ªnima duda de que nos encontramos ante una operaci¨®n del poder contra ciudadanos particulares y que aqu¨¦l no duda en utilizar todos los m¨¦todos a su alcance: la magistratura, el Bolet¨ªn Oficial del Estado, el presupuesto, las televisiones de propiedad p¨²blica... Si a?adimos a todo ello las peculiares formas del portavoz del Gobierno y del vicepresidente pol¨ªtico, empezamos a sospechar que nos encontramos ante una mezcla de estilos entre la bravuconer¨ªa fascista y la manipulaci¨®n informativa, en la que eran expertos los nazis. Mientras la crispaci¨®n pol¨ªtica siga en aumento, la confianza en el Gobierno y sus aleda?os declinar¨¢ cada d¨ªa m¨¢s. Con su desprecio por las formas, que supedita siempre a los fines, Aznar amenaza con destruir los valores del consenso democr¨¢tico tan trabajosamente obtenido, mientras somete a este pa¨ªs a la ducha fr¨ªa de sus iras y sus desconsuelos. Ca¨ªda ya su m¨¢scara centrista, la Espa?a profunda se levanta del sue?o. No vemos c¨®mo vamos a poder cumplir as¨ª con Maastricht.
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