Albright descubre su origen jud¨ªo
La secretaria de Estado de EE UU conoce por la prensa el secreto que le ocultaron sus padres
, A los 59 a?os de edad, reci¨¦n convertida en la mujer que m¨¢s lejos ha llegado en toda la historia pol¨ªtica norteamericana, Madeleine Albright ha descubierto la verdad sobre sus ra¨ªces y su identidad, esa verdad que, en un af¨¢n por protegerla, sus padres le ocultaron celosamente hasta su muerte. En contra de lo que siempre ha cre¨ªdo, Albright no naci¨® en un hogar de gentiles checos de religi¨®n cat¨®lica, sino en el seno de una familia jud¨ªa que terminar¨ªa siendo brutalmente diezmada por los nazis. M¨¢s de una docena de sus parientes pr¨®ximos, incluidos sus dos abuelos paternos, su abuela materna, una t¨ªa, un t¨ªo y un primo camal, fueron asesinados en el holocausto.
El descubrimiento es el fruto de una investigaci¨®n period¨ªstica de The Washington Post publicada ayer. Preparando un art¨ªculo sobre las experiencias de la familia de Albright en la Checoslovaquia de los a?os treinta y cuarenta, Michael Dobbs husme¨® en archivos alemanes, checos y jud¨ªos, consult¨® las listas de transporte a Auschwitz, habl¨® con amigos de la familia y termin¨® desenredando el ovillo. El periodista lleg¨® a la conclusi¨®n de que la nueva secretaria de Estado no conoc¨ªa sus or¨ªgenes jud¨ªos ni el tr¨¢gico destino de muchos de sus familiares en las c¨¢maras de gas de Auschwitz y el campo de concentraci¨®n de Terezin.
La pasada semana, Dobbs se entrevist¨® con Albright para ponerle al tanto del hallazgo. "Bas¨¢ndose en la informaci¨®n que ha recibido, Madeleine Albright cree que es m¨¢s que probable que tales acontecimientos [los relatados por el peri¨®dico] ocurrieran", declar¨® ayer Nicholas Burns, portavoz del Departamento de Estado. Burns confirm¨® que, desde que tiene memoria, Albright siempre ha cre¨ªdo que era cat¨®lica vieja. El asunto es "de intenso inter¨¦s personal" para ella, su hermano, su hermana, por lo que van a iniciar una investigaci¨®n propia.
La muerte de sus padres, Joseph y Mandula Korbel, en 1977 y 1989, respectivamente, complica esa tarea. Ellos nunca les hablaron a sus hijos de su identidad jud¨ªa ni de lo que les ocurri¨® a sus familiares checos, limit¨¢ndose a decirles que la mayor¨ªa muri¨® en el transcurso de la II Guerra Mundial. En su conversaci¨®n con Dobbs, Albright se neg¨® a criticar la actitud de sus padres. "Creo", dijo, "que hicieron cosas maravillosas por todos nosotros". Albright a?adi¨® que Joseph Korbel, su padre, siempre se consider¨® un patriota checo y un fiel cat¨®lico, religi¨®n que, seg¨²n las investigaciones, adopt¨® en los a?os treinta para ejercer con mayor tranquilidad su carrera de diplom¨¢tico.
Albright estaba a punto de cumplir dos a?os cuando, en marzo de 1939, diez d¨ªas despu¨¦s de la invasi¨®n nazi de Checoslovaquia, sus padres abandonaron Praga para instalarse en Londres. Joseph Korbel educ¨® a su hija en la repulsa a la vergonzante capitulaci¨®n en M¨²nich de las democracias europeas ante Hitler; la experiencia de pasar muchas horas en los refugios antia¨¦reos de Londres solidific¨® los sentimientos antifascistas de la peque?a. M¨¢s tarde, ella y su familia a?adir¨ªan el comunismo sovi¨¦tico a su lista de fobias.
En su infancia, la secretaria de Estado, no se llamaba como hoy, sino Mar¨ªa Jana Korbel. El nombre Madeleine lo adquiri¨® a los diez a?os, cuando, tras la experiencia londinense, su familia vivi¨® un tiempo en Suiza; el apellido Albright es el del norteamericano con el que se cas¨® en 1959 y que terminar¨ªa abandon¨¢ndola. En cualquier caso, ella fue bautizada y criada en la fe cat¨®lica, que abandonar¨ªa para asumir la episcopaliana de su marido.
En los ¨²ltimos dos o tres a?os, Albright, seg¨²n le cont¨® al Post, ha recibido cartas procedentes de Europa del Este inform¨¢ndole que sus ancestros eran jud¨ªos. Pero ella no les prest¨® demasiada atenci¨®n, porque algunas conten¨ªan errores de bulto como afirmar que hab¨ªa nacido en Belgrado. El pasado diciembre, cuando, valorando la firmeza y hasta vehemencia con que defiende sus ideas, Clinton la propuso como jefa de la diplomacia norteamericana, varios diarios ¨¢rabes criticaron el nombramiento aludiendo a la condici¨®n jud¨ªa de Albright. En la Casa Blanca creyeron que se trataba de pura propaganda.
"El presidente dice que es una historia fascinante y que anima a Madeleine a bucear en sus or¨ªgenes familiares", declar¨® ayer Mike McCurry, portavoz de la Casa Blanca. Cuando le preguntaron si Clinton cree que el descubrimiento del Post puede afectar a la neutralidad de Albright en el proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo, McCurry respondi¨®: "No".
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