Nixon orden¨® al servicio secreto destruir la carrera de Ted Kennedy
El director de cine Oliver Stone tiene raz¨®n: Richard Nixon fue, ante todo, un caso patol¨®gico. Aquel hombre era un drogadicto del uso del espionaje para la destrucci¨®n de sus rivales pol¨ªticos. Lo ¨²ltimo que se ha sabido de su obsesi¨®n es que, en 1972, orden¨® que se introdujeran esp¨ªas de la Casa Blanca en el equipo del servicio secreto destinado a proteger al senador Edward (Ted) Kennedy. "Puede que tengamos suerte y podamos coger a ese hijo de puta", dijo Nixon. "Lo arruinar¨ªamos para 1976. Va a ser divertido".
, Esta informaci¨®n, publicada ayer por The Washington Post, es una de las nuevas manchas en el sucio historial de Nixon que est¨¢ sacando a la luz la transcripci¨®n de las grabaciones de sus conversaciones en la Casa Blanca. El pasado noviembre, esas grabaciones fueron desclasificadas y puestas a disposici¨®n del p¨²blico por los Archivos Nacionales de EE UU. Las anteriores entregas de las conversaciones ya presentaron a un Nixon ordenando que se investigara las declaraciones de la renta de sus rivales y aceptando donativos de empresas poderosas a cambio de un trato gubernamental favorable.Nixon estaba obsesionado con los Kennedy. Sin saber que el esc¨¢ndalo Watergate terminar¨ªa convirti¨¦ndole en el ¨²nico presidente norteamericano que ha tenido que dimitir, cre¨ªa que John F. Kennedy le hab¨ªa infligido la mayor humillaci¨®n de su vida al derrotarle en las presidenciales de 1960. Ahora sabemos que ni tan siquiera los asesinatos de John y su hermano Robert apaciguaron el esp¨ªritu de aquel torturado presidente republicano. Grabada est¨¢ para la historia la prueba de que quer¨ªa destruir a toda costa la carrera pol¨ªtica del superviviente del clan: el senador dem¨®crata Edward Kennedy.
Ted Kennedy no era candidato a la presidencia en 1972, pero, dado lo ocurrido con sus dos hermanos y el clima de violencia pol¨ªtica reinante, los responsables de la seguridad cre¨ªan que deb¨ªa tener protecci¨®n del servicio secreto. El 7 de septiembre de 1972, Nixon habla de ese asunto con sus dos principales asesores, Bob Haldeman y John Ehrlichman. Y les pregunta: "?Tenemos a alguien en el servicio secreto del que nos podamos fiar?". "S¨ª, s¨ª", replica Ehrlichman, "tenemos varios". "Poned uno, poned dos de esos tipos protegiendo a Kennedy. Eso puede ser muy ¨²til".
La conversaci¨®n, seg¨²n el Post, ha sido borrada en ese instante durante 22 segundos; cuando regresa, Haldeman est¨¢ diciendo que los agentes no de ben abandonar a Kennedy "a ninguna hora del d¨ªa o de la noche".
En la noche de ese mismo d¨ªa, Nixon sostiene otra reuni¨®n con sus colaboradores y les pregunta si ya est¨¢ arreglado lo de Ted. Le responden que s¨ª. Nixon insiste en que quiere que el senador est¨¦ vigilado todo el tiempo; Haldeman le responde que as¨ª va a ser.
"Puede que tengamos suerte y podamos coger a ese hijo de puta. Lo arruinar¨ªamos para 1976. Va a ser divertido", dice Nixon. Y a?ade: "No sabe lo que se le viene encima. Vamos a cubrirle y no vamos a aceptar una respuesta negativa. ?l no puede decir que no a la protecci¨®n del servicio secreto".
En aquel a?o electoral, el superviviente de los Kennedy hac¨ªa campa?a a favor del candidato dem¨®crata George McGovern. Nixon estaba seguro de conseguir la reelecci¨®n frente a McGovern, pero tem¨ªa que Kennedy se hiciera con el liderazgo del Partido Dem¨®crata tras la derrota de McGovern y se convirtiera en un caballo ganador para los comicios de 1976.
El servicio secreto protegi¨® a Edward Kennedy desde el 8 de septiembre hasta el siguiente 8 de noviembre, el d¨ªa que sigui¨® a la aplastante victoria de Nixon sobre McGovern. El 9 de septiembre, Rose Kennedy escribi¨® a Nixon: "Querido presidente, me tranquiliza escuchar que mi hijo Ted va a volver a tener protecci¨®n del servicio secreto. S¨¦ que este privilegio es posible gracias a una decisi¨®n personal suya y quiero expresarle mi profundo agradecimiento".
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