Una etapa nueva en la pol¨ªtica exterior
La llegada del Partido Popular al Gobierno de la naci¨®n abri¨® tambi¨¦n una nueva etapa en la pol¨ªtica exterior de Espa?a. Entre un Gobierno y otro no hubo quiebra ni interrupci¨®n en el manejo de los asuntos exteriores, cumpli¨¦ndose la voluntad expresada por el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y por el ministro Abel Matutes de dar a la pol¨ªtica exterior una necesaria continuidad y un impulso renovado.El Partido Popular no lleg¨® al poder con hipotecas ni compromisos gravosos para el mantenimiento de un acuerdo b¨¢sico entre las fuerzas pol¨ªticas m¨¢s importantes y la persecuci¨®n de nuestros objetivos nacionales m¨¢s permanentes. El Partido Popular no hab¨ªa organizado una campa?a contra la OTAN, como la del PSOE en 1981 y 1982, ni hab¨ªa enviado mensajes contrarios a la vocaci¨®n europea y atl¨¢ntica de nuestro pa¨ªs o movilizado a la opini¨®n p¨²blica en un sentido opuesto al que dictaban nuestros intereses exteriores y el m¨¢s elemental sentido com¨²n y de la historia. El Partido Popular hab¨ªa decidido de forma expresa no seguir el peligroso y est¨¦ril camino del PSOE en sus a?os de oposici¨®n a los Gobiernos de UCD.
El Partido Popular en la oposici¨®n hab¨ªa contribuido a la defensa de los intereses de Espa?a y hab¨ªa reforzado el compromiso de los espa?oles en una pol¨ªtica exterior basada en el acuerdo y la colaboraci¨®n entre las fuerzas pol¨ªticas. Nuestro programa electoral de 1996 no pod¨ªa compararse en modo alguno con el PSOE de 1982, plagado de tesis tercermundistas y neutralistas que tanto cost¨® luego corregir y que tanto perjudicaron el camino de Espa?a hacia una mayor y mejor presencia en el mundo.
Este ejercicio de responsabilidad hab¨ªa preparado el camino a la estabilidad parlamentaria actual, basada, entre otras cosas, en comunes objetivos europeos y en la voluntad de cumplir con los criterios de convergencia fijados en Maastricht para la UEM. De esta manera, el cambio pol¨ªtico de 1996 produjo, junto a una mejora de la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica, un impulso y ambiciones nuevas en la pol¨ªtica exterior de Espa?a.
Este marco de coherencia y de seriedad pol¨ªtica permiti¨® reforzar la acci¨®n del Gobierno entrante en los principales desaf¨ªos exteriores que debieron ser enfrentados en meses posteriores. As¨ª el mayoritario apoyo parlamentario a la plena participaci¨®n de Espa?a en la reforma y ampliaci¨®n de la Alianza Atl¨¢ntica puso en evidencia de forma palmaria la capacidad y la voluntad del Gobierno popular de evitar lo que el mismo Felipe Gonz¨¢lez hab¨ªa definido como uno de sus principales errores: la confrontaci¨®n partidaria sobre cuestiones esenciales de nuestro posicionamiento externo.
Parece necesario recordar c¨®mo el proceso de par¨¢lisis y degradaci¨®n de los ¨²ltimos Gobiernos socialistas hab¨ªa afectado a la conducci¨®n de los asuntos nacionales, al acercamiento a los objetivos europeos y a la imagen misma de Espa?a, y que, a pesar de las oportunidades ofrecidas por la reciente presidencia de la Uni¨®n, nadie parec¨ªa creer en las posibilidades de nuestro pa¨ªs para acceder a la moneda ¨²nica, o en otro orden de cosas, en la posibilidad de avanzar hacia la supresi¨®n del derecho de asilo en Europa como medio de reforzar la cooperaci¨®n europea contra el terrorismo.
La pol¨ªtica abierta, multilateral y cr¨ªtica del Gobierno popular propici¨® la r¨¢pida adopci¨®n de la posici¨®n com¨²n europea sobre Cuba, el desarrollo de los contactos con todos los grupos democr¨¢ticos cubanos y ofreci¨® a los pa¨ªses de Iberoam¨¦rica y de Europa la posibilidad de una alternativa de apoyo a la transici¨®n democr¨¢tica de Cuba, distinta de aqu¨¦lla basada en el embargo norteamericano y las medidas extraterritoriales de la ley Helms-Burton y asimismo alejada de la complicidad con un r¨¦gimen incapaz de ofrecer futuro democr¨¢tico alguno al hermano pueblo de Cuba.
El resultado de esta nueva pol¨ªtica ha sido reforzar el liderazgo, el prestigio y el papel de Espa?a en el mundo. Las cr¨ªticas del PSOE deben ser atribuidas sobre todo a su apresurado e interesado deseo de perjudicar la imagen de un Gobierno que pisa con pie firme en la esfera internacional confirmando la capacidad del Partido Popular, y muy especialmente de su presidente, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, de asumir con dignidad y eficacia la direcci¨®n de la pol¨ªtica exterior de Espa?a.
La destacada participaci¨®n de Espa?a en, los cambios en la Alianza Atl¨¢ntica y nuestra contribuci¨®n a la construcci¨®n europea, el reforzamiento de nuestras relaciones con nuestros aliados franceses y alemanes, el positivo desarrollo de la presencia espa?ola en el norte de ?frica, el reforzamiento de nuestro v¨ªnculo trasatl¨¢ntico y de nuestra pol¨ªtica iberoamericana, son muestras evidentes de la solidez y la envergadura de la acci¨®n exterior del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y del ministerio que dirige Abel Matutes.
El aumento de los fondos destinados a la cooperaci¨®n y la ayuda al desarrollo, en un momento de esfuerzos presupuestarios, demuestra m¨¢s a las claras todav¨ªa la voluntad del Gobierno popular de imprimir un sello propio en la acci¨®n exterior del Estado y responder a los profundos cambios y demandas de una sociedad espa?ola preocupada y solidaria con la suerte del resto de la humanidad.
Conviene subrayar, adem¨¢s, c¨®mo el cambio del Gobierno y del ministro han permitido iniciar las reformas organizativas y legislativas del servicio exterior que los socialistas fueron perfectamente incapaces de poner en marcha, acompa?adas, adem¨¢s, de una ecuanimidad en la pol¨ªtica de nombramientos y una valoraci¨®n del m¨¦rito profesional desconocidas en la etapa anterior.
Estoy convencido de que este esfuerzo ha de continuar. Espa?a necesita de la mejor pol¨ªtica exterior y del mejor servicio exterior posible para triunfar en un mundo abierto y competitivo.
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