Publicidad enga?osa
En octubre, la prensa andaluza publicaba grandes anuncios, pagados por el PP, con el t¨ªtulo La verdad que el PSOE no dice. Seg¨²n esos anuncios, Andaluc¨ªa perder¨ªa 476.000 millones si el Gobierno del se?or Chaves, obedeciendo las ¨®rdenes de Ferraz, no aceptaba el pacto de financiaci¨®n auton¨®mica PP-CiU, cuyos efectos, tan favorables para Andaluc¨ªa, pretend¨ªan ocultar los socialistas. Al tiempo, por primera vez en la historia de la Hacienda democr¨¢tica, el Presupuesto del 97 omit¨ªa la financiaci¨®n correspondiente a cada comunidad, limit¨¢ndose a recoger una cifra global para todas, sin ninguna explicaci¨®n de su origen ni de los efectos del nuevo sistema.Desde la tribuna del Congreso, en el debate, mostr¨¦ esos anuncios al se?or Aznar para decirle que suprimir del Presupuesto la financiaci¨®n que corresponde a cada comunidad, y contarla en anuncios pagados en los peri¨®dicos, era una curiosa manera de convertir al Parlamento en el centro de la vida pol¨ªtica, como ret¨®ricamente hab¨ªa prometido en su campa?a electoral.
Pero, como ha quedado demostrado en la reciente comisi¨®n mixta entre Andaluc¨ªa y el Gobierno del PP, esos anuncios constitu¨ªan un caso extraordinario de publicidad enga?osa. Era evidente que esa cifra no pod¨ªa ser cierta: si Andaluc¨ªa, que representa el 28% de la participaci¨®n de las comunidades en los ingresos del Estado, obtiene 476.000 millones adicionales, y se garantiza que ninguna va a ganar menos del 90% de la que m¨¢s gane, el coste del nuevo sistema no puede ser inferior, en ning¨²n caso, a 1,57 billones, lo cual es fantasioso, incompatible con el control del d¨¦ficit p¨²blico y con cualquier posibilidad de cumplir las exigencias de Maastricht.
Por eso, cuando los representantes del Gobierno andaluz acudieron a la comisi¨®n mixta a firmar, sin dudarlo, un acuerdo que tuviese las consecuencias prometidas en los anuncios, el ministro para las Administraciones P¨²blicas sufri¨® un ataque de amnesia y no pudo recordar nada de lo que en octubre se promet¨ªa a Andaluc¨ªa en grandes letras de molde.
Lamentablemente, el debate acab¨® sin conocer las consecuencias del pacto PP-CiU. Pero quien s¨ª debe saberlo es el se?or Pujol, que hace poco declaraba que aportaba a Catalu?a 194.000 millones adicionales. Es una cifra menos exuberante que la de los anuncios del PP en Andaluc¨ªa, y quiz¨¢ deber¨ªamos creerle, al menos mientras nadie del Gobierno le desmienta. Pero, una vez m¨¢s, lo que se cuenta se estrella contra la l¨®gica aritm¨¦tica y la realidad de los comportamientos pol¨ªticos. Puesto que Catalu?a representa el 20% de la participaci¨®n del conjunto de las comunidades en los tributos del Estado, teniendo en cuenta las cl¨¢usulas de salvaguardia acordadas, el nuevo sistema deber¨ªa generar para Andaluc¨ªa un incremento m¨ªnimo de 245.000 millones, que, aunque es la mitad de lo anunciado, es una cantidad muy respetable que los consejeros de Andaluc¨ªa habr¨ªan hecho bien en aceptar, pero que el se?or Rajoy no les pudo ofrecer. Quiz¨¢ porque sab¨ªa, aunque no pudiera desmentirle, que tampoco era cierta la cifra que el se?or Pujol anunciaba para Catalu?a.
No pueden, obviamente, desmentir al se?or Pujol, pero, despu¨¦s de la comisi¨®n mixta con Andaluc¨ªa, el Gobierno del PP, "adem¨¢s de reconocer la extraordinaria falsedad de su publicidad de octubre", tiene que escoger: o Pujol no cuenta la verdad o su acuerdo discrimina gravemente a Andaluc¨ªa.
As¨ª, la din¨¢mica pol¨ªtica puesta en marcha por el PP en materia de financiaci¨®n auton¨®mica empieza a ser mas preocupante que regocijante. Ya se sabe que, desgraciadamente, la coherencia no es la virtud que m¨¢s se practica en pol¨ªtica, pero conviene no rebasar ciertos l¨ªmites a la hora de hacer de la necesidad virtud, si no se quiere caer en el rid¨ªculo. Hemos visto al se?or Fraga recurrir al Tribunal Constitucional la cesi¨®n del 15% del IRPF y al se?or Arenas proclamar que esa cesi¨®n era una traici¨®n a Andaluc¨ªa, y ahora les vemos romperse las manos aplaudiendo la cesi¨®n del 30%.
Intelectualmente hablando, no se puede estar en contra de la cesi¨®n del 15% y a favor de ceder el 30%. No hay, en cambio, incoherencia l¨®gica en estar a favor del 15% y en contra del 30%, porque se puede estar de acuerdo en ceder a las comunidades una parte del IRPF recaudado en su territorio para tomar en cuenta su esfuerzo fiscal e involucrarlas en la aplicaci¨®n efectiva de los impuestos, y al mismo tiempo opinar que un 30% es una ponderaci¨®n excesiva.
En mi opini¨®n, ceder el 30% en vez del 15% no plantea un problema conceptual mayor, puesto que no es sino una forma de introducir y cuantificar el concepto de esfuerzo fiscal recogido en la LOFCA ni tiene las consecuencias desmesuradas que le atribuyen el se?or Pujol en sus declaraciones y el PP en sus anuncios. En realidad, el resultado para cada comunidad depender¨¢ de la diferencia entre el ritmo de crecimiento de la recaudaci¨®n por IRPF en su territorio y el de la recaudaci¨®n global del sistema tributario en el Estado, y, tal como el PP est¨¢ desmantelando la progresividad del IRPF, est¨¢ por ver cu¨¢les ser¨¢n sus efectos sobre las comunidades m¨¢s desarrolladas.
Por el momento, despu¨¦s de la comisiones mixtas que se van celebrando con cada comunidad, est¨¢ cada vez m¨¢s claro que el PP y CiU han prodigado un conjunto de afirmaciones que no pueden ser simult¨¢neamente ciertas, como no pod¨ªa serlo que todos ganaran m¨¢s que los dem¨¢s y que el sistema no tuviera coste.
En particular, las declaraciones del se?or Pujol y los anuncios pagados por el PP son incoherentes con las virtudes del pacto que cada uno ha contado a sus electores. Si ambas cifras fueran ciertas, el pacto PP-CiU ser¨ªa muy malo para Catalu?a. Si aceptamos que lo de los anuncios es una falsedad (una m¨¢s) y nos creemos el recuento de dividendos que de sus pactos hace el se?or Pujol, el Gobierno del PP hubiera debido llegar a un acuerdo con Andaluc¨ªa, rebajando a la mitad sus promesas anunciadas en octubre. Pero no lo ha hecho, y por algo ser¨¢.
La tercera posibilidad es que tampoco sea cierto lo que el se?or Pujol dice, y sigamos sin conocer una estimaci¨®n razonable de las consecuencias del pacto PP-CiU en la que ambos puedan coincidir y explicar de forma coherente a las comunidades. Y si no la conocemos no es porque los socialistas oculten la verdad, sino porque el PP ha emprendido, a golpe de improvisaci¨®n, ocultaci¨®n, confusi¨®n e imposici¨®n, un camino cuyo horizonte es cada vez m¨¢s preocupante.
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