El fuego arrasa las chabolas del poblado de Boadilla
El fuego arras¨® anoche, entre escenas de p¨¢nico, llantos de ni?os y desesperadas carreras, m¨¢s de 40 chabolas del poblado marroqu¨ª de Boadilla del Monte (17.834 habitantes). El incendio, que se inici¨® a las 20.30 y no fue controlado hasta las 22.00, se origin¨® por causas fortuitas, seg¨²n las primeras versiones. El asentamiento de Boadilla, formado por unas 400 infraviviendas y con un millar de inmigrantes, en su mayor¨ªa de la regi¨®n del Rif, es el mayor poblado chabolista de la Comunidad.
Las llamas, seg¨²n declaraciones de los propios inmigrantes, se propagaron a partir de una estufa de le?a que hab¨ªan dejado encendida los ocupantes de un chamizo al salir hacia su trabajo. El fuego prendi¨®, con la infravivienda desocupada, y se extendi¨® por las chabolas vecinas a enorme velocidad. La madera, el cart¨®n, las telas que formaban los chamizos no hac¨ªan m¨¢s que acelerar su avance. Las llamas alcanzaron los 12 metros de altura.
Los chabolistas reaccionaron con rapidez y se organizaron. Mientras unos echaban tierra sobre el fuego, otros sacaban agua del pozo y formaban una cadega humana para lanzarla contra las llamas. De poco sirvi¨® esta lucha: en menos de una hora, cerca de cuarenta chabolas hab¨ªan desaparecido.
Luego, una vez que los bomberos de la Comunidad apagaron con 60.000 litros de agua el incendio, estos inmigrantes sin techo prefirieron compartir los chamizos de sus compa?eros antes que ser realojados en albergues de Madrid, tal y como ofreci¨® el primer teniente de alcalde, Jos¨¦ Galeote. La Direcci¨®n General de Asuntos Sociales solicit¨® anoche a la Cruz Roja tres tiendas de campa?a y unas 60 mantas para levantar un cobijo temporal para los inmigrantes que lo hab¨ªan perdido todo.
Un centenar de inmigrantes marroqu¨ªes perdi¨® su chamizo a causa del incendio
Con el fuego prendi¨® el p¨¢nico entre los marroqu¨ªes del poblado chabolista de Boadilla del Monte (donde s¨®lo viven dos mujeres y el resto son hombres y ni?os). Un grupo de j¨®venes inmigrantes divis¨®, desde lo alto de una colina pr¨®xima que de una chabola sal¨ªa una columna de humo. Dieron la alarma y enseguida se organiz¨® un frente contra el fuego.Los inmigrantes sacaron cubos de agua del pozo del poblado y se los pasaron de hombre a hombre para combatir las llamas. Otros inmigrantes echa ban tierra con palas sobre el fuego. Entretanto, otro grupo de chabolistas se preocup¨® de vaciar las infraviviendas pr¨®ximas al fuego para evitar que sus compa?eros perdieran todas sus pertenencias.
"Llegu¨¦ corriendo a la chabola que prendi¨® primero. Le pegu¨¦ una patada a la puerta y sali¨® una columna de humo que me golpe¨® en la cara", dec¨ªa un inmigrante junto a los rescoldos.
Fuego demasiado alto
Pese a sus esfuerzos, los chabolistas no fueron capaces de controlar el incendio. "Las llamas eran enormes, demasiado altas para luchar contra ellas, no pod¨ªamos", explic¨® un inmigrante. Y es que el fuego se propag¨® a toda velocidad por el poblado. Su avance se vio facilitado por la escasa separaci¨®n entre las chabolas de apenas un metro en muchos casos. Tambi¨¦n fue ayudado por los materiales altamente inflamables con las que estaban construidas -maderas, pl¨¢sticos, alfombras-. De este modo, el incendio avanz¨® por las paredes y tejados de las infraviviendas, formando un solo frente de enormes dimensiones, contra el que los bomberos de la Comunidad tuvieron que emplearse a fondo. De hecho, este servicio de extinci¨®n tuvo que enviar m¨¢s de 30 efectivos, cuatro veh¨ªculos y un coche cuba. Este ¨²ltimo no pudo llegar a la zona del siniestro por las dificultades en los accesos.
La imagen que presentaba el poblado tras el fuego era dantesca: mesas, sillas, camas, mantas, bolsas llenas equipaje, peque?os armarios, se desparramaban por el suelo, entre rescoldos a¨²n humeantes. Casi una d¨¦cima parte de poblado era ceniza. Un centenar de inmigrantes hab¨ªa perdido su hogar.
Said El Moussaoui, inmigrante de 28 a?os, con permiso de residencia, miraba los escombros de su chabola: "Se me ha quemado todo. Ten¨ªa 150.000 pesetas en ropa, zapatos y m¨¢s cosas, como ¨²tiles de cocina, una plancha y m¨¢s regalos dentro de la chabola. Se lo iba a llevar todo la semana que viene a mi mujer y mis tres hijos que viven al norte de Marruecos".
Ohmar Ahrouch, de 36 a?os, alba?il, que lleva 10 a?os en el poblado, estaba cocinando cuando oy¨® el grito de fuego: "S¨®lo tuve tiempo para apagar el gas y salir corriendo con mi hijo". Padre e hijo lo perdieron todo ayer en el fuego. Fueron los ¨²nicos realojados. El Ayuntamiento les facilit¨® una habitaci¨®n en una pensi¨®n del pueblo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Inmigrantes magreb¨ªes
- Marginados
- Chabolas
- Marginaci¨®n
- Incendios
- Chabolismo
- Infravivienda
- Servicios sociales
- Inmigrantes
- Accidentes
- Pol¨ªtica social
- Inmigraci¨®n
- Pobreza
- Grupos sociales
- Comunidades aut¨®nomas
- Migraci¨®n
- Vivienda
- Comunidad de Madrid
- Demograf¨ªa
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Sucesos
- Urbanismo
- Problemas sociales
- Administraci¨®n p¨²blica
- Espa?a