Volar sin alas
Recuerdo un juego de ni?os que, no por ser infantil dejaba de encerrar una crueldad sin l¨ªmites: consist¨ªa en cazar una mosca y despu¨¦s de arrancarle las alas dejarla en libertad para observar sus reacciones.?A qu¨¦ viene esta historia? A algo que ha ocurrido en nuestro pa¨ªs con las libertades de los trabajadores en los ¨²ltimos tiempos. Durante la transici¨®n pol¨ªtica, el 90% de las huelgas que se hicieron -y fueron muchas- en la multinacional para la que trabaj¨¦ durante m¨¢s de 30 a?os ten¨ªan motivos inequ¨ªvocamente pol¨ªticos; hab¨ªa que luchar por la conquista de las libertades. ?Libertades para qui¨¦n?, me pregunto ahora.
En la actualidad, los viejos luchadores del mundo del trabajo estamos en el paro, despu¨¦s de toda una vida de dedicaci¨®n y sacrificio. Hemos sido olvidados -o, mejor dicho, inmolados- por aquellos a quienes hab¨ªamos ayudado a subir al poder, y que, una vez alcanzado, nos volvieron la espalda.
?Libertad para qu¨¦? Para destruir en su totalidad la industria de telecomunicaci¨®n y vendernos los productos desde Francia. Empresas como Standard, que con ITT Ileg¨® a tener 20.000 tra bajadores, hoy en manos de la francesa Alcatel, tiene alrededor de 6.000, y sigue despidiendo trabajadores sin control, hasta que dar reducida a poco m¨¢s que una oficina de gesti¨®n comercial. ?Y qu¨¦ han hecho los sucesivos Gobiernos para evitarlo? Nada, no han movido ni un dedo; s¨®lo buenas palabras. ?Qu¨¦ ha sido de los viejos luchadores por las libertades del mundo del trabajo? En la actualidad somos viejos prematuros; apartados de nuestro puesto de trabajo y reducidos a mendigos del subsidio de desempleo.
Duele llegar a este convencimiento; pero la libertad de huelga sin puestos de trabajo es una broma de mal gusto, una quimera. No se puede volar sin alas.-
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