El Athletic siembra de dudas Sarri¨¤
La qu¨ªmica del Athletic derriti¨® los d¨¦biles cimientos sobre los que trat¨® de sobrevivir el Espanyol a un partido que se le torci¨® desde su g¨¦nesis. El ejercicio del Athletic fue inmaculado y su triunfo fue inapelable. Pero el estilismo del que ech¨® mano el cuadro de Luis Fern¨¢ndez se vio favorecido por cuatro factores que hicieron vivir de rodillas a su rival.El Athletic logr¨® su primer tanto cuando el partido todav¨ªa estaba en su boceto, a las primeras de cambio. El Espanyol se vio tan cojo por el absentismo de Ben¨ªtez que forz¨® la m¨¢quina devolviendo al paraguayo a la caseta aunque Miera tuviera que armarse de valor y hacer debutar, en Primera a Soldevilla. Una entrada del propio Soldevilla a Alkiza, en el centro del campo y con Brito Arceo muy encima de la acci¨®n, supuso la fulminante expulsi¨®n del canterano blanquiazul. A los tres episodios se puede a?adir una premisa que en esos instantes qued¨® m¨¢s patente: la precariedad en la que vive el Espanyol, que ayer sumaba, siete bajas. Ya s¨®lo le falt¨® al Espanyol que Urzaiz, pr¨¢cticamente en la primera ocasi¨®n que tuvo, se mostrara implacable e inmisericorde y batiera al equipo que tanto le a?ora desde que lo dejara partir el pasado verano.
La desnudez del Espanyol contrast¨® con la prestancia del Athletic. Miera vio el modelo de equipo que anhela. Fue el bilba¨ªno un equipo muy compacto y al mismo tiempo muy fresco en sus llegadas. Un grupo muy estructurado, con un jefe consensuado e, incontestable como Guerrero, que marc¨® la diferencia y fue respaldado por una caterva de jugadores aguerridos y con un instinto letal hasta ayer poco visto en Sarri¨¤. Las llegadas de Etxeberr¨ªa, Alkiza y hasta Larraz¨¢bal eran como cuchillos que fueron hiriendo y desangrando a la defensa del Espanyol. Guerrero tan pronto era quien enviaba munici¨®n como se constitu¨ªa en una daga m¨¢s, aunque fallara un gol a quemarropa despu¨¦s de un servici¨® de Etxeberr¨ªa (m. 74).
El Espanyol, derrotado su centro del campo, dej¨® a Imanol Etxeberr¨ªa in¨¦dito. Ni una sola vez tuvo que emplearse el portero, en el que Luis Fern¨¢ndez ratific¨® su confianza. El Athletic se tom¨® los acontecimientos con calma, y, una vez que logr¨® el segundo tanto, se limit¨® a mantener la inmensa superioridad en su ritmo de juego. El equipo bilba¨ªno siembra de dudas Sarri¨¤.
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