Crimen global
El 3 de enero de 1997, Keisuke Nakanishi, ex ministro de Defensa de Jap¨®n y actual parlamentario, fue herido en el aeropuerto de Haneda por dos miembros de la Yakuza, la mafia japonesa, en represalia por apropiarse de fondos de los negocios inmobiliarios en los que participaba, desde el Gobierno, junto con la Yukaza. En las mismas fechas, el ministro del Interior ruso anunciaba que, en 1996, m¨¢s de 10.000 emplea dos de su ministerio hab¨ªan sido perseguidos por sus lazos con organizaciones criminales. Unos d¨ªas despu¨¦s, en Colombia, los hermanos Rodr¨ªguez Orejuela, l¨ªderes del cartel de Cali, recib¨ªan una sentencia que, en la pr¨¢ctica, los deja en libertad en tres o cuatro a?os. En M¨¦xico, el fiscal que intentaba averiguar la conexi¨®n de los carteles de droga de Tijuana con el asesinato del candidato presidencial Colosio fue asesina do a su vez. En Nueva York, a primeros de febrero, el FBI daba a conocer el recrudecimiento de las actividades de una renovada mafia norteamericana que, ex pulsada de sus tradicionales re des de extorsi¨®n, ha abierto nuevas l¨ªneas de negocio mediante fraudes en los seguros m¨¦dicos privados, las tarjetas de cr¨¦dito telef¨®nico y, sobre todo, la manipulaci¨®n de valores en la Bolsa de Wall Street. La sociedad belga sigue conmocionada por el des cubrimiento, el pasado oto?o, de una red criminal de prostituci¨®n infantil protegida por y conecta da a dirigentes pol¨ªticos, implicando tal vez a antiguos ministros. Tangent¨®polis a¨²n domina la pol¨ªtica italiana, a pesar el de la limpieza emprendida por el Gobierno de El Olivo, y el proceso de Andreotti puede poner de manifiesto lo que fue un secreto a voces durante mucho tiempo: la conexi¨®n pol¨ªtica y financiera entre la Cosa Nostra y la Democracia Cristiana, con posibles derivaciones a esferas a¨²n m¨¢s se?a ladas de la vida p¨²blica y la con ciencia privada.Pero la multiplicaci¨®n de informaciones sobre la difusi¨®n y dimensi¨®n del crimen organizado en todos los pa¨ªses oscurece en realidad la percepci¨®n de: le verdaderamente nuevo e importante del fen¨®meno: la globalizaci¨®n y conexi¨®n de las actividades econ¨®micas criminales a escala planetaria, que constituya una caracter¨ªstica esencial del mundo fin de milenio. En noviembre de 1994, el Consejo Econ¨®mico y Social de Naciones Unidas organiz¨® un congreso en N¨¢poles para hacer un balance riguroso del conocimiento en la materia. Los expertos concluye. ron que, utilizando la globalizaci¨®n de los mercados financieros las nuevas tecnolog¨ªas de comunicaci¨®n, la red de transporte mundial y la creciente interdependencia de empresas y pa¨ªses las organizaciones criminales existentes desde tiempo ha en todos los pa¨ªses, hab¨ªan establecido, sin perder su identidad y autonom¨ªa, alianzas estrat¨¦gica: para la colaboraci¨®n en merca dos y l¨ªneas de producto.
La Cosa Nostra, sus primo: de las familias mafiosas norte americanas, las Tr¨ªadas chinas la Yakuza japonesa, las m¨²ltiples y poderosas mafiyas rusas y di las rep¨²blicas ex sovi¨¦ticas, lo traficantes turcos que controlan la legendaria ruta de los Balcanes, las Posses jamaicanas en Inglaterra, los carteles de narcotraficantes colombianos, los carteles mexicanos, cada vez m¨¢s importantes, y tantas otras organizaciones criminales de cada pa¨ªs, se han extendido globalmente utilizando redes ¨¦tnicas, y establecen acuerdos de colaboraci¨®n que refuerzan su movilidad y su cobertura mutua.
La globalizaci¨®n del crimen organizado ha tomado obsoleta una polic¨ªa todav¨ªa anclada en los Estados nacionales, dados los l¨ªmites de efectividad de Interpol, una burocracia de informaci¨®n sin capacidad de decisi¨®n. Las redes multinacionales del crimen permiten a sus miembros operar, desde zonas relativamente albergadas de la represi¨®n policial (Rusia, Colombia, Italia del sur, Aruba, las Bahamas), o del control financiero (Panam¨¢, Venezuela, Islas Caim¨¢n, Vanuatu, Hong Kong, pero tambi¨¦n, durante un tiempo, Luxemburgo -recu¨¦rdese el esc¨¢ndalo del banco BCCI-). Desde estas plataformas, que se desplazan cuando se toman menos seguras, las redes criminales toman posiciones en los mercados m¨¢s solventes para cualquier tipo de bien o servicio. Pese a la dificultad de evaluaciones cuantitativas, el informe de Naciones Unidas en 1994 estim¨® que el tr¨¢fico de drogas (tan s¨®lo un componente de la econom¨ªa criminal) ascend¨ªa a unos 500.000 millones de d¨®lares al a?o, o sea, algo m¨¢s que el comercio global de petr¨®leo. La suma de ganancias del conjunto de actividades criminales se estimaba en unos 750.000 millones de d¨®lares al a?o, es decir, el equivalente a un 70% del total del comercio electr¨®nico mundial en esa fecha. En un c¨¢lculo mucho m¨¢s conservador, el comit¨¦ de control establecido por el G-7 encontr¨® rastros de lavado de dinero en el sistema financiero por al menos 12 1.000 millones de d¨®lares en 1990. Otros especialistas con cierta credibilidad, como Claire Sterling, multiplican esa cifra por cuatro.
Aunque el negocio de drogas es la fuente principal de ingresos, la econom¨ªa criminal es multiforme. El tr¨¢fico de armas es cada vez m¨¢s importante, sobre todo desde que el fin de la guerra fr¨ªa liber¨® stocks en distintos pa¨ªses, en primer lugar en la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica, Estados Unidos, China y Checoslovaquia, sin olvidar Espa?a. En los a?os noventa, el tr¨¢fico de material radiactivo, en particular desde la ex Uni¨®n So vi¨¦tica a trav¨¦s de Alemania y Hungr¨ªa, se ha multiplicado. El contrabando de inmigrantes ilegales, frecuentemente reducidos a la esclavitud por quienes los introducen en el pa¨ªs, es otra fuente importante de ingresos y de construcci¨®n de redes de apoyo para los criminales. La prostituci¨®n internacional de mujeres y ni?os ha alcanzado proporciones que afectan a millones de ellos, a me dida que se expande la industria de los operadores de turismo se xual, sobre todo en Asia.
Un nuevo y floreciente mercado es el tr¨¢fico de ¨®rganos humanos, vendidos, o robados, de vivientes y cad¨¢veres de pa¨ªses pobres con destino a las cl¨ªnicas de alta tecnolog¨ªa de los pa¨ªses ricos. La Conferencia Intemacional sobre Tr¨¢fico de ¨®rganos Humanos, reunida en la universidad californiana de Berkeley, en abril de 1996, proporcion¨® amplia documentaci¨®n sobre miles de casos, en particular en India, Pakist¨¢n, Rusia y Argentina. Contrabando de cualquier cosa, de cualquier pa¨ªs a cualquier pa¨ªs, all¨ª donde hay demanda, es otra fuente de ingresos. Hace unos meses, en Estados Unidos se detect¨® una red de exportaci¨®n ilegal de basura a China, utilizando, sin permiso, China como basurero de productos t¨®xicos y no reciclables para los desperdicios que ya no tienen suficientes basureros en Norteam¨¦rica.
Naturalmente, el conjunto de este sistema necesita redes de seguridad, con personal armado, con su secuela de corrupci¨®n y compra de polic¨ªas, aduaneros, funcionarios, jueces y pol¨ªticos, en todos los pa¨ªses donde haga
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falta. Las tareas de violencia m¨¢s especializadas son subcontratadas a pistoleros profesionales (¨²ltimamente, a antiguos miembros de los servicios de espionaje de la guerra fr¨ªa actualmente desempleados). En todo el mundo, se observa un aumento espectacular de los asesinatos por contrato, los m¨¢s limpios y seguros. La madre de todo el crimen global es, naturalmente, el lavado de dinero, que se realiza, entrando en. el sistema, financiero por los puntos m¨¢s vulnerables, en pa¨ªses con ineficaz control financiero, o mediante bancos controlados directamente por organizaciones criminales, y utilizando las redes de transferencia electr¨®nica de fondos en los. mercados financieros, globales. La velocidad, complejidad y diversificaci¨®n de estas transacciones hace muy dif¨ªcil la detecci¨®n del origen de los fondos. Generalmente, el lavado de dinero est¨¢ a cargo de organizaciones especializadas que cobran una comisi¨®n, seg¨²n parece en tomo a un 30% como promedio. Una vez lavado, el dinero regresa a la econom¨ªa formal, pero una buena parte de las empresas financiadas con ¨¦l sirven como infraestructura para actividades criminales. La econom¨ªa criminal global es la forma capitalista avanzada y su l¨®gica es estrictamente de negocio, por lo que las condiciones de inversi¨®n y preservaci¨®n de sus activos financieros e inmobiliarios es su componente m¨¢s importante.
La globalizaci¨®n del crimen organizado lleva consigo extraordinarias consecuencias para la econom¨ªa, la pol¨ªtica y la sociedad de nuestro mundo. Los capitales y actividades originados en estas esferas desempe?an un papel estrat¨¦gico en econ¨®m¨ªas de importantes pa¨ªses, tales como Rusia, M¨¦xico, Colombia, Per¨², Nigeria, Tailandia o Italia. Pero tambi¨¦n, adem¨¢s de los sospechosos habituales, pa¨ªses como Jap¨®n (en donde la Yakuza cobra extorsi¨®n a numerosas grandes empresas y tuvo un papel decisivo en la crisis financiera de las cajas de ahorro el a?o pasado), o regiones como la Florida (cuyo sistema financiero est¨¢ seriamente con taminado por el lavado de dinero del narcotr¨¢fico), o como Galicia (importante punto de entrada en Europa de la coca¨ªna colombiana, utilizando las tradicionales redes del contrabando gallego) son ejemplos del impacto econ¨®mico creciente de los fondos ilegales en pr¨¢ctica mente todos los pa¨ªses. M¨¢s a¨²n, la masa de capital por lavar y la velocidad de transacci¨®n re querida para no dejar huella hacen del capital de origen criminal una de las fuerzas m¨¢s desestabilizadoras en los mercados financieros globales. Pol¨ªticamente, las organizaciones criminales, y sus intermediarios, han sido capaces de penetrar profundamente los Estados, las instituciones y la vida pol¨ªtica d¨¦ numerosos pa¨ªses. Su fuerza consiste en su eclecticismo.
El dinero no tiene ideolog¨ªa, salvo la de su propia ganancia. El dinero criminal es aun m¨¢s as¨¦ptico: todo vale y todos pueden ser ¨²tiles. Y una vez que un juez, un polic¨ªa, un periodista, un banquero o un pol¨ªtico est¨¢n en la red del empleo criminal, no hay vuelta atr¨¢s. Si las maniobras pol¨ªticas, y la intervenci¨®n de los medios y en los medios, se interpretan en esta clave, posiblemente muchas piezas del rompecabezas de los esc¨¢ndalos pol¨ªticos pudieran cobrar sentido, incluso en pa¨ªses que se creen por encima de toda sospecha. En ¨²ltimo t¨¦rmino, la aceleraci¨®n y la globalizaci¨®n de la econom¨ªa criminal, con su impacto en el imaginario colectivo a traves de las populares series televisivas de polic¨ªas y bandidos, parecen expresar de forma esperp¨¦ntica algunos rasgos esenciales de la cultura de nuestras sociedades: la competici¨®n despiadada, la violencia latente, el dinero como, valor supremo y, al mismo tiempo, los c¨®digos de honor y lealtad entre los miembros de la organizaci¨®n, la relaci¨®n. cuasi familiar entre criminales, su afirmaci¨®n de identidad cultural, de la Cosa Nostra siciliana a la recuperaci¨®n de las tradiciones rurales por los narcos colombianos. El crimen como empresa global, el desbordamiento del Estado nacional por redes multinacionales gansteriles y la violencia como forma cultural son poderes f¨¢cticos de la sociedad de la informaci¨®n y met¨¢foras de nuestra ruina existencial.
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