Los disidentes creen llegada la hora del cambio
El mundo de los exiliados lleva muchos a?os especulando, sobre c¨®mo ser¨¢ China despu¨¦s de la muerte de Deng Xiaoping y se han escuchado casi tantas opiniones como disidentes. Pero ahora que Deng se ha ido de la escena hay algo distinto en el ambiente, una sensaci¨®n de que ahora pueden cambiarse cosas que eran intocables mientras Deng viv¨ªa. "El sentimiento general es que la muerte de Deng abre algunas posibilidades", dice Xiao Qiang, un antiguo estudiante de F¨ªsicas y hoy director de Derechos Humanos en China, una organizaci¨®n radicada en Nueva York. "Deng permiti¨® una apertura econ¨®mica, pero ninguna liberalizaci¨®n pol¨ªtica y nadie pod¨ªa desafiarle mientras viv¨ªa" explica. "En la era pos-Deng, por lo menos se podr¨¢ cuestionar la pol¨ªtica, el calendario para la liberalizaci¨®n y hasta si tal liberalizaci¨®n debe estar sometida a un calendario".
En total, seg¨²n Xiao, unos 40.000 chinos recibieron permisos de residencia en EE UU despu¨¦s de la violenta represi¨®n de 1989 de la plaza de Tiananmen. Entre 2.000 y 4.000 m¨¢s llegaron despu¨¦s de la represi¨®n y recibieron asilo pol¨ªtico. De esos, unos cientos han seguido militando en organizaciones que estudian acontecimientos en China, dan informaci¨®n sobre los abusos de derechos humanos que all¨ª se producen o hacen campa?as para que haya m¨¢s libertad.Casi todos los exiliados son oficialmente persona inexistentes en China, y parece que tienen poca o ninguna influencia en su pa¨ªs. Entre los propios disidentes, los exiliados no disfrutan del mismo prestigio que activistas como Wei, Jingsheng o Wang Dan, que se quedaron China y est¨¢n cumpliendo largas sentencias de c¨¢rcel. Pero es factible que vuelvan apuestos de influencia si una facci¨®n m¨¢s liberal llega al poder en Pek¨ªn o si el presidente Jiang Zemin decide hacer un gesto de reconciliaci¨®n hacia los muchos funcionarios que perdieron sus puestos despu¨¦s de 1989.
La amplia y variada comunidad de exiliados incluye muchos ayudantes o consejeros de los dos reformistas m¨¢s importantes que fueron purgados: Hu Yaobang, quien muri¨® en 1988, y Zhao Ziyang, antiguo secretario general del Partido Comunista chino, que fue desalojado de su puesto por De.ng cuando mostr¨® un actitud demasiado comprensivo con los estudiantes que se manifestaban.
Algunos de los exiliados son pesimistas sobre el futuro inmediato, convencidos de que los l¨ªderes de China se sentir¨¢n inseguros ahora que Deng ha desaparecido de la escena y, por lo tanto, gobernar¨¢n de manera m¨¢s represiva que nunca. Otros tienen un punto de vista muy distinto, al pensar que la muerte de Deng posibilitar¨¢ la reevaluaci¨®n de la represi¨®n militar en Tiananmen, un eventual reconocimiento para Zhao, e incluso un futuro papel en una China democr¨¢tica para los exiliados en Estados Unidos. Y otros creen que el cambio para mejor, si viene, ser¨¢ lento. Dicen que Jiang ser¨¢ cauto a la hora de distanciarse de la herencia de Deng, en parte porque ¨¦l mismo debe su cargo de secretario general del partido a Deng. Jiang tambi¨¦n tiene que competir con las facciones duras del r¨¦gimen que quisieran ver mayor control pol¨ªtico y recortes de algunas de las libertades econ¨®micas.
"Ya podemos pensar en que llega el d¨ªa de volver", dice Liu Binyan, director de China Focus, una revista publicada en Princeton (Nueva Jersey). En la China relativamente abierta de los a?os 80, Liu disfrut¨® de una fama nacional como periodista de investigaci¨®n de su pa¨ªs. "La muerte de Deng marca el final de la vieja era, en la que todo lo decid¨ªan unos cuantos pol¨ªticos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.