Faltan libros blancos
Cuando se preparaba la anterior apuesta hist¨®rica espa?ola en Europa, el ingreso en la Comunidad, el consenso social sobre su necesidad no impidi¨® la proliferaci¨®n de libros blancos oficiales y privados elaborados para calibrar su impacto.
En los ¨²ltimos setenta y primeros ochenta, Banco Exterior, C¨¢maras de Comercio, CEOE o Generalitat de Catalu?a publicaron estudios que alimentaron un debate, aun dentro de la unanimidad europe¨ªsta. Se logr¨® as¨ª mejorar el proceso negociador, prever con antelaci¨®n los efectos menos positivos y adaptar sectores productivos y mentalidades.
Nada parecido sucede ahora con la integraci¨®n en la moneda ¨²nica. Sectorialmente, apenas la Banca ha iniciado el debate, los preparativos y el c¨¢lculo de costes sobre su adaptaci¨®n t¨¦cnica y tecnol¨®gica. Y, sin embargo, adem¨¢s de la gran y grave inc¨®gnita global sobre el desempleo, algunos sectores productivos espec¨ªficos pueden quedar muy afectados por la uni¨®n monetaria.
Es el caso de la primera industria exportadora nacional. Expertos en turismo de la Administraci¨®n espa?ola subrayan, por ejemplo, que el nivel de cotizaci¨®n del euro -siempre en la hip¨®tesis del ingreso de Espa?a- influir¨¢ en el reforzamiento o sustituci¨®n de flujos tur¨ªsticos hacia el pa¨ªs.
Euro fuerte
Si gana la tesis alemana de un euro fuerte, en detrimento de la francesa, es decir, "si la cotizaci¨®n del euro en relaci¨®n con el d¨®lar es alta, los precios de la oferta tur¨ªstica tender¨ªan a igualarse y el flujo del sector de tercera edad podr¨ªa encontrar ofertas alternativas, . econ¨®micamente competitivas, en determinados pa¨ªses del mundo en v¨ªas de desarrollo, con oferta clim¨¢tica similar y a un precio quiz¨¢ inferior", indican.Otros sectores -comercio, pymes, consumidores- se ven obligados a atenerse a las publicaciones globales europeas (el Libro Verde de la Comisi¨®n, los estudios de algunos lobbies de Bruselas) para hallar puntos de referencia, aparte de los period¨ªsticos. Se encuentran mal pertrechados para el reto.
El panorama de los Quince no es mucho mejor, salvo en Suecia, donde se ha publicado un Libro Blanco oficial, y en el Reino Unido, donde la calidad del debate p¨²blico forma parte de sus se?as de identidad. Se trata, curiosamente, de dos pa¨ªses con fuerte peso del euroescepticismo, en los que a¨²n se discute la conveniencia de apuntarse a la uni¨®n monetaria. Como si la voluntad de acceder a ella actuase en el resto como varita m¨¢gica que resuelve todos los problemas, quedando los pendientes para Gobiernos y bancos centrales.
Poderes p¨²blicos, universidades y organizaciones econ¨®micas tienen a¨²n oportunidad de realizar un trabajo de prospectiva, para evitar que el voluntarismo y el consenso acaben ocultando posibles efectos negativos. Esconder la cabeza bajo el ala desarma.
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