Los secretos del 'informe J¨¢udenes'
El documento clasificado sobre la supuesta implicaci¨®n de agentes del Cesid en el golpe del 23-F emerge 16 a?os despu¨¦s
Han tenido que pasar 16 a?os para que se conozca su existencia. Durante todo este tiempo, ha estado sepultado en los archivos del Cesid y all¨ª hubiera permanecido indefinidamente si una serie de circunstancias no se hubieran conjurado para sacarlo a la luz, precisamente ahora.Se trata del informe J¨¢udenes, el documento secreto sobre la presunta implicaci¨®n del Cesid en el 23-F. Debe el nombre a su autor, el entonces teniente coronel Juan J¨¢udenes Jordana, jefe de la Divisi¨®n Interior del centro de espionaje, ya fallecido,
Sus conclusiones reflejan el resultado de la investigaci¨®n interna que se realiz¨® en abril de 1981, para aclarar la participaci¨®n de agentes de la AOME (Agrupaci¨®n Operativa de Misiones Especiales), la unidad de acci¨®n del servicio secreto, en los preparativos y ejecuci¨®n del frustrado golpe de Estado.
Aunque resulte sorprendente, el documento est¨¢ clasificado todav¨ªa como secreto, lo que permite que su contenido sea objeto de todo tipo de especulaciones. De "bomba pol¨ªtica con efectos retrospectivos" (sic) lo calificaba, por ejemplo, el pasado d¨ªa 15, el comentarista Lorenzo Contreras en su columna de Abc.
El informe J¨¢udenes fue entregado, por orden del entonces ministro de Defensa, Alberto Oliart, al general Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa Escudero, instructor de la causa abierta en la jurisdicci¨®n militar por el 23-F. Sin embargo, Garc¨ªa Escudero no pudo incorporarlo al sumario, dado su car¨¢cter secreto, y opt¨® por comprobar los datos contenidos en el mismo mediante el interrogatorio de los afectados.
Incluido en dos sumarios
Parad¨®jicamente, el informe J¨¢udenes, que desde el punto de vista judicial nunca existi¨®, est¨¢ incluido hoy en dos sumarios: el del caso O?ederra, que instruye el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garz¨®n, y el del caso Perote, que investiga el juez togado militar Jes¨²s Palomino.Garz¨®n se incaut¨® de una copia, el 8 de febrero de 1996, en la celda que el coronel Juan Alberto Perote, jefe de la AOME entre. 1983 y 1991, ocupa en la prisi¨®n militar de Alcal¨¢ de Henares (Madrid). Palomino se llev¨® otro ejemplar el pasado 27 de junio cuando, siguiendo los pasos de Garz¨®n, registr¨® la misma celda.
Pero no son estos dos jueces los ¨²nicos que tienen en su poder el documento. El ministro de Defensa, Eduardo Serra, guarda una tercera copia en la mesa de su despacho. Se la entreg¨®, hace pocos d¨ªas, el m¨¢ximo responsable del Cesid, Javier Calder¨®n, que en febrero de 1981 era secretario general y te¨®rico n¨²mero dos del servicio secreto.
La decisi¨®n de exhumar el informe es consecuencia de las declaraciones del coronel Diego Camacho, uno de los 28 agentes separados del Cesid en octubre pasado, al que no se consider¨® "id¨®neo" para su integraci¨®n definitiva, en aplicaci¨®n del Estatuto del Personal del centro.
En declaraciones a varios medios de comunicaci¨®n, Camacho ha atribuido su despido a una represalia de Calder¨®n, quien en 1981 habr¨ªa obstaculizado la investigaci¨®n que el coronel y otro suboficial expulsado, el sargento Juan, Rando Parra, impulsaban para desarticular la supuesta trama golpista en el Cesid.
El pasado 1 de febrero, Eduardo Serra abri¨® expediente disciplinario por falta grave a Camacho, al tiempo que requer¨ªa a Calder¨®n para que le entregase, "a la mayor brevedad,posible", un "exhaustivo informe" sobre los hechos mencionados en sus declaraciones; es decir ' sobre el papel del Cesid en el 23-17
El origen del informe J¨¢udenes se remonta a la misma tarde del 23 de febrero de 1981, pocas horas despu¨¦s de que Tejero, secuestrase el Congreso de los Diputados. El cabo primero d¨¦ la Guardia Civil Rafael Monge, jefe de la Secci¨®n Especial de Agentes (SEA), acude al Cesid y comenta, visiblemente excitado, que ha participado en el asalto, guiando a una de las columnas. Le escucha, entre otros el capit¨¢n Rafael Rubio.
La SEA era un grupo de ¨¦lite formado por especialistas al que se encargaban las misiones m¨¢s delicadas del servicio secreto. Depend¨ªa directamente del jefe de la Plana Mayor de la AOME, el entonces capit¨¢n Francisco Garc¨ªa Almenta, brazo derecho del jefe de la Agrupaci¨®n, el comandante Jos¨¦ Luis Cortina.
Tras el asalto al Congreso, Cortina ordena suspender todos los servicios y monta un dispositivo de vigilancia en torno a las Cortes. Monge se acerca a la zona con Rando Parra, a quien cuenta, seg¨²n la versi¨®n del segundo, que ha participado en el golpe por orden de Garc¨ªa Almenta y que ¨¦ste le hab¨ªa anunciado lo que se preparaba con una semana de antelaci¨®n.
Parra traslada estos comentarios al entonces capit¨¢n Camacho, tambi¨¦n destinado en la AOME, con quien mantiene una relaci¨®n de confianza, ya que hab¨ªa sido superior suyo en las Compa?¨ªas de Operaciones Especiales antes de que ambos ingresasen en el Cesid. El d¨ªa 24, Camacho se entrevista con Calder¨®n, al que informa de lo que cuenta Parra y ¨¦ste manda a Cortina que averig¨¹e lo sucedido.Durante el mes de marzo, la tensi¨®n en el seno de la Agrupaci¨®n es creciente. Seg¨²n Parra, Monge y Garc¨ªa Almenta le amenazan para que d¨¦ marcha atr¨¢s en sus imputaciones, pronunciando frases como: "Se le puede volar el coche a alg¨²n hijo de puta un d¨ªa de estos". Camacho habla de nuevo con Calder¨®n y, finalmente, el 31 de marzo, el entonces director del Cesid, el coronel Narciso Carreras, ordena la apertura de una investigaci¨®n interna, de car¨¢cter no judicial, sobre la supuesta participaci¨®n de agentes de la AOME en el 23-F.
En la primera semana de abril, el teniente coronel J¨¢udenes, nombrado instructor, toma declaraci¨®n, a veces en una cafeter¨ªa, a los principales miembros de la Agrupaci¨®n. El documento reconoce la existencia de m¨²ltiples contradicciones y advierte que el clima de divisi¨®n, agudizado a ra¨ªz del 23F, resta objetividad a los testimonios. Alude tambi¨¦n a celos profesionales, como los que habr¨ªa entre Monge y Parra, acusado y acusador respectivamente, ya que el primero era jefe del segundo, pese a tener menor graduaci¨®n. Con todo, realiza un relato pormenorizado de la conducta de cada uno de los mencionados durante los d¨ªas 23 y 24 de febrero, sin omitir ning¨²n detalle, aunque sea circunstancial, ni tampoco valorarlo, la mayor parte de las veces.
Recoge, por ejemplo, un supuesto comentario de Garc¨ªa Almenta, quien habr¨ªa dicho el 20 de febrero que se estaba preparando "algo importante" o la visita que, ya en la madrugada del d¨ªa 24, hicieron los capitanes Camacho y Armada Sarri¨¢ al Congreso, todav¨ªa en poder de Tejero. Tambi¨¦n toma nota de: una presunta entrevista, igualmente el d¨ªa 24, entre Cortina, Almenta y G¨®mez Iglesias, en el despacho del primero, cuya existencia sostiene Camacho y niegan los participantes.
Pero el informe se centra sobre todo en las conductas de Monge y del capit¨¢n de la Guardia Civil Vicente G¨®mez Iglesias, jefe de grupo de la AOME. Este ¨²ltimo se encontraba en esas fechas fuera del Cesid, realizando un curso de tr¨¢fico en el Parque de Automovil¨ªsmo de la Guardia Civil en Valdemoro (Madrid).
A primera hora de la tarde del 23-F, a pesar de que sufr¨ªa un c¨®lico nefr¨ªtico, G¨®mez Iglesias acudi¨® a la Academia de Tr¨¢fico, donde Tejero intentaba convencer al coronel Miguel Manchado de q e le facilitase guardias para asaltar el Congreso. Tejero, que hab¨ªa sido superior de G¨®mez Iglesias en San Sebasti¨¢n, lo present¨® a Manchado como capit¨¢n del Cesid, sugiriendo que ten¨ªa el apoyo del servicio secreto.
'Operaci¨®n Mister'
El autob¨²s que parti¨® de Valdemoro fue el mismo que se encontr¨® en el Paseo de las Delicias con el Seat 124 de Monge, quien presuntamente lo gui¨® hasta el Congreso. Ese 124 era uno de los tres veh¨ªculos que hab¨ªa solicitado Garc¨ªa Alimenta para utilizarlos en la Operaci¨®n Mister, destinada supuestamente a desbaratar el sistema de vigilancia al que estar¨ªa siendo sometido el Rey por parte de la CIA.Para evitar ser detectados, Garc¨ªa Almenta pidi¨® que los veh¨ªculos llevaran equipos de comunicaci¨®n de la escuela del centro, diferentes a los utilizados habitualmente por el Cesid. Seg¨²n esta versi¨®n., el encuentro entre Monge y el autob¨²s que se dirig¨ªa al Congreso se habr¨ªa producido casualmente, cuando el primero lleg¨® a la Plaza de la Beata, Mar¨ªa Ana de Jes¨²s siguiendo a su objetivo. El d¨ªa 24, Monge orden¨® que se destruyeran las matriculas falsas utilizadas por el 124, alegando que hab¨ªa sido visto mientras las cambiaba.
El juez Garc¨ªa Escudero, que recibi¨® el informe J¨¢udenes en la primavera de 198 1, cit¨® a declarar a sus principales protagonistas: Cortina, Garc¨ªa Almenta, Rafael Rubio, Rafael Monge y Rando Parra, entre otros. No llam¨®, sin embargo, al coronel Camacho, ya que su conocimiento de los hechos se limitaba a lo escuchado a terceros. El principal resultado de la investigaci¨®n fue la condena de G¨®mez Iglesias, quien fue castigado a tres a?os de c¨¢rcel en el juicio de Campamento y a seis, en la sentencia definitiva del Tribunal Supremo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.