Fotocopias gen¨¦ticas
TIENE LA mirada dulce y algo triste, su piel es espesa y suave. Se trata de Dolly, una oveja cuya existencia es la prueba de uno de los desarrollos recientes m¨¢s espectaculares, y al propio tiempo m¨¢s preocupantes, de la biotecnolog¨ªa. Dolly es la r¨¦plica gen¨¦ticamente exacta de otra oveja adulta con la que comparte la totalidad de sus genes. El procedimiento para conseguir esta copia ha sido el siguiente: se extrae una c¨¦lula de una ubre de la oveja madre, se introduce su ADN en un ¨®vulo al que previamente se ha vaciado de su ADN original y finalmente se implanta ese ¨®vulo en el ¨²tero de otra oveja. As¨ª, la c¨¦lula germinal que ha dado lugar primero al embri¨®n y despu¨¦s al animal adulto conten¨ªa la carga gen¨¦tica completa y exacta de la oveja a la que se extrajo la primera c¨¦lula.El ADN es la largu¨ªsima mol¨¦cula en forma de doble h¨¦lice que contiene toda la informaci¨®n gen¨¦tica de un ser vivo, presente. en cada una de las C¨¦lulas que lo componen, y que se forma normalmente, en los animales con reproducci¨®n sexual, mediante la uni¨®n de dos mitades procedentes de cada uno de los dos progenitores. Dolly es una reproducci¨®n cl¨®nica, exacta, del animal original, id¨¦ntica en sus potencialidades, en sus debilidades y en su aspecto. Se ha conseguido as¨ª algo imaginado en relatos de ficci¨®n cient¨ªfica, tales como el ir¨®nico y desesperanzado Un mundo feliz, de Huxley: la fabricaci¨®n en serie de animales gen¨¦ticamente id¨¦nticos a partir de un ejemplar adulto y desarrollado.
Este avance es algo que puede, en principio, contribuir a mejorar las prestaciones de determinadas especies animales de inter¨¦s humano, por su incidencia alimentaria, por ejemplo, y tambi¨¦n a resolver algunos problemas sanitarios tanto en el ensayo como en la producci¨®n directa de nuevos f¨¢rmacos. Pero, al tiempo, no es posible evitar la angustia de imaginar el uso perverso que puede hacerse de estas nuevas t¨¦cnicas de replicaci¨®n gen¨¦tica aplicadas a los animales o directamente a las personas. No hace, falta tener mucha fantas¨ªa para sospechar lo que algunas mentalidades sin escr¨²pulos pueden maquinar. con estos instrumentos.
La manipulaci¨®n gen¨¦tica de animales y plantas es tan antigua como el hombre mismo. La selecci¨®n artifical de especies, que ha producido cambios espectaculares en los animales dom¨¦sticos o de granja, se basa precisamente en amplificar, mediante los cruces adecuados, las caracter¨ªsticas consideradas beneficiosas y que en estado natural aparecen aleatoriamente. 0 en impedir cualquier cruce que pueda diluir las prestaciones de determinadas razas puras. Pero ya para este tipo de pr¨¢cticas la frontera entre los animales y el hombre est¨¢ clara. No es moralmente permisible, y resulta hasta repugnante, la idea de selecci¨®n artificial en seres humanos, cruzando parejas elegidas espec¨ªficamente para que su prole sea m¨¢s sana, m¨¢s fuerte, m¨¢s inteligente o posea cualquier otro rasgo que se considere conveniente.
La ingenier¨ªa gen¨¦tica consigue los resultados de la selecci¨®n artificial, s¨®lo que en lugar de lograrlo a lo largo de muchas generaciones, lo hace de manera casi inmediata. En el caso que nos ocupa ha permitido incluso dar un paso m¨¢s. Lo que ya antes resultaba inaceptable aplicado a las personas, ahora lo es con mayor raz¨®n; y si antes hab¨ªa motivo para preocuparse y establecer medidas legales que impidieran pr¨¢cticas inmorales, ahora es imperativo poner coto a potenciales excursiones por terrenos que bordear¨ªan la dignidad humana.
La investigaci¨®n social, cuya sustancia es el armaz¨®n de normas y valores que sustentan una sociedad verdaderamente humana, va con frecuencia a la zaga de la investigaci¨®n cient¨ªfica. Es de todo punto imprescindible que se produzca una reflexi¨®n interdisciplinar de ¨¢mbito internacional que ayude a clarificar estas nuevas situaciones y que, sin renunciar a priori a los posibles beneficios que puedan obtenerse con estas t¨¦cnicas, establezca fronteras que no puedan rebasarse bajo ning¨²n concepto, incluyendo l¨ªmites a la experimentaci¨®n con animales. Algunos esc¨¦pticos han empezado ya a opinar que tales regulaciones son imposibles de aplicar, pero conviene recordar. que el Estado de derecho se basa en la convicci¨®n de que es posible imponer reglas de conducta a todos, incluso a los que sue?an con violarlas o intrigan para ello.
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