Frustraci¨®n sentimental
El sevillano Antonio M¨¢rquez es uno de los mejores bailarines que tiene la danza espa?ola hoy. A su planta une pasi¨®n y un sentido de hondura en el cl¨¢sico espa?ol, que aun rozando el exceso, rezuma calidad, franqueza y entrega. Su manera de hacer ha calado en el p¨²blico, y, es as¨ª que su Zapateado de Sarasate -que salt¨® del programa de anteayer en la eficaz y din¨¢mica versi¨®n de S¨¢nchez- tiene ya un lugar merecido.En la aventura de hacer compa?¨ªa propia no ha tenido igual fortuna. El artista mantiene su temple, defiende su proyecto, pero ha escogido la v¨ªa del core¨®grafo ¨²nico, con el resultado de una. plana compa?¨ªa de autor repetitiva, hasta el punto de reciclar, sin el virtuosismo pertinente, la Alborada... que Granero creara para Jos¨¦ Antonio a?os atr¨¢s. Granero est¨¢ en una mala racha en cuanto a inventiva. Su trabajo tiene nivel de factura y construcci¨®n dada su larga experiencia y cultura, pero aqu¨ª se muerde la cola escena tras escena. El vestuario deja que desear en la segunda parte, ostentoso, nupcial, e in¨²til para el baile que se propone arropar. La m¨²sica de Greco, torturante.
Compa?¨ªa Antonio M¨¢rquez
Alborada del gracioso: Maurice Ravel; Reencuentros: Emilio de Diego y V¨ªctor M. Mart¨ªn; Movimiento perpetuo: Jos¨¦ Luis Greco. Coreograf¨ªas: Jos¨¦ Granero. Vestuarios: Pep¨®n y Toni Ben¨ªtez. Teatro de Madrid. 27 de febrero.
Antonio M¨¢rquez sale a escena sin camisa, pisando sobre la huella de Joaqu¨ªn Cort¨¦s, que es otro grande del baile espa?ol de hoy, pero muy diferente de formato y est¨¦tica; en Cort¨¦s el destape tiene un sentido, el propio movimiento lo justifica; en M¨¢rquez, sin embargo, no. El hedonismo puede encajarse con ciertos acentos aflamencados, pero desplegar un narcisismo a base de mostrar la carne resulta tremendamente vulgarizador. No es ¨¦ste el Antonio M¨¢rquez capaz de hacer vibrar. La renovaci¨®n coreogr¨¢fica pasa tambi¨¦n por el tino est¨¦tico y por la agudeza al seleccionar qui¨¦n redactar¨¢ los pasos, el core¨®grafo no es solamente eje, sino aglutinador de fuentes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.