La penas del ministro Debr¨¦
Hasta su familia ataca al responsable de Interior por la ley francesa de inmigraci¨®n
Los ministros del Interior suelen ser impopulares. El franc¨¦s Jean-Louis Debr¨¦ se ha convertido ¨²ltimamente en prueba viviente de esa norma. Su ley de inmigraci¨®n le ha granjeado una multitud de enemigos, incluso entre familiares y allegados: dos primos suyos publicaron ayer un gran anuncio en el diario Lib¨¦ration para lamentar el "viaje al fondo de la verguenza" que constitu¨ªa su "cruzada pol¨ªtico-racial" contra los inmigrantes. Es, desde su nombramiento en mayo de 1995, el ministro m¨¢s vapuleado en un Gobierno sobre el que llueven las cr¨ªticas. Pero Debr¨¦, el m¨¢s fiel y antiguo servidor de Jacques Chirac, ha demostrado ser capaz de encajarlo casi todo.Jean-Louis Debr¨¦, nacido en Toulouse el 30 de septiembre de 1944, goz¨® durante su adolescencia del lado dulce del poder. Su padre, Michel Debr¨¦, era primer ministro, y ¨¦l y su hermano gemelo, Bernard, se deslizaban por los pasamanos de las escaleras del palacete Matignon y tomaban refrescos con gente como Jackie Kennedy. Jean-Louis sali¨® al padre: estudi¨® Derecho como ¨¦l, se hizo juez como ¨¦l, y como ¨¦l se busc¨® un jefe de por vida, alguien a quien ser fiel hasta el final. El padre fue m¨¢s gaullista que Charles de Gaulle. Jean-Louis Debr¨¦ es m¨¢s chiraquista que Jacques Chirac.
Cuando Chirac consigui¨® su primer ministerio, el de Agricultura, en 1973, nombr¨® como consejero a Jean-Louis Debr¨¦. Cuando pas¨® a Interior (1974), se llev¨® consigo a Debr¨¦. Y al ser nombrado primer ministro, ese mismo a?o, hizo que Debr¨¦ voIviera al Matignon de su adolescencia. S¨®lo por un breve periodo se separaron: en 1978, el hoy presidente ocupaba la alcald¨ªa de Par¨ªs mientras Debr¨¦ disfrutaba del dudoso honor de ser jefe de gabinete del ministro del Presupuesto, Maurice Papon, hoy acusado de "cr¨ªmenes contra la humanidad" por su participaci¨®n en el genocidio de los jud¨ªos durante la ocupaci¨®n nazi.
Debr¨¦ regres¨® a la magistratura y fue juez antiterrorista en los a?os 80, pero no dej¨® de acompa?ar a Chirac en su largu¨ªsima y penosa marcha hacia la presidencia. En 1986, cuando la gran mayor¨ªa de los gaullistas consideraba que Chirac ya hab¨ªa fracasado bastante -acababa de ser vencido nuevamente por Fran?ois Mitterrand en las presidenciales- y buscaban un recambio, Debr¨¦ se mantuvo fiel.
Y en 1994, cuando ?douard Balladur parec¨ªa inevitablemente destinado a la presidencia y Chirac se desgastaba en peque?os m¨ªtines de provincia, ah¨ª estaba Jean-Louis, al lado de su jefe, compartiendo sus montecarlos (cerveza con menta) con alg¨²n periodista local y contando chistes picantes. Ya en esa ¨¦poca tuvo roces familiares: su hermano gemelo Bernard, ministro de la Cooperaci¨®n y cirujano de Mitterrand, era un ferviente balladurista, lo que enfri¨® las relaciones fraternas.La fidelidad fue premiada cuando Chirac alcanz¨® al fin la presidencia. Pero no hubo generosidad por parte del jefe: Debr¨¦ fue nombrado ministro del Interior, s¨ª, pero su ministerio fue degradado al s¨¦ptimo lugar en la jerarqu¨ªa gubernamental (su antecesor, Charles Pasqua, ocupaba el segundo) y le fueron retiradas m¨²ltiples competencias. Debr¨¦ soport¨® sin quejas verse rodeado de gente de Pasqua que le criticaba abiertamente, aguant¨® las bromas p¨²blicas sobre su ortograf¨ªa -comete much¨ªsimas faltas-, asumi¨® toda la responsabilidad cuando se desat¨® la campa?a de terrorismo isl¨¢mico y, mal que bien, sobrellev¨® sus propias torpezas: tras uno de los atentados, dijo sospechar de las , redes serbias".
Hombre de personalidad franca y cordial, de talante derechista y con debilidad por lo espa?ol -desde la lucha contra ETA hasta los carajillos-, amenaz¨® con dimitir si se tocaba una coma de su ley, la ley Debr¨¦. La presi¨®n popular ha obligado a tocar mucho m¨¢s que eso, pero, fiel servidor de Chirac, se ha tragado su propia amenaza por orden expresa del jefe. Alg¨²n d¨ªa habr¨¢ que prescindir de ¨¦l, pero quedar¨¢ la ley.
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