Preocupante
El viernes 21 de febrero, volviendo del cine en el autob¨²s de la empresa Llorente Moncloa-Pozuelo de Alarc¨®n, a la 1.45, fui testigo de una escena preocupante.En una parada en la avenida de Europa, cuando va a arrancar, una voz desde el fondo exclama: "?Un momento, no cierre!". El autob¨²s arranca como si nada. Un chico entre 16 y 19 a?os se acerca al conductor y le pregunta, con tono normal, por qu¨¦ no ha esperado. El conductor le contesta que se hubiera bajado antes; el chico replica, sin cambiar el tono, que no se hab¨ªa dado cuenta de que era su parada, y el conductor exclama, en un tono bastante crispado, que se aguante y se baje en la pr¨®xima, y de ese comentario pasa a una sarta de insultos irrepetibles hasta llegar a la blasfemia a gritos, mientras el chico, asombrosamente sin subir el tono, intenta decirle que bueno, que si se siente bien gritando, es su problema. El conductor est¨¢ fuera de s¨ª, diciendo que ¨¦l no est¨¢ para aguantar "cabrones" de su edad; que lo tienen harto (con palabras impublicables) y que si tiene esto o aquello, que se quede hasta el final del trayecto, que le va a "sacar los h¨ªgado? (textualmente) y a "arrancarle los ojos" (tambi¨¦n textualmente).
El chico opta por volverse hacia el, fondo del autob¨²s, mientras lo persigue el pedrisco de insultos, gritos y m¨¢s blasfemias del conductor, cada vez m¨¢s fren¨¦tico. inmediatamente lleganos a la parada final.
Yo tengo que arrepentirme p¨²blicamente de no haber reacccionado a tiempo (estas cosas suelen ocurrir muy r¨¢pidamente y. el factor sorpresa traiciona siempre nuestra capacidad de reacci¨®n y nuestra adultez, al menos en mi caso); deber¨ªa haberme acercado al conductor y explicarle que ni el chico ni nadie de los usuarios ten¨ªamos que sufr su mala educaci¨®n ni su agotamiento, si era ¨¦se el motivo de su paroxismo. Quiz¨¢ mis canas le hubieran hecho reaccionar y volver del estado de energ¨²meno al de ser racional. De todas formas, y aun a sabiendas de que lo mejor hubiera sido llamarlo al orden en ese mismo momento, creo mi deber denunciar semejante conducta p¨²blicamente, y as¨ª lo hago llegar a la empresa Llorente.Nuestros hijos est¨¢n demasiado expuestos a la violencia y a la agresividad reinantes como para que una vez que uno de ellos es exquisitamente correcto y due?o de s¨ª se le haga v¨ªctima de semejante agresi¨®n infundada (todas las agresiones lo son) y se le inculque un poco m¨¢s la espiral de la violencia ciega.
La matr¨ªcula del autob¨²s era M-7780-PH1 y la l¨ªnea, la 657.
Me comenta la amiga con la que voy que estos conductores est¨¢n sometidos a una sobrecarga de trabajo que a veces llega a 12 horas seguidas, y eso les hace estar tan agotados. Me dice que ella conoce a ¨¦ste en concreto y es un buen chico al que nunca le hab¨ªa visto "perder los papeles" de esa forma, pero que el exceso de trabajo y la tensi¨®n de la conducci¨®n en Madrid... Lo admito, y sirva esto de queja y denuncia de este, hecho tambi¨¦n.-
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