Un viernes con dos estrenos

Viernes muy interesante el de la ¨²ltima semana de febrero: por la tarde, la ONE, con G¨®mez Mart¨ªnez a su frente y la soprano griega Marussa Xini estrenaron en Madrid las Canciones espa?olas de Mart¨ªnez Palomo (C¨®rdoba, 1938) y por la noche, el Cuarteto Borodin y la Filarm¨®nica de Londres, dijigidos por Paavo Ber glund (Helsinki, 1929) ofrecieron el Concierto para cuarteto y orquesta, de Bohuslav Martinu (Bohemia, 1890-Suiza, 1959).Formado en Barcelona con Joaqu¨ªn Zamacois, Lorenzo Mart¨ªnez Palomo orient¨® sus pasos hacia la direcci¨®n y en 1964 era ya asistente del Liceo, puesto que desempe?a en la ¨®pera de Berl¨ªn (Kaiserstrasse) con Jes¨²s L¨®pez Cobos, primero, y al lado de Fr¨¹hbeck de Burgos, despu¨¦s. Sin embargo, no ha desertado de la composici¨®n, con obras importantes como el ballet La leyenda del monte Banhkay y en las canciones escritas a instancia de Montserrat Caball¨¦. Son las que orquestadas hemos conocido ahora tras la gran acogida que obtuvieron en la capital alemana.

Inspiraci¨®n

Los textos de Duyos, Baldrich, Guerau, De Liost, an¨®nimos, de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y Antonio Gala responden a ciertas constantes de inspiraci¨®n que permite, a pesar de la diferencia de tiempo, autor y, a veces, de lengua, un tratamiento unitario. Es lo que ha hecho con pulso seguro Mart¨ªnez Palomo a partir de una decidida voluntad. cantable, muy definida aun cuando no practique f¨®rmulas mel¨®dicas recortadas, sino una fluencia lineal. que sigue los pasos de la palabra po¨¦tica. Cant¨® muy bien la joven soprano ateniense Marussa Xini, que ha debido vencer las dificultades de la lengua en una obra que es sustantivamente espa?ola, aunque no caiga en el menor exceso pintoresco. G¨®mez Mart¨ªnez y la ONE colaboraron excelentemente y el ¨¦xito fue notable.

La Filarm¨®nica de Londres, que no debe confundirse con la Real Filarm¨®nica, bajo la direcci¨®n de Berglund, y con la admirable intervenci¨®n del Cuarteto Borodin, lograron una gran acogida para el Concierto de cuarteto y orquesta, de Martinu, estrenado en 1932. Conocemos deficientemente la obra de este compositor checo, el m¨¢s significativo junto a Smetana Dvorak y Janacek. Confesadamente, Martinu hizo del eclecticismo raz¨®n sustancial de su producci¨®n dentro de un estilo general que defini¨® 'un d¨ªa como s¨ªntesis de lo popular, el impresionismo, la polifon¨ªa, renacentista, el contrapunto cl¨¢sico y el barroco italiano. Por encima de todo se alza una personalidad vitalista y moderna, capaz de aportar el frescor sustancial de su inventiva. En l¨ªneas generales, el concierto evidencia la ra¨ªz neocl¨¢sica tan practicada hacia los a?os veinte por tantos m¨²sicos de Europa y Am¨¦rica.