?La 'colombizaci¨®n' de Albania?
Los recientes acontecimientos en Albania son una muestra m¨¢s de la complejidad de]. nuevo panorama. balc¨¢nico, que exige intepretaciones ya muy alejadas del Cl¨¢sico planteamiento de la primera posguerra fr¨ªa basado en la dicotom¨ªa "comunistas-anticomunistas". Por supuesto, un primer an¨¢lisis de este virulento brote de violencia se inscribe en las consecuencias de la guerra de Bosnia, que con el bloqueo internacional a las rep¨²blicas de la ex Yugoslavia afect¨® severarnente a las econom¨ªas de los Estados lim¨ªtrofes: Rumania, Bulgaria y, por supuesto, Albania. Ahora se est¨¢n viendo las censecuencias diferidas de todo ello. Pero la fase final del conflicto bosnio, durante la cual los norteamericanos decidieron una implicaci¨®n directa, consagr¨® a Albania como su cabeza de puente privilegiada en la zona. En consecuencia, se abrieron instalaciones militares (por ejemplo, de aviones esp¨ªa), se hicieron inversiones y se apoy¨® pol¨ªticamente al presidente Berisha. Ello no fue obst¨¢culo para que desde Albania se hiciera todo tipo de contrabando con Serbia. Mientras tanto, desde Italia llega tambi¨¦n abundante ayuda econ¨®mica (Roma deseaba evitar una repetici¨®n de la dram¨¢tica llegada de emigrandes como la que tuvo lugar en Bari, en el verano de 1991).Bajo este ambiente de sobreprotecci¨®n prosperaron todo tipo de negocios turbios en los que, muy posiblemente, se mezcl¨® la Mafia italiana y, posiblemente, otros socios internacionales de la misma. S¨®lo as¨ª se entiende la magnitud que alcanz¨® en Albania el asunto de las pir¨¢mides de inversi¨®n, que anteriormente ya hab¨ªan aparecido y reventado en Rumania, Bulgaria y Rusia (y en los a?os setenta en el Portugal de la transici¨®n). Sin una fuerte inversi¨®n inicial, las pir¨¢mides (o sistema Ponzi) dif¨ªcilmente puede arrancar, por lo que la aparici¨®n del fen¨®meno viene ligado en nuestros d¨ªas al blanqueo de fuertes partidas de divisas provenientes de negocios mafiosos a escala internacional.En Rumania, Bulgaria y Rusia, el inevitable revent¨®n del globo especulativo de las pir¨¢mides dio lugar a esc¨¢ndalos y tensiones pol¨ªticas. Pero en un pa¨ªs peque?o y muy pobre como Albania, en el que adem¨¢s los c¨ªrculos presidenciales aparecen implicados, el asunto ha cobrado unas proporciones catacl¨ªsmicas. A esto debe a?adirse que los albaneses son un pueblo complejo. Ghegs, tosks, kosovares, poseen entramados sociales y culturales diferentes entre s¨ª, que hist¨®ricamente siempre han rechinado o incluso entrado en violenta colisi¨®n. En Albania perviven las estructuras sociales de tipo cl¨¢nico (denominados fis), las deudas de sangre e incluso, en el norte, est¨¢ reviviendo un c¨®digo consuetudinario tan extraordinario como el denominado Canon de Lek Dukaghin, que data del siglo XV. A comienzos de siglo, Albania era el para¨ªso europeo de los antrop¨®logos, y hoy parece que volver¨¢ a serlo, al menos cuando la situaci¨®n se serene un poco.
Ahora se habla del peligro de guerra civil. Pero incluso para eso hay que contextualizar el asunto "a la albanesa". Durante las anteriores experiencias de guerra civil en el pa¨ªs (tras la independencia, en 1912-1913) o durante la II Guerra Mundial, la lucha adquiri¨® una vis fragmentada y desordenada, que mezclaba las consideraciones b¨¦licas con ajustes de cuentas personales o entre clanes. Hoy puede ocurrir algo parecido: un panorama de secuestros y atentados sobre la base de intrincadas colisiones mafiosas, que podr¨ªa recordar lo ocurrido en Colombia. O, a lo peor, una guerra civil larvada, "a la argelina".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.