La terapia de electrochoques vuelve a utilizarse para tratar la depresi¨®n grave
El control del uso mitiga las reservas ante la terapia electroconvulsiva
A punto de cumplirse 60 a?os desde su aparici¨®n, la terapia electroconvulsiva (TEC), m¨¢s conocida como tratamiento por electrochoque o electroshock, sigue provocando opiniones encontradas entre los psiquiatras, favoreciendo que persista su mala imagen popular Sin embargo la aplicaci¨®n (le la TEC est¨¢ ahora mucho m¨¢s restringida y controlada, hasta el punto de que incluso aquellos que no la utilizan reconocen su eficacia en determinados casos. La consecuencia es que el electrochoque, tras varias d¨¦cadas de mala reputaci¨®n, vuelve a utilizarse en determinados tratamientos psiqui¨¢tricos, sobre todo en las depresiones graves.El rechazo tradicional ante la terapia por electrochoque se ha moderado, en primer lugar, porque su aplicaci¨®n est¨¢ muy delimitada. Antonio Ciudad psiquiatra de la cl¨ªnica San Miguel Arc¨¢ngel de Madrid, limita su campo de acci¨®n a "todos aquellos cuadros, tanto psic¨®ticos como afectivos, depresivos o maniacos, en los cuales la sintomatolog¨ªa es grave y requiere un manejo r¨¢pido porque est¨¢ en peligro la vida del paciente". Adem¨¢s, se aplica como terapia de ¨²ltima elecci¨®n: cuando, los pacientes no pueden tomar antidepresivos (embarazadas, enfermos cr¨®nicos, ancianos desatendidos) o no responden a ellos, y cuando es imprescindible una recuperaci¨®n r¨¢pida por existir un alto riesgo de suicidio.
La principal ventaja de la TEC respecto a los f¨¢rmacos antidepresivos (que producen el mismo efecto, pero al cabo de varias semanas) es que su acci¨®n es mucho m¨¢s r¨¢pida; tal y como explica Alfonso Chinchilla, del madrile?o hospital Ram¨®n y Cajal, "la realidad cruda es que los depresivos severos se suicidan, que los f¨¢rmacos de que disponemos tienen un tiempo de latencia que a veces puede ser precioso y que con el electrochoque remiten antes. La prueba es que los pacientes depresivos que han recibido este tratamiento, si tienen un nuevo episodio, lo piden ellos".
Neurotransmisores
Una raz¨®n por la cual no se aplica m¨¢s la TEC, adem¨¢s de que el sofisticado aparato es caro y usarlo requiere cierta formaci¨®n, es que se sabe que funciona, pero no por qu¨¦: "S¨®lo se sabe que hay en el cerebro unas sustancias, llamadas neurotransmisores, relacionadas de alguna manera con la aparici¨®n de trastornos emocionales, y que el electrochoque provoca una, concentraci¨®n masiva de estos neurotransmisores que se asocia con una mejor¨ªa r¨¢pida de los s¨ªntomas, depresivos", reconoce Ciudad.
La efectividad del electrochoque es dif¨ªcil de valorar, porque se utiliza en casos extremos y combinado con la medicaci¨®n, pero sus defensores aseguran que los s¨ªntomas depresivos mejoran en cerca del 85% de casos. Chinchilla resume sus ventajas en que es m¨¢s r¨¢pido y eficaz, acortando el sufrimiento, los costes y el riesgo, y a?ade que aunque sus efectos secundarios son apreciables, remiten con el tiempo. "Hay de masiado prejuicio; honrada mente creo que deber¨ªa ponerse m¨¢s, en los casos m¨¢s severos, y no esperar tanto tiempo dando psicof¨¢rmacos", concluye.
El principal problema que sigue presentando el electrochoque, sobre todo en los enfermos mayores, es que conlleva cierta p¨¦rdida de memoria durante unas semanas. Generalmente, el paciente tiene dificultades para recordar lo sucedido durante su tratamiento y los d¨ªas posteriores, provoc¨¢ndole a veces angustia; si bien en el 95% de los casos se trata de una p¨¦rdida reversible y, en siempre, ce?ida a ese periodo.
Mariano Hern¨¢ndez, secretario general de la Asociaci¨®n Espa?ola de Neuropsiquiatr¨ªa (AEN), se encuentra entre quienes prefieren utilizar otros remedios terap¨¦uticos en lugar de la TEC, aunque reconoce que el electrochoque ya no provoca el rechazo de antes: "En los ¨²ltimos a?os, su aplicaci¨®n se ha concretado y humanizado gracias a la anestesia, el control previo, los requerimientos t¨¦cnicos y ¨¦ticos, el consentimiento informado...". Hern¨¢ndez admite que la mala fama del electrochoque se debe al uso indiscriminado que se hac¨ªa de ¨¦l en el pasado: "El electrochoque en la psiquiatr¨ªa tradicional se usaba much¨ªsimas veces: cuando no se sab¨ªa qu¨¦ hacer, o como m¨¦todo de castigo para pacientes que se adaptaban mal al ambiente hospitalario", y sentencia: "Hasta hace 30 a?os era un m¨¦todo m¨¢s represivo que curativo".
El motivo principal por el cual a¨²n muchos psiquiatras no utilizan la TEC es que reduce la participaci¨®n del enfermo en su tratamiento; sin embargo, el control actual permite la relaci¨®n m¨¦dico-paciente y ha he cho desaparecer los trastornos de la actividad cognitiva (ex presi¨®n, razonamiento, memoria) que se atribuyeron popularmente al electrochoque a trav¨¦s de pel¨ªculas como Alguien vol¨® sobre el nido del cuco o La naranja mec¨¢nica.
Quienes ahora lo recuperan aseguran que las convulsiones son imperceptibles y que el anestesista asegura la respiraci¨®n constante, pero, como dice Ciudad, "han pasado 30 a?os y [la TEC] a¨²n no ha remontado del todo el vuelo, ni siquiera entre los psiquiatras; la gente sigue teniendo una idea muy equivocada del verdadero uso, exclusivamente m¨¦dico, de una terap¨¦utica, extraordinaria". Hern¨¢ndez, por su parte, admite que es necesario, pero que a¨²n ofrece muchas lagunas y se aplica, demasiado alegremente.
La leyenda negra del electrochoque se remonta a sus or¨ªgenes, en los a?os treinta, cuando se trataba de imitar el efecto beneficioso que los ataques epil¨¦pticos ten¨ªan en los depresivos mediante choques insul¨ªnicos y cardiaz¨®licos. A finales de esa d¨¦cada empieza a provocarse la convulsi¨®n mediante electricidad, sin control previo ni anestesia, aplicada en serie a pacientes alineados sobre colchonetas, que como consecuencia de las violentas sacudidas sufr¨ªan fracturas de huesos, dislocaciones, etc¨¦tera. La situaci¨®n se mantuvo parecida hasta la d¨¦cada de los sesenta, cuando el movimiento de la antipsiquiatr¨ªa (que reivindic¨® los derechos de los enfermos psiqui¨¢tricos y abog¨® por terapias alternativas basadas en el trato personal) convirti¨® al electrochoque en la bandera de la represi¨®n social que combat¨ªan.
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