El Supremo revoca la absoluci¨®n de una mujer que dio droga a un hermano por temor a su suicidio
"All¨ª donde el derecho habla del deber ser, el juez debe esforzase por encontrar el ser", "si el derecho pierde de vista que su destinatario es el ser humano, se convierte en un terrible juego con multitud de reglas t¨¦cnicas" indiferentes "al resultado que origine" su aplicaci¨®n. ?stos son algunos de los argumentos en que se bas¨® la Secci¨®n V de la Audiencia de Madrid para librar de la c¨¢rcel a una mujer que hizo llegar a su hermano una papelina de hero¨ªna para evitar que ¨¦ste cumpliese su amenaza de suicidio. El Tribunal Supremo ha revocado ahora esta sentencia y condena a Mar¨ªa Francisca Sierra, de 30 a?os, por un delito contra la salud p¨²blica a la pena de dos a?os, cuatro meses y un d¨ªa.
La condenada visit¨® a su hermano Laureano en junio de 1993 en el hospital penitenciario de Carabanchel. Postrado en la cama, con bolsas de suero enganchadas a sus brazos, Laureano le jur¨® que se quitar¨ªa la vida (en dos ocasiones anteriores lo hab¨ªa intentado) si no ocultaba en una toalla una papelina de hero¨ªna -que le entregar¨ªa en la calle una tercera persona- y se la hac¨ªa llegar.La chica, ajena al mundo de las drogas, accedi¨® al deseo de su hermano. Un funcionario del hospital penitenciario detect¨® la mercanc¨ªa y la joven tuvo que enfrentarse a una petici¨®n del fiscal de tres a?os de c¨¢rcel.
El juicio se celebr¨® en septiembre de 1995. Los jueces de la Audiencia la absolvieron, en una sentencia en la que consideraron que Mar¨ªa Francisca hab¨ªa actuado "por estado de necesidad", convencida de que la amenaza de quitarse la vida formulada por su hermano "era seria, cre¨ªble y avalada por dos intentos de suicido anteriores".
La sentencia destac¨® que, con su il¨ªcita acci¨®n, Mar¨ªa Francisca trat¨® de evitar lo que habr¨ªa sido un "mal mayor", la muerto, de su hermano. Entendiendo la "vida humana" como "el mayor bien jur¨ªdico existente", superior, pues, al mal menor cometido (el da?o a la salud de su familiar).
"Juez programado"
La Audiencia hac¨ªa reflexiones del siguiente tenor en su sentencia absolutoria: "Ciertamente no le corresponde al juez suplantar al legislador. Pero a la hora de aplicar las leyes, s¨ª debe preguntarse por el fin de la norma. (...) Claro que, al actuar as¨ª, el riego de error crece en la medida misma en que crece su ignorancia y en el que le resulta imposible abarcar el mundo entero del derecho y extraer el ¨²ltimo significado del mismo. Pero, de no actuar as¨ª, la pregunta ser¨ªa si hace falta el juez y si no puede ser sustituido con ventaja -asepsia, carencia de opiniones morales y pol¨ªticas diferenciadas, celeridad en el fallo- por un aut¨®mata o ingenio convenientemente programado".
El fiscal, que pidi¨® tres a?os de c¨¢rcel para la acusada en el juicio, decidi¨® recurrir la sentencia ante el Tribunal Supremo. El alto tribunal la ha revocado ahora. Y ha dictado otra, con una condena de dos a?os, cuatro meses y un d¨ªa. Esta sentencia, salvo un indulto, obligar¨¢ a Mar¨ªa Francisca a ir a la c¨¢rcel ya que la pena no permite la remisi¨®n condicional.
"El autor de la sentencia [el ex presidente de la Sala Segunda del Supremo Fernando Cottal ignora el terrible da?o que va a causar a esta chica, que nada tiene que ver con el mundo de las drogas y que si hizo eso fue porque estaba convencida de que su hermano cumplir¨ªa la amenaza", advierte el abogado de la acusada, Juli¨¢n Carlos R¨ªos.
El Supremo viene a decir que no concurre en este caso una situaci¨®n de estado de necesidad. Para que concurra esta eximente completa, el temor y la amenaza deben ser reales, absolutos y ciertos. E interpreta que en este caso no existi¨® una amenaza real, "ni para su persona ni para la integridad f¨ªsica" del hermano.
La sentencia condenatoria aduce adem¨¢s que, con la entrega de esa droga, Mar¨ªa Francisca hubiese "arreglado el tema de forma temporal y no de manera definitiva", pues cab¨ªa la posibilidad de volver a una situaci¨®n similar.
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