Angel de la Rosa se llama
?ngel de la Rosa se llama y es torero. Los aficionados fet¨¦n lo conocen; el p¨²blico orejista, no. Al p¨²blico orejista le suenan los nombres de media docena de figuras -si llegan- y ¨¦sa es toda su ciencia en tauromaquia. Y, sin embargo, ?ngel de la Rosa podr¨ªa estar en ese grupo de cabeza del escalaf¨®n taurino con todo merecimiento. Le sobra torer¨ªa, nadie le tiene que ense?ar nada, menos a¨²n los mandones del escalaf¨®n.Le ocurre a ?ngel de la Rosa lo que a tantos toreros modestos: que apenas contratan y cuando logran vestirse de luces les echan lo que no quiere nadie. Con los bomboncitos que se reserva la ¨¦lite habr¨ªa de ser y se ver¨ªa a d¨®nde podr¨ªan llegar. O dicho al rev¨¦s: con eso que no quiere nadie deber¨ªan medirse las figuras y se ver¨ªa si son capaces de sacarle partido.
Tassara / Bl¨¢zquez, Rosa, Rodr¨ªguez
Toros de Flores Tassara, tres terciados, resto con trap¨ªo, bien armados; inv¨¢lidos; descastados. V¨ªctor Manuel Bl¨¢zquez: bajonazo y rueda de peones (aplausos y saludos); pinchazo hondo delantero -aviso-, 10 descabellos y se tumba el toro (silencio). Angel de la Rosa: cuatro pinchazos, otro hondo descaradamente bajo -aviso- y dos descabellos (aplausos y saludos); pinchazo, otro hondo atravesado, rueda de peones -aviso-, pinchazo hondo trasero y descabello (vuelta). Javier Rodr¨ªguez: nueve pinchazos bajos -aviso-, pinchazo bajo, bajonazo y rueda de peones (silencio); estocada (petici¨®n y vuelta).Plaza de Valencia, 11 de marzo 5? corrida fallera. Media entrada.
?ngel de la Rosa es de los que son capaces. Ayer lo demostr¨®. Le echaron dos toracos descastados en puntas y los tore¨® como su propio nombre indica. No triunf¨® a la postre pero eso fue sencillamente porque no le dio la lana. El triunfo se le escap¨® a Angel de la Rosa en el manejo del estoque. "No tuvo suerte con la espada", suelen decir los revisteros modernos y normalmente no es verdad; es s¨®lo una mentirijilla piadosa. "Malogr¨® su faena a la hora de matar", se?alaban con mayor propiedad los revisteros antiguos. En efecto, a mal logro conduce perfilarse a un lado, no cruzar, tender con ¨¢nimo pusil¨¢nime el acero como quien pincha una aceituna.
El triunfo requiere, efectivamente, irse detr¨¢s de la toledana vaciando seg¨²n mandan los c¨¢nones del volapi¨¦. Un espectador de sol se lo advirti¨® a ?ngel de la Rosa mientras cuadraba a su primer toro: "?La que mata es la izquierda!" Y pues no le hizo caso -la izquierda, en vez de echar abajo la muleta para que humillara el toro se la sub¨ªa a la altura de los ojos- lo que pudo ser apote¨®sica r¨²brica de una faena importante qued¨® en palmas de consolaci¨®n.
La corrida no fue f¨¢cil. La corrida, de una invalidez desesperante, estaba descastada. Ning¨²n toro sac¨® codicia, ninguno nobleza. El que m¨¢s, topaba o sal¨ªa distra¨ªdo de las suertes. V¨ªctor Manuel Bl¨¢zquez pech¨® con semejante categor¨ªa de mulos y no hizo reserva alguna de generosidad y entrega para sacarles unas faenas que no merec¨ªan.
Igual le sucedi¨® a Javier Rodr¨ªguez frente al tercero, que en una de sus ciegas embestidas le lleg¨® a arrollar. El sexto toro result¨® ser la excepci¨®n. Boyante en el ¨²ltimo tercio, admit¨ªa el toreo de filigrana y Javier Rodr¨ªguez lo sustituy¨® por un masivo despliegue de derechazos aderezados de ciertos ademanes tremendistas, cuando en realidad los instrumentaba fuera-cacho, ligerito, sin quietud y sirvi¨¦ndose de las ventajas que reporta el dichoso pico. Y lo que son las cosas de la vida: en tanto a su toro anterior lo mech¨® a pinchazos, a este sexto lo tumb¨® patas arriba de un estoconazo. Y de poco le dan la oreja.
Habr¨ªa sido un sarcasmo esa oreja estando en el recuerdo las faenas de ?ngel de la Rosa. A estas alturas -a toro pasado- ser¨ªa f¨¢cil pontificar que su lote fue el mejor. Y no hubo tal. Muchas veces los toros son seg¨²n el torero que los toree. Y sucedi¨® que Angel de la Rosa se ech¨® la muleta a la izquierda, adelant¨® el enga?o, se trajo al toro toreado, templ¨® largos y mandones los pases y acab¨® encelando las embestidas descastadas y renuentes. Tres tandas de naturales magn¨ªficamente abrochadas con los de pecho ejecut¨® a cada uno. Tres tandas hondas, emotivas y hermosas. Y el toreo supo a gloria.
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