Gracias y desgracias de las tres gracias
Guionista de fama que ha contribuido en gran medida a realzar con sus textos el talento de Manuel G¨®mez Pereira; amante de un g¨¦nero tan dif¨ªcil como es siempre la comedia, amante del cine cl¨¢sico, sobre todo norteamericano, a Joaqu¨ªn Oristrell s¨®lo le faltaba colocarse tras la c¨¢mara para completar un periplo cinematogr¨¢fico que le ha llevado desde la escritura a destajo y a menudo an¨®nima de series televisivas hasta la producci¨®n.Es ahora, cuando las ficciones que coescribe para G¨®mez Pereira -y en especial El amor perjudica seriamente la salud- han convertido su nombre en famoso incluso fuera de los l¨ªmites de la profesi¨®n, cuando ha decidido hacerlo y, como es norma en ¨¦l, con una comedia deudora de la est¨¦tica, que no de las formas, de la comedia estadounidense de los cincuenta. La historia de tres hermanas. Las Tres Gracias, dedicadas al mundo del espect¨¢culo, que deciden, bajo la atenta mirada y la c¨¢mara de v¨ªdeo del hijo adolescente de la mayor de ellas (Forqu¨¦), darse una gran juerga y de paso tomarle el pelo a los hombres.
?De qu¨¦ se r¨ªen las mujeres?
Direcci¨®n: Joaqu¨ªn Oristrell. Gui¨®n: J. Oristrell, Yolanda Garc¨ªa Serrano, Juan Luis Iborra y Manuel G¨®mezPereira. Fotograf¨ªa: Fernando Arribas. M¨²sica: Joan Vives. Producci¨®n: Boca a Boca, Sogetel, Espa?a-Francia, 1996. Int¨¦rpretes: Ver¨®nica Forqu¨¦, Candela Pe?a, Adriana Ozores, Juanjo Men¨¦ndez, Fran?ois-Eric Gendron, Jordi Bosch, Jorge Sanz. Estreno en Madrid: Capitol, Ciudad Lineal, Espa?a, Palafox, Cristal, Plaza de Aluche y Conde Duque.
Benidorm, una est¨¦tica hortera y ef¨ªmera, el pendoneo nocturno, todo ello en dura pugna con lo que constituye la esencia ¨ªntima -la educaci¨®n, las aspiraciones- de cada una de ellas, son el envoltorio del Filme, y su gu¨ªa, una situaci¨®n ya explotada por Jorge Amado en la escritura, y por Bruno Barreto en el cine, en Do?a Flor y sus dos maridos (y por Robert Mulligan en un mediocre remake norteamericano): el esposo muerto en accidente de la Forqu¨¦, que cultiv¨® en vida una m¨¢s que agitada coexistencia con innumerables amantes, y que s¨®lo se le aparece a ella para recordarle sus limitaciones como ligona descocada. Con estos elementos, y alguno m¨¢s, Oristrell y sus compinches habituales -G¨®mez Pereira, Iborra, Garc¨ªa Serrano- intentan un producto desenfrenado, muy volcado hacia el gag oral, en buena l¨®gica de guionista; pero con debilidades que lo son tanto de escritor como de metteur en sc¨¦ne.
La operaci¨®n no termina de funcionar satisfactoriamente, bien sea porque, realmente, controlar el ritmo de una comedia es un trabajo complejo, no siempre al alcance de un debutante; bien porque el texto de partida no daba mucho de s¨ª. Pero lo cierto es que la pel¨ªcula hace aguas, y s¨®lo algunos momentos de inspiraci¨®n de Forqu¨¦, el oficio de una recuperada Adriana Ozores y ciertos golpes de ingenio verdaderamente brillantes la salvan parcialmente.
Babelia
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