La leyenda de Muhammad Al¨ª, hoy en Canal +
Cuando ¨¦ramos reyes, documental candidato a los Oscar del pr¨®ximo d¨ªa 24 y que estrena hoy Canal + (22.00) al mismo tiempo que las salas comerciales, es un espl¨¦ndido, reflejo de lo que fue bastante m¨¢s que un combate de boxeo el 30 de octubre de 1974 en Kinshasa, capital de Zaire. All¨ª se acab¨® de consagrar no s¨®lo un p¨²gil extraordinario, Muhammad Al¨ª, ex Cassius Clay, tal vez el mejor de todos los tiempos por calidad, personalidad e innovaci¨®n, sino toda una filosof¨ªa del black power. El documental cuenta con la presencia del escritor Norman Mailer y del cincasta Spike Lee.
El documental Cuando, ¨¦ramos reyes (When we were kings), premiado por la cr¨ªtica de Nueva York y Los ?ngeles y muy bien recibido por el p¨²blico norteamericano, es un montaje deslumbrante del personaje m¨ªtico, la tensi¨®n racial y el boxeo, adornados con la m¨²sica de B. B. King, James Brown o Miriam Makeba, que actuaron en el festival programado para acompa?ar el acontecimiento deportivo.Muliaminad Al¨ª, el negro defensor de su raza, y George Foreman, el. condescendiente con el sistema blanco. Al¨ª, el desertor de Vietnam, convertido al islam, bravuc¨®n y charlat¨¢n, y Foreman, que ya anunciaba sus largos a?os de predicador bonach¨®n antes de regresar a imponer su tremenda pegada, aunque siempre correcto, muy educado.
En el fondo, la cruda doble cara del boxeo, que in¨²tilmente trata de justificar la amistad tras un combate cuyo ¨²nico fin es destrozar lo m¨¢s posible al rival.
Pero las leyendas tambi¨¦n tienen un precio, y si Leon Gast, el autor y productor del reportaje, ha tardado m¨¢s de veinte a?os en recuperarlo del ba¨²l de los recuerdos. por problemas econ¨®micos, bien pod¨ªa haberle puesto en su larga hora y media la m¨ªnima etiqueta de su valor real justo con el -paso del tiempo.
El boxeo, por muchas banderas reivindicativas que :se le pongan, lo cuente el escirtor Norman Mailer -que estuvo en Kinshasa- o el director de cine Spike Lee, -que tambi¨¦n opina en el documental-, era y es una barbaridad.
Piltrafa humana
Y Al¨ª, pese a que acab¨® entonces con George Foreman, tras una serie fulgurante de directos aprovechandose del cansancio de un rival demoledor que le tuvo m¨¢s de diez minutos acorralado, es ahora un enfermo de Parkinson pat¨¦tico, como se vio en su actuaci¨®n al encender la llama ol¨ªmpica en Atlanta. Pese a su maravilloso juego de piernas para un hombre de casi cien kilos, de aquellos cientos de golpes que recibi¨® contra las cuerdas, como ante Joe Frazier, como ante otros, Al¨ª es ahora una piltrafa humana.?se es tambi¨¦n el gran resumen de su leyenda, y no hay reivindicaci¨®n hist¨®rica o social en el mundo que lo salve. "Me hace sentir viejo", pudo balbucear Muhammad Al¨ª, de s¨®lo 55 a?os,en la presentaci¨®n del documental el pasado febrero en Nueva York. Se lo tuvieron que llevar poco despu¨¦s.Del combate de boxeo en s¨ª, cuya celebraci¨®n se retras¨® tres semanas por una rotura de ceja de George Foreman, -lo que contribuy¨® a aumentar la parafernalia-, apenas hay unos minutos en el documental. S¨®lo el desenlace.Y sobra la dureza. Como sobra en im¨¢genes magn¨ªficas de Al¨ª en contraste con la seriedad de Foreman: su abrazo al dicta dor Mobutu Sese Seko -cuya gran fotografia al m¨¢s puro estilo preside el combate-, mientras se intercala en pantalla un plato de gusanos, o su verborrea en el hotel, mientras se entrena en el cuadril¨¢tero, algo. ¨²nico, s¨®lo posible en ¨¦l, o haciendo ejercicio- en la carretera, mientras los zaire?os espont¨¢neos gritan a su paso "Al¨ª, boma ye; Al¨ª, boma ye" ("Al¨ª, m¨¢talo; Al¨ª, m¨¢talo").Todo muy edificante tras la emocionada frase inicial de Muhammad a su llegada a Kinshasa: "?frica es la cuna de la humanidad". Al¨ª termina el documental corriendo con los aficionados, mientras se contemplan im¨¢genes del l¨ªder negro Malcolm X y del no menos legendario boxeador Ray Sugar Robinson. Sin embargo, no se ve que su leyenda corre indefectiblemente hacia el Parkinson.
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