La justicia admite la demanda del Estado de Misisip¨ª contra la industria tabaquera
Se abre la v¨ªa en EEUU a las reclamaciones por gastos sanitarios de los fumadores
El Tribunal Supremo de Misisip¨ª ha dado un serio golpe a las aspiraciones de la industria norteamericana del tabaco de evitar la avalancha de demandas interpuestas por los Estados para recuperar parte de los gastos de salud p¨²blica de las enfermedades de los fumadores. Seg¨²n el Supremo, la demanda presentada en 1994 por el responsable de Justicia de Misisip¨ª, Mike Moore, puede seguir su curso, en contra de lo que reclamaban tanto el gobernador del Estado como la industria tabaquera. El fallo respalda a los 21 Estados que est¨¢n en una situaci¨®n semejante.
El fallo del Tribunal Supremo de Misisip¨ª sirve tambi¨¦n de est¨ªmulo a los que a¨²n no han tomado la decisi¨®n, adem¨¢s de suponer un serio rev¨¦s para las empresas del tabaco, como se reflej¨® en la cotizaci¨®n de sus acciones en Wall Street, que cay¨® estrepitosamente.El proceso planteado por Moore comenzar¨¢, como estaba previsto, el 2 de junio. El Tribunal Supremo deb¨ªa decidir sobre dos recursos que trataban de bloquear el proceso, uno del gobernador del Estado y otro de los grupos del tabaco. En el primero de los recursos, el Supremo se enfrentaba a la paradoja de decidir sobre la reclamaci¨®n del republicano Kirk Fordice, que no est¨¢ de acuerdo con la demanda planteada por el responsable de Jusiticia, del Partido Dem¨®crata. Fordice argumentaba que la demanda se plante¨® a sus espaldas y que s¨®lo ¨¦l tiene autoridad para plantear una solicitud de reparaci¨®n de fondos al programa de salud p¨²blica Medicaid. La industria se sumaba a este razonamiento.
Rebajar la victoria
Pero el Supremo, teniendo en cuenta las leyes del, Estado, que dan autoridad a los responsables de Justicia para entablar demandas con independencia de lo que opinen gobernadores, parlamentarios locales y otros organismos, entiende que no debe interferir en el actual curso del proceso y que no es necesaria su acci¨®n antes de que haya un juicio normal, con sus correspondientes recursos si se consideran pertinentes: "Las peticiones no justifican, sencillamente, que este Tribunal intervenga en este momento".
Si el Supremo le hubiera dado la raz¨®n al gobernador, la demanda hubiera visto radicalmente limitado su ¨¢mbito. El enfrentamiento entre el gebernador y el responsable de Justicia es constante. Seg¨²n Mike Moore, Fordice se enfad¨® tanto con su decisi¨®n que le dijo que la demanda "le daba ganas de vomitar".
La industria, que hab¨ªa respaldado al gobernador, ha procurado desestimar la importancia de la victoria jur¨ªdica y psicol¨®gica, se?alando que, como es obvio, el fallo del Supremo no prejuzga el desenlace del proceso que comenzar¨¢ en junio.
En su comentario, el grupo Reynolds, uno de los acusados, se?ala que "la decisi¨®n del Tribunal Supremo de Misisip¨ª de no abordar el m¨¦rito jur¨ªdico de estos asuntos hasta que no se celebre el juicio no supone m¨¢s que una preferencia de procedimiento en favor del tribunal correspondiente. En ¨²ltima instancia, Misisip¨ª no puede ganar esta demanda".
La gane o no, el fallo ha sido muy importante para los Estados que tienen leyes similares a las de Misisip¨ª y en los que el responsable de Justicia tiene autonom¨ªa para interponer demandas en nombre del inter¨¦s p¨²blico. Todo ello no hace sino abrir nuevas y m¨¢s peligrosas trincheras en la guerra contra la anta?o todopoderosa industria del tabaco, que tiene a muy corto plazo una seria amenaza que procede de sus propias filas: el inminente acuerdo entre el grupo Liggett y varios Estados para indemnizarles por los gastos causados por el consumo del tabaco.
C¨¢ncer y enfisema
Misisip¨ª fue el primer Estado que acudi¨® a los tribunales, en mayo de 1994, para reclamar a la industria 940 millones de d¨®lares (140.000 millones de pesetas) en concepto de da?os y perjuicios ocasionados a la salud p¨²blica por los cuidados m¨¦dicos de enfermos de c¨¢ncer de pulm¨®n, enfisema y complicaciones cardiacas.
En los dos a?os y medio posteriores, 21 Estados m¨¢s siguieron el mismo camino con el mismo argumento: fumar enferma y mata a millones de personas, los fabricantes deben pagar parte de esta factura. El Estado de Nueva York, que plante¨® su reclamaci¨®n en enero, la justific¨® se?alando que en 1996 los seguros privados y el presupuesto p¨²blico de Medicaid gastaron 2.600 millones de d¨®lares (377.000 millones de pesetas) en tratamiento de enfermedades relacionadas con el tabaco.
Clinton ha dado v¨ªa libre a m¨¢s duras medidas contra la venta de tabaco a menores. Se podr¨¢ pedir el carn¨¦ a los menores de 27 a?os.
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