Memoria del holocausto gitano
El presidente alem¨¢n rinde homenaje a las 'otras' v¨ªctimas de los campos de exterminio nazis
Un centro cultural y de documentaci¨®n, que recuerda la persecuci¨®n de los gitanos, durante el nazismo, se inaugur¨® ayer en la ciudad de Heidelberg, en el sur de Alemania, con asistencia de la m¨¢xima autoridad del Estado, el presidente federal Roman Herzog, quien rindi¨® un homenaje a este grupo ¨¦tnico. Los gitanos todav¨ªa hoy sufren discrimina ci¨®n y medio mill¨®n murieron en los campos de exterminio.Los gitanos en Alemania se llaman sinti y roma, seg¨²n su origen. Los sinti proceden de Asia, tal vez de Pakist¨¢n, y llegaron a Centroeuropa a las actuales Austria y Alemania, en los siglos XIV y XV. Ya entonces los sinti hu¨ªan de la persecuci¨®n ante los conquistadores isl¨¢micos. Los roma llegaron a Alemania en el siglo XIX, procedentes del sur y este de Europa. La persecuci¨®n contra los gitanos en Alemania no fue producto de la casualidad, y as¨ª se encarg¨® de recordarlo ayer en Heidelberg el presidente Herzog. Explic¨® el presidente que las leyes sobre la raza del 3 de enero de 1936, que pasaron a la historia como la legislaci¨®n racista de Nuremberg, ya aplicaban a los gitanos, el mismo trato que a los jud¨ªos. El ministro de Justicia Thierack anot¨® en 1942: "Jud¨ªos y gitanos deben ser por antonomasia aniquilados".
Seg¨²n Herzog, "el propio Hitler orden¨® a Himmler la deportaci¨®n sin excepciones de todos los s¨ªnti y roma a los campos de aniquilamiento".
El centro de documentaci¨®n dedica parte de sus instalaciones al recuerdo de esta tr¨¢gica historia de los gitanos. Desde el pasado burgu¨¦s de los gitanos de antes de la guerra, al ejercicio de sus profesiones o como soldados del imperio alem¨¢n en la 1 Guerra Mundial. Luego, con el nazismo en el poder, vino la discriminaci¨®n primero en la profesi¨®n, luego la persecuci¨®n, la deportaci¨®n y, al final, el exterminio.
El llamado decreto de Auschwitz del jefe de las SS Heinrich Himimer, del 16 de diciembre de 1942, supuso una especie de soluci¨®n final para los gitanos. Decenas de miles, procedentes de 11 pa¨ªses de Europa dominados por la Alemania nazi, sufrieron la deportaci¨®n. Medio mill¨®n fueron exterminados.
El campo de los gitanos en Auschwitz y su instalaci¨®n industrial para el exterminio en Birkenau fueron el destino final de decenas de- miles de gitanos. Los nombres de 22.000, que entraron en el ¨²ltimo de los grandes transporte! de gitanos a Auschwitz, aparecen en las paredes del centro de documentaci¨®n a lo largo de tres pisos. S¨®lo uno de cada 10 sobrevivi¨®. Los testimonios de los supervivientes sirven para documentar la tragedia. No deja de lado el centro la referencia a que muchos de los asesinos, por sus propias manos y los que mataban desde las mesas de los despachos de la, administraci¨®n p¨²blica alemana, pudieron continuar sus carreras en el ejercicio de la medicina, la justicia o en los cuerpos de seguridad.
El centro de Heidelberg se construy¨® con fondos del Gobierno federal, 10,3 millones de marcos (865 millones de pesetas), en un hermoso edificio de unos 200 a?os de antig¨¹edad, situado en la parte vieja de esta tradicional ciudad universitaria alemana. Empresas alemanas de renombre, entre ellas algunas de las que en su d¨ªa no le hicieron ascos a aprovecharse del nazismo, contribuyeron con aportaciones. al centro cultural y de documentaci¨®n, que dirige el Consejo central de los gitanos alemanes, fundado -en 1982. Este organismo, similar a -otro del mismo nombre de los jud¨ªos, se encarga de defender los intereses de los gitanos, que todav¨ªa se encuentran muy lejos de haber recibido las reparaciones por los da?os sufridos.
Herzog calific¨® de "barba ridad de dimensiones monstruosas" lo ocurrido con los gitanos bajo el r¨¦gimen nazi y a?adi¨® que la matanza "tambi¨¦n da testimonio de que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n no es taba dispuesta ni en condiciones de garantizar su seguridad". Reconoce el presidente alem¨¢n que los prejuicios con tra los gitanos. sobrevivieron en la Alemania de la posguerra y se extendieron en dependen cias administrativas y tribuna les de justicia. A fines de los 70, seg¨²n Herzog, se advierte . un cambio de tendencia, "pero con certeza todav¨ªa hoy no he mos llegado a la meta". La m¨¢xima autoridad alemana lo dijo con claridad: "Los sinti y roma alemanes nos pertenecen y con su cultura especial enriquecen nuestro pa¨ªs". Ahora, s¨®lo falta que las palabras se hagan realidad.
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