La resistencia
Desde que el PNV aprob¨® su ya famoso documento sobre la pacificaci¨®n, el escenario vasco se est¨¢ trastocando con ventaja para los terroristas. Y entre el rosario de signos que lo demuestran destaca el m¨¢s reciente de las infundadas acusaciones de torturas con motivo de la detenci¨®n flagrante de un asesino terrorista. Todo lo cual parece significar un radical cambio de alianza por parte del PNV, que de sostener la Mesa de Ajuria Enea, compartir con el PSOE el tripartito de Vitoria y apoyar la investidura de Aznar (m¨¢s tarde subrayada con el sonoro abrazo de Sondica), ha pasado a suscribir la definici¨®n de la realidad que impone KAS, como si se propusiese reeditar alguna especie de coalici¨®n abertzale o frente nacional.En efecto, en sus declaraciones a Le Monde, Arzalluz acusaba de lepenismo al entorno de Aznar. Pero si hay que buscarle alg¨²n paralelo espa?ol al franc¨¦s Frente Nacional, parece m¨¢s l¨®gico encontrarlo cerca de Arzalluz, en la propia coalici¨®n neonazi autodenominada Herri Batasuna. Pues al igual que el Gobierno franc¨¦s est¨¢ lepenizado, aceptando la definici¨®n de la realidad que dicta el Frente Nacional (lo que explica la xen¨®foba Ley de Inmigraci¨®n propuesta por Jupp¨¦), tambi¨¦n el PNV parece lepenizado, como si fuera v¨ªctima de un s¨ªndrome de Estocolmo por su secuestro moral a manos de ETA. De ah¨ª que obedezca su misma estrategia ret¨®rica, asumiendo como propias las definiciones de la realidad que impone KAS.?C¨®mo explicar este giro copernicario? Sin descartar alg¨²n tacticismo negociado con vistas al cupo vasco, la mayor parte de los an¨¢lisis aducen razones electoralistas. Al igual que la Iglesia vasca se muestra comprensiva con el terrorismo intentando recuperar una feligres¨ªa cada vez m¨¢s secularizada, tambi¨¦n el nacionalismo democr¨¢tico, al darse cuenta de que pierde clientela, coquetea con la ret¨®rica terrorista esperando captar o retener a los votantes m¨¢s impresionables. Esta raz¨®n electoralista, a la caza del voto joven fascinado por ETA, es la misma que tambi¨¦n explica el incre¨ªble cinismo de que hacen gala EA o IU cuando siguen el juego de KAS. Y es que: ya estamos en plena precampa?a electoral para el Parlamento vasco, a la vista de que el papel pol¨ªtico de Mayor Oreja ha subido y amenaza con disputar al PNV la primac¨ªa del mayoritario voto moderado. Pero cabe dudar de que les salgan bien las cuentas, pues los votos que gane el PNV a costa de: HB, IU o EA, dif¨ªcilmente compensar¨¢n los que pierda en, favor de un PSOE en v¨ªas de descontaminaci¨®n y sobre todo de un PP impecablemente liderado por Oreja.
No obstante, de poco sirve recriminar al PNV, reproch¨¢ndole sus irresponsables contradicciones y su dejaci¨®n de autoridad como partido vertebrador y gobernante. Cuantos m¨¢s, ataques reciba de Madrid, m¨¢s reforzado se sentir¨¢ el PNV en su papel de supuesta resistencia antiespa?ola, que es el falso mito que le sirve de coartada autojustificatoria. Por el contrario, en lugar de insultarle habr¨ªa que derrochar la suficiente inteligencia emocional como para poder reconfortarle: hasta lograr que el PNV aprenda a resistir de verdad: pero resistir contra ETA, que es quien. le sitia y acecha amenazando someterle, y no contra Madrid, que s¨®lo desear¨ªa. poder delegar en las autoridades de Vitoria toda la responsabilidad.
Pues es de aqu¨ª de donde arranca el problema: de la impotencia que experimenta el PNV para desarrollar y liderar la resistencia contra el nazisrno de ETA. Como la lucha antifranquista no la protagoniz¨® el PNV sino ETA, hoy, aqu¨¦l se siente deslegitimado ante ¨¦sta. Lo cual explica tanto el complejo de inferioridad. del PNV como el resentimiento de los radicales, que no le perdonan (al igual que le sucede al PCE respecto al PSOE) haber rentabilizado pol¨ªticamente una resistencia antifranquista que no protagoniz¨® nunca. De ah¨ª la debilidad del PNV ante ETA, que le lleva a poner la otra mejilla como muestra de acatamiento a su definici¨®n de la realidad.
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