Una "garganta profunda" pasa notas del espionaje franc¨¦s contra los gaullistas
?Qui¨¦n es El Cuervo? ?Cu¨¢l es su objetivo? Esas dos preguntas obsesionan al juez Eric Halphen, que investiga la presunta financiaci¨®n ilegal del partido gaullista; a Yves Bertrand, director de los Reinseignements G¨¦n¨¦raux (RG, el servicio de espionaje pol¨ªtico), y al Gobierno franc¨¦s. El juez recibe, desde hace a?o y medio, mensajes del an¨®nimo Cuervo, con copias de informes de los propios RG. Siempre son pistas para avanzar en la investigaci¨®n. Por el momento, lo ¨²nico claro es que el cuervo tiene acceso a los papeles m¨¢s secretos de los RG, que su juego es muy peligroso, que es audaz y que est¨¢ divirti¨¦ndose.
Yves Bertrand, el director del servicio de espionaje pol¨ªtico los RG, se siente v¨ªctima de "un manifiesto intento de desestabilizaci¨®n, cuyos ingredientes son la delaci¨®n y el anonimato"'. Bertrand tiene razones para preocuparse. Las notas de El Cuervo podr¨ªan acarrearle un procesamiento por falso testimonio o por obstaculizar una investigaci¨®n judicial, ya que los an¨®nimos de la singular garganta profunda indican que minti¨® ante el juez.Est¨¢n en juego cosas muy serias. La propia supervivencia de los RG, para empezar: son muchos los que creen que en un pa¨ªs como Francia no es necesario espiar constantemente a todos los partidos y organizaciones sociales y econ¨®micas, en pie de igualdad con los grupos extremistas o las sectas. Pero, sobre todo, El Cuervo se dedica a tutelar la investigaci¨®n judicial sobre un partido, la Reagrupaci¨®n para la Rep¨²blica (RPR), fundado por el hoy presidente Jacques Chirac. El sumario del juez Halphen podr¨ªa acabar alcanzando lo hasta ahora inalcanzable: la c¨²spide de la Rep¨²blica.
La palabra francesa corbeau (cuervo) define, adem¨¢s de un ave, a una persona sin escr¨²pulos. El Cuervo ha utilizado en ocasiones ese t¨¦rmino para definirse a s¨ª mismo: "Quiz¨¢ se pregunte usted '?por qu¨¦ no lo esencial?'. ?Pero tiene ¨¦l lo esencial? Ya es hora de que los cuervos regresen a buscar grano en los campos cenagosos de la pol¨ªtica". Esa frase corresponde a una nota recibida por el juez Halphen el pasado 14 de febrero. En el colmo de la audacia, El Cuervo no envi¨® la nota por correo, sino que la prendi¨® en el limpiaparabrisas del coche particular del juez.
Pistas indirectas
Efectivamente, El Cuervo nunca ha dado pistas esenciales o directas. Se ha limitado a prestar indicaciones y a filtrar notas blancas (sin encabezamiento ni firma) utilizadas por los RG. La mayor¨ªa de esas notas blancas hab¨ªan sido redactadas, entre 1993 y 1995, por la comisaria Brigitte Henri, en aquella ¨¦poca encargada de las investigaciones financieras. Henri, seg¨²n se trasluce de las notas que envi¨® a su director, Yves Bertrand, y al entonces ministro del Interior, Charles Pasqua (nadie m¨¢s que ellos dos, en teor¨ªa, pod¨ªa leerlas), lleg¨® mucho m¨¢s lejos que el juez en su investigaci¨®n sobre las finanzas de los chiraquistas. Las notas blancas hablaban, por ejemplo, de unas supuestas cuentas, abiertas bajo la clave CLEO, en la sucursal del Arab Bank en Z¨²rich (Suiza). Halphen ha recogido testimonios sobre esas cuentas, presunto epicentro de la caja negra gaullista, pero nunca ha podido confirmar su existencia.Algunos creen que El Cuervo es el propio Charles Pasqua, un aut¨¦ntico especialista en conspiraciones y redes secretas desde su ni?ez como correo de la resistencia antinazi. Pasqua ha sido marginado por Chirac, a causa de su apoyo al ex primer ministro Edouard Balladur en las elecciones presidenciales, pero el estilo de El Cuervo no se corresponde con el del bar¨®n gaullista. ?Y la propia comisaria Henri? Tampoco: ha sido desterrada a Bruselas, sin despacho ni funciones, y las notas siguen llegando.
El juez Halphen ya ha interrogado por dos veces al director de los RG. Bertrand, obligado al silencio por su cargo, ha alegado constantemente que las notas blancas no se archivan y que, por tanto, no puede colaborar en la investigaci¨®n. Pero est¨¢ claro que alguien s¨ª ha archivado esas notas, y se las va haciendo llegar al juez Halphen con mensajes jocosos ("Pronto a?o y medio, c¨®mo pasa el tiempo") y menciones al sumario y a la vida privada del propio juez que demuestran dos cosas: que El Cuervo sigue al d¨ªa la investigaci¨®n y que Halphen es espiado por los servicios secretos.
El abogado de una de las personas implicadas en el sumario ya ha pedido el procesamiento de los esp¨ªas Bertrand y Henri, por obstaculizar la acci¨®n de la justicia. Mientras, El Cuervo sigue volando.
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