"EI PNV est¨¢ en una encrucijada ante la sociedad vasca"
Joseba Arregi, ex consejero de Cultura con Carlos Garaikoetxea y Jos¨¦ Antonio Ardanza, se ha convertido en un referente intelectual dentro del PNV. Su libro Euskadi invertebrada encierra una de las reflexiones m¨¢s exigentes de los ¨²ltimos a?os sobre el nacionalismo vasco. La voz y la opini¨®n de Arregi (Andoain, Guip¨²zcoa, 1946) contrasta con el tono y el mensaje con los que suelen expresarse los representantes oficiales de su partido. Doctor en Teolog¨ªa y parlamentario vasco, que estudi¨® como Arzalluz en Alemania, hace autocr¨ªtica y aboga por un proyecto nacionalista m¨¢s integrador.Pregunta. ?A qu¨¦ se debe ese perfil crispado, hosco y airado que muestran casi permanentemente los portavoces del PNV?
Respuesta. Al PNV le est¨¢ sucediendo un poco lo que a todos. Yo creo que aqu¨ª y en otros pa¨ªses hay en los partidos una situaci¨®n de desorientaci¨®n, la sensaci¨®n de que estamos metidos en un cambio tremendo y no sabemos a d¨®nde nos conduce. En el futuro va a ser necesario otro tipo de pol¨ªtica y de discurso y nadie tiene la clave. A un partido nacionalista como es el m¨ªo esto le afecta doblemente.
P. ?Se refiere a ese futuro incierto cuando afirma en su libro que el PNV se encuentra en una encrucijada, o lo que le pide: es que aclare qu¨¦ es lo que propone para el Pa¨ªs Vasco?
R. Aunque veo elementos de crisis que se dan en otras partes, en este caso quiero decir que est¨¢ en una encrucijada muy concreta respecto a la sociedad vasca. Hay una carga tradicional de lo que se puede llamar la comunidad nacionalista que es fruto de la propia historia del PNV, y hay una sociedad que en buena parte no comulga con sus principios; y hay, adem¨¢s, unos planteamientos nacionalistas que, arrog¨¢ndose la representaci¨®n del nacionalismo en su conjunto, han tirado por el camino de la violencia y el terrorismo. Por un lado, el PNV sabe que de cara al futuro tiene que buscar la cohesi¨®n, la integraci¨®n de la sociedad, y para eso tiene que hacer un discurso que sea v¨¢lido no s¨®lo para la comunidad nacionalista, sino para el conjunto de los vascos; por otro lado, no quiere que se vaya enquistando un gueto que sigue molestando mucho, porque tiene la capacidad y la determinaci¨®n de matar; y al mismo tiempo, no quiere renunciar a su propia ideolog¨ªa. El PNV quiz¨¢ est¨¢ queriendo varias cosas simult¨¢neamente y no termina de encontrar la f¨®rmula m¨¢gica que permita plantear todas las cosas sin que haya contradicciones.
P. ?Qu¨¦ opina sobre el discurso que parece dominar en su partido respecto a la violencia?
R. Detr¨¢s de ¨¦l late la preocupaci¨®n de que no podemos continuar con esta lacra perpetuamente. Hay una rebeli¨®n honesta y acertada. Se da tambi¨¦n la percepci¨®n de que el nacionalismo no tiene libertad de movimientos mientras siga existiendo la violencia. Si alguien se siente maniatado por el terrorismo es el propio nacionalismo. Por eso existe la necesidad de que esto acabe cuanto antes, de buscar una salida. Tambi¨¦n es correcto decir que este tipo de fen¨®menos terminan, m¨¢s tarde o m¨¢s temprano, con alg¨²n tipo de di¨¢logo. Eso s¨ª, dentro del partido puede haber distintas percepciones, que el propio documento aprobado por el EBB [la direcci¨®n del PNV] reconoce.
P. ?No cree que la urgencia y el apasionamiento est¨¢n contraindicados para abordar una cuesti¨®n tan enquistada como ¨¦sta?
R. Vivimos demasiado en la pelea dial¨¦ctica de acusaciones y respuestas, reproch¨¢ndonos qui¨¦n fue el primero en incumplir el Pacto de Ajuria Enea o si uno subraya s¨®lo lo que le conviene y se olvida del resto. Ha habido una tentaci¨®n por parte del Ministerio del Interior y del PP de negar la condici¨®n de dem¨®crata al PNV porque plantea determinadas cosas. Ser¨ªa bueno que tuvi¨¦ramos capacidad para reconocer que quiz¨¢ en esto hemos ido demasiado lejos o que no hemos estado demasiado afortunados; pero tambi¨¦n que se diera en la otra parte.
P. Sin embargo, no parece que la de reconocer errores y rectificar sea la virtud preferida de su partido...
R. Ser¨ªa necesario tranquilizarse de una parte y de otra y buscar soluciones conjuntas. Nosotros quiz¨¢ tendr¨ªamos que hacer ese esfuerzo de reconducir el vocabulario, clarificando lo que se quiere decir.
P. Aun aceptando, como dice el Pacto de Ajuria Enea, que existe un "contencioso pol¨ªtico" con el Estado, ?no cree que puede resultar contraproducente pretender resolverlo al mismo tiempo que el "problema" que plantea una minor¨ªa que impugna la democracia mediante la violencia?
R. Eso es cierto. Los nacionalistas dem¨®cratas corren el riesgo de que cualquier planteamiento que hagan se vea ensuciado por la estrategia de los violentos. Pero, por otra parte, tendr¨ªamos que hacer un esfuerzo para, como en el caso de los presos de ETA, no poner tantos huevos en la cesta del posible chantaje de ETA. Entre todos le facilitamos las cosas porque, al final, cualquier cosa puede ser aprovechada para sus intereses. ?No es posible avanzar en el tema de los presos, de una humanizaci¨®n de la pol¨ªtica penitenciaria? ?Por qu¨¦ tenemos que dejar esto y otras cosas en manos de ETA, de lo que pueda pensar o hacer?
P. Al igual que otros, usted sostiene que la de ETA es una ruptura irreversible con el nacionalismo tradicional. Pero da la sensaci¨®n de que el PNV se siente incompleto si no recupera a ese sector y de que con ¨¦l hace incluso m¨¢s esfuerzos de acercamiento que con los escindidos de Eusko Alkartasuna.
R. Creo que hay razones serias para defender esa interpretaci¨®n. Mirando toda la historia del PNV, lo que le caracteriza es su trayectoria de sujeci¨®n a la ley y participaci¨®n institucional cuando ha habido marcos democr¨¢ticos que lo han permitido. ETA rompe tajantemente con esa tradici¨®n. Ahora bien, la aspiraci¨®n sentimental a que todos los nacionalistas estemos juntos funciona dentro de mi partido; y quiz¨¢ con mayor fuerza ante la percepci¨®n de que los , partidos estatales est¨¢n hoy fuertes. Es muy dif¨ªcil que el nacionalismo pueda permanecer unido en el momento en que comience a concretar su proyecto en un programa pol¨ªtico. Todos los partidos s¨®lo pueden mantenerse a partir de permitir en su interior unas diferencias de planteamiento a veces muy sustanciales.
P. ?Pero no le parece una pol¨ªtica errada ahuyentar una posible clientela electoral amplia por el incierto empe?o de atraer a los descarriados?
R. Esa sensaci¨®n es real y algunos la viven en el PNV con cierto desgarro. Se ve claro que para construir la sociedad vasca hay que abrirse, acercarse a ese centro sociol¨®gico que quiz¨¢ no forma parte de la comunidad nacionalista. Apostar a ganar por un lado lleva a perder por otro.
P. Pero la indefinici¨®n es quiz¨¢ peor. No se sabe si el PNV apuesta por el Estatuto, el pacto con la Corona, el soberanismo, la independencia o la reintegraci¨®n foral.
R. Pues s¨ª. Yo creo que estamos en ese momento cr¨ªtico de buscar nuevas formulaciones; por eso utilizamos todas y no terminamos de encontrar la adecuada. Me preocupa que la omnipresencia de la violencia no nos permita reflexionar m¨¢s, y con un poco m¨¢s de distancia, sobre esta cuesti¨®n.
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