Un buen d¨²o melodram¨¢tico
Jos¨¦ Luis Garci inici¨® hace un par de a?os, con la Canci¨®n de cuna de Mart¨ªnez Sierra, una trilog¨ªa de traslaciones a la pantalla de melodramas del teatro espa?ol de este siglo, que ahora prolonga en una versi¨®n poco fiel de La herida luminosa de Josep Maria de Sagarra, y que quiere culminar con El abuelo de P¨¦rez Gald¨®s. Cine por tanto meditado y hecho contra la riada de pel¨ªculas (ceros a la izquierda que quieren multiplicarse en ceros a la derecha) de la modernez. Aunque s¨®lo fuese por esto, estamos ante un trabajo saludable. En la (probablemente compleja y laboriosa) reescritura para la pantalla del c¨¦lebre drama de Sagarra, Garci ha elegido sencillez y concisi¨®n m¨¢ximas, lo que ha convertido a la pel¨ªcula en esquema de un texto (o pretexto) esc¨¦nico no esquem¨¢tico; y se agradece esa su reducci¨®n, porque tal achicamiento obedece a un calculado esfuerzo de naturalizaci¨®n del compulsivo conflicto ¨ªntimo representado, que as¨ª es conducido (sobre todo en la escena de cumbre) a la -m¨¢s audible en la pantalla que el grito- media voz.
La herida luminosa
Direcci¨®n: Jos¨¦ Luis Garci. Gui¨®n: H. Valc¨¢rcel y Garci. Fotograf¨ªa:R. P¨¦rez Cubero. M¨²sica: M. Balboa. Decorados: Gil Parrondo. Espa?a, 1997. Int¨¦rpretes: Fernando Guill¨¦n, Mercedes Sampietro, Julia Guti¨¦rrez Caba, Mar¨ªa Massip, Neus Asensi, Beatriz Santana y Cayetana Guill¨¦n. Madrid: cines Lido, Acte¨®n y Renoir.
Y con dominio de la mirada y aires de patetismo bien aguantado, en casi susurro, la pel¨ªcula alcanza delicados, suaves momentos conmovedores, sobre todo aqu¨¦llos donde se produce un encaramiento. entre el padre y la hija (antagonistas a la deriva de un oculto enamoramiento mutuo roto), admirable compuestos por (padre e hija tambi¨¦n fuera de la pantalla) Fernando y Cayetana Guill¨¦n. En esos d¨²os (que tal vez por eso saben a poco) ambos vibran y nos hacen por contagio vibrar, sobre todo Guill¨¦n hija, que borda primorosamente y hace rebosar u, no f¨¢cil de llenar, esquema melodram¨¢tico.
La fuerza emocional que expulsan estos encaramientos reduce a comparsa a todo lo que queda fuera de ellos y acartona a Mercedes Sampietro y, sobre todo, a Julia Guti¨¦rrez Caba y Beatriz Santana, personajes que piden m¨¢s desarrollo del que obtienen en un gui¨®n que pod¨ªa c¨®modamente hab¨¦rselo dado, ya que se extiende en exceso en los contrapuntos de las sirvientas, Mar¨ªa Massip y Neus Asensi, que crean demasiadas dilaciones (algunas s¨®lo descriptivas), por lo que son prescindibles o cuando menos achicables.
Y estas cojeras impiden mayores alcances a un filme esmerad¨ªsimamente rodado, de secuencia precisa y compuesta con elegancia, que mantiene buen tono medio y se dispara hacia arriba en los encuentros padre-hija, que humedecen y vivifican la pantalla.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.