Uno y distinto

Siempre se cae en la tentaci¨®n de preguntar al director de la Academia por el poder real que tiene esta instituci¨®n en la evoluci¨®n del idioma. "La Academia no es m¨¢s que un notario de los usos idiom¨¢ticos y trata de recomendar aquellos en los que la comunidad de hispanohablantes ha estado m¨¢s de acuerdo y que, por tanto, considera m¨¢s correctos", afirma.?Hace falta, pues, mantener una unidad? "En efecto, una unidad y no una uniformidad. Nuestro idioma est¨¢ tan extendido por tantos kil¨®metros cuadrados y tantos millones de hablantes que tender¨ªa inevitablemente a dispersarse. Tiene, por una parte, la fuerza de la demograf¨ªa y a la vez comparte unas infraestructuras comunes y puede servir de base a un comercio com¨²n, cultural, econ¨®mico y laboral". El idioma es, desde esta perspectiva, el v¨ªnculo, el gran basamento de la comunidad espa?ola. "La Academia est¨¢ para dar unidad al idioma, que puede ser uno y distinto. Una misma partitura, como la lengua espa?ola, se puede tocar de distintas maneras en M¨¦xico, en Soria o en Andaluc¨ªa. El diccionario es el c¨®digo del que todos participamos, y por eso la Academia tiene que trabajar para que sea reconocido como tal c¨®digo".